PROPUESTAS DIVERGENTES

La reforma fiscal elevará la tensión en el Gobierno de coalición tras las elecciones en Castilla y León

El Ejecutivo trata de restar relevancia a un eventual choque con Unidas Podemos cuando la cuestión fiscal ocupe el debate público tras las elecciones en Castilla y León

Los morados se han adelantado presentando su propia propuesta en materia impositiva alegando que en dos años de legislatura no se ha dado ningún paso

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, durante una comparecencia ante los medios.

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, durante una comparecencia ante los medios. / Europa Press/Alberto Ortega

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

Una de las materias de enjundia que el Gobierno tiene pendiente afrontar es una nueva reforma fiscal en España. El ministerio de Hacienda, en manos de María Jesús Montero, encomendó la elaboración de un proyecto marco a un grupo de expertos que está en la fase final de sus trabajos. Pero con independencia de las tesis que acaben apoyando dichos expertos, hay distintas visiones dentro del Ejecutivo de coalición sobre cuál es el camino que debe recorrer la fiscalidad española en los próximos años. En este contexto, Unidas Podemos, junto a otros grupos políticos, ha decidido adelantarse a las medidas que se vayan a impulsar en el medio plazo desde el Gobierno al que también pertenece para marcar terreno ante el PSOE.

De hecho, el pasado lunes dos ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, presentaron en un acto público su propio proyecto de reforma fiscal en presencia de dirigentes de ERC y EH Bildu, iniciativa que obviamente no gusta a los socialistas quienes, por el momento y en medio de la campaña electoral en Castilla y León, prefieren quitar hierro al asunto y situarlo en el “ámbito de los partidos”.  

Así se manifestó este martes en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros la ministra de Política Territorial y Portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en línea con lo que por otro lado había dicho horas antes la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, jefa de la delegación gubernamental morada y poco amiga –al menos hasta ahora- de llevar al seno del Ejecutivo cuitas partidistas.

"El Gobierno se reúne en sus sesiones del Consejo de Ministros, y los partidos políticos pueden reunirse donde quieran y con quien quieran. Esto es la democracia", señaló Rodríguez. A continuación incidió en que el planteamiento fiscal de la reforma que prepara el Ejecutivo es el de "apoyar la senda de crecimiento que tiene que hacer posible el crecimiento económico y el del empleo" y hacerlo, recalcó, subiendo salarios y pensiones y haciendo que el crecimiento sea justo