PERIODISMO FEMINISTA

Osadía, independencia, valentía y otras lecciones de Carmen de Burgos para las periodistas de hoy

Colombine fue la primera corresponsal de guerra y la primera mujer periodista contratada en una redacción española

Este es el retrato de Carmen de Burgos que formará parte de la galería de ateneístas ilustres del Ateneo de Madrid.

Este es el retrato de Carmen de Burgos que formará parte de la galería de ateneístas ilustres del Ateneo de Madrid. / Imagen cedida por el Ateneo de Madrid

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

Periodista, escritora, intelectual reconocida internacionalmente: Carmen de Burgos 'Colombine' nació en 1867 para abrir ventanas, levantar alfombras y derribar techos de cristal. Su profunda modernidad y su valentía hacen de ella un referente en el que las periodistas de hoy debemos posar la mirada, nueve décadas después de su muerte.

La primera periodista que formó parte de una redacción española, la primera corresponsal de guerra. Columnista, novelista, maestra, conferenciante, intelectual, política, republicana, feminista, traductora, masona. Una vida casi infinita cuyo legado quiso arrebatarnos la losa censora del franquismo. Pero ni siquiera el olvido puede con doña Carmen de Burgos. Este viernes, 155 años después de su nacimiento, su retrato pasará a formar parte de la galería de ilustres del Ateneo de Madrid, donde debatió y peleó por los derechos de las mujeres y los más vulnerables.

¿Qué podemos mirar en el espejo de Colombine las informadoras de 2022, qué lecciones nos deja para el desempeño de nuestro oficio? Valentía, independencia, osadía, compromiso social, versatilidad, perspectiva de género, tenacidad, lectura afinada de los problemas de su tiempo...

"He hecho el periodismo vivo, activo, de batalla. He sido la primera mujer que se ha visto ante la mesa de la Redacción, que ha hecho reportajes, que ha organizado encuestas, que ha vivido y sentido. En fin, el periodismo de combate, ágil, nervioso y bohemio", resumió ella misma.

Con motivo de su 155 aniversario y su llegada al Ateneo de Madrid, EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha conversado con la periodista Mar Abad, experta en la figura de Colombine y autora de Antiguas pero modernas, para destacar los aprendizajes que la periodista nos legó y siguen vigentes.

"En los años 20 y 30, después de que muriese Emilia Pardo Bazán, fue no sólo la periodista número uno, también la escritora e intelectual número uno. Consiguió cosas que ni Pardo Bazán, ni Valle Inclán ni Gómez de la Serna consiguieron, como ir a Portugal y que la recibiese con honores el presidente del Gobierno porque era la gran mujer ilustrada, la figura ilustre de España. Lo que consiguió fue grandísimo", incide Abad.

"Lo más interesante de Carmen es que nos sigue enseñando a vivir. (...) Nada se le ponía por montera y esa es una actitud de vida fantástica: no cruzarnos de brazos, nada de sentirnos frágiles", continúa.

Valentía

La fortaleza, la vitalidad y el empuje de Colombine marcaron su vida personal y profesional. Se casó muy joven con un hombre que la maltrató y del que terminó huyendo, se le murieron tres de sus cuatro hijos y tuvo que combinar la enseñanza con el periodismo para poder sobrevivir con su hija en Madrid. Un tío con el que vivía en la capital trató de abusar sexualmente de ella. A lo largo de su carrera, muchos la atacaron para desacreditarla, incluso la "desterraron" un tiempo de Madrid. Sin embargo, la adversidad no la frenó.

"Una de sus facetas más interesantes es lo valiente que fue en un mundo de hombres. Si hoy aún vivimos en un mundo de hombres, hace un siglo no queremos ni imaginar cómo era aquello. A las mujeres en las redacciones lo único que se les permitía eran columnas, secciones y temas femeniles, como los llamaban entonces. Ella fue muy valiente porque iba a todos los sitios intentando conseguir trabajo, colaboraciones. Y, de hecho, fue la primera periodista contratada en una redacción en España, en 1903 en el Diario universal".

Su tenacidad, su ambición y su curiosidad la llevaron a escribir más de 10.000 artículos. Cuando sólo podía redactar columnas de temas femeninos, como la moda de París, recetas de cocina o la educación, ella introducía en ellos mensajes feministas y en defensa de los derechos humanos: el voto de la mujer, el divorcio, el progreso que veía en las mujeres de países a los que viajaba.

"Quiero para ambos sexos, idénticos derechos, las mismas leyes e igual educación. Hay que reclamar la igualdad completa ante las leyes, hay que conquistar la independencia y el respeto y contribuir al progreso y desenvolvimiento de la sociedad", dijo la periodista.

En la actualidad sigue siendo un reto que las mujeres ocupen el mismo espacio que los hombres en los espacios de opinión de los medios de comunicación. De Burgos no dejó escapar esta posibilidad.

Escribir para todas: periodismo con perspectiva de género

Abad recuerda que Carmen "quería trabajar como los periodistas hombres" y fue la primera mujer que salió a la calle a entrevistar gente, también entrevistó a grandes figuras. "Pero cuando veía que le ponían barreras, que no era fácil, no se arredraba" e intentaba defender la igualdad "por todos los medios".

Quiso llegar a las lectoras de todas las formas posibles, en los distintos foros en los que participaba, desde los diferentes espacios en los que escribía.

"Trabajaba como una fiera: era maestra, periodista, escritora, hacía traducciones. Vivía con el entusiasmo de querer hacer algo importante en el periodismo, pero también tenía la inteligencia emocional de decir 'con el periodismo voy a llegar a una minoría de las élites, pero si escribo literatura puedo hablar de temas que pueden despertar la conciencia de muchas mujeres para que sean más independientes, no soporten las violencias, exijan su voto...' Fue una labor importantísima porque las novelas se leían mucho más que los periódicos, como ahora se ven más Netflix o HBO, siempre ha gustado más el entretenimiento que la información pura y dura", señala Abad.

En sus novelas planteaba el dilema del arte y el amor (¿debe una mujer abandonar su carrera para entregarle su vida a su marido?), contaba historias de "actrices muy felices que dejaban su profesión por su maridito y al año se daban cuenta de que era un infiel". Y fue muy popular, muy leída. Esas novelas que en su momento tenían la función de dar ánimo, coraje y seguridad a las mujeres hoy constituyen un documento histórico y sociológico, explica la experta. Supo leer muy bien su tiempo y arriesgó al abordar temas complejos y polémicos.

"Tuvo una inteligencia emocional salvaje para que su mensaje calase en la sociedad en muchísimos niveles", enfatiza Abad. Como hizo Carmen, hoy las periodistas pueden escribir guiones de series, podcast, branded content. Porque, como Colombine entendió, la vida es cambio.

De Burgos tuvo la mente abierta, supo ver los cambios tecnológicos, viajó muchísimo, se adaptó a distintos formatos. La versatilidad es esencial también en estos tiempos. "Si lo que te da de comer es el branded, el periodismo o la ficción... No pasa nada, todo es digno, tenemos que hacer las cosas lo mejor que podamos y dejarnos de purismos y de oficios esculpidos en piedra. ¡Qué va! Somos comunicadoras, tengamos en cuenta que cada día es para aprender cómo está cambiando el mundo, la comunicación y cómo tenemos que cambiar nosotras", apunta Abad.

Compromiso social

Carmen de Burgos quería cambiar el mundo, hacer de la sociedad un lugar mejor. Y se entregó a la causa en cuerpo y alma a través de su actividad profesional.

Hizo una gran campaña en favor del divorcio (llegó a poner en marcha una consulta con miles de participantes), defendió la abolición de la prostitución, el sufragio femenino. Estaba convencida de que la educación era un arma liberadora para las mujeres.

Muchos de sus mensajes resuenan en las reivindicaciones actuales y dan respuesta a preguntas que perviven.

La periodista se posicionó contra la pena de muerte y contra la guerra. ¿Tenemos hoy claro que no puede haber medias tintas en la defensa de los derechos humanos, en la lucha contra las violencias machistas?

Su afán de ayudar la llevó a Melilla en plena guerra con Marruecos. Fue con la Cruz Roja en misión humanitaria y desde allí informaba a los familiares de cómo se encontraban los "chavalitos" de 16 y 17 años a los que mandaban al frente sin haber cogido nunca un arma. Y desde allí trabajó como cronista de la guerra, convirtiéndose en la primera corresponsal mujer de España: "Tenía un arrojo increíble", subraya Abad.

Eran textos muy patrióticos, pues el ejército los supervisaba y censuraba. Pero cuando volvió a la Península y "se quitó a los militares de encima", emprendió una campaña tremenda de "guerra a la guerra", para denunciar que el conflicto no llevaba a ningún sitio y promover la objeción de conciencia.

La divorciadora, el machismo y la zapatilla

Su arrojo, su libertad y su independencia -valores esenciales del buen periodista- tuvieron un alto precio, aquella era una sociedad conservadora y machista. Sufrió campañas salvajes e insultos, a los que no dudó en plantar cara.

"Les hizo frente de una manera grandiosa. En la época de Carmen de Burgos si eras conciliadora y suave, te comían y te apaleaban. ¿Qué mujeres pudieron salir adelante y desarrollar una carrera? Las que hacían frente", relata la experta.

Tras su campaña a favor del divorcio, los conservadores la exiliaron a dar clase a Toledo con el objetivo de apartarla del núcleo de influencia que tenía en Madrid. Toledo, "la ciudad con más curas y más monjas de España". ¿Y qué hizo ella? Investigar y destapar un escándalo de ventas de arte por parte del clero.

También a raíz de su activismo por el divorcio, el periódico ultraconservador El siglo futuro la tomó con ella. La llamó "divorciadora", dijo de ella que era una "fulanota", una "mujer de costumbres fresquitas". Eso de llamar puta a una mujer para descalificarla no ha cambiado. En 1922, De Burgos se plantó en la redacción de ese periódico para pedirle explicaciones a su director. Como no lo encontró, se encaró con el redactor jefe a quien terminó dando "de bofetadas" porque se negó a rectificar.

La misma Carmen narró en una entrevista que no se conformó con aquello y escribió una carta al director de esa cabecera advirtiéndole de que si no rectificaba, lo esperaría en la puerta "con una zapatilla" para "correrlo a zapatillazos por la calle". La amenaza surtió efecto.

Abad descarta entre risas hacer apología de la violencia para que las periodistas de hoy se defiendan de los ataques machistas, pero comparte el espíritu de plantar cara. "En lugar de ir al rincón a llorar, si me insultas, para fuerte, yo; para hacerte oposición, yo", insiste.

Carmen de Burgos, decíamos, es infinita. Y sin embargo, hasta hace no mucho su figura no se estudiaba en las carreras de Periodismo.

"La leo y me da una fuerza y unas ganas... Madre mía, con lo que ella hizo, sólo con hacer yo el 3 % de eso ya sería feliz. Su vida es una carrera de superación constante. Para empezar, se le murieron tres hijos, a ver quién se come eso. Después de que tu marido te maltrate, de que se te mueran tres hijos, de que tengas que huir, de que un tío se sobrepase contigo... Y con todo y con eso llegar a ser la mujer más ilustre de España. Yo sólo puedo arrodillarme", concluye Abad.

Debería existir un altar en cada redacción por doña Carmen de Burgos.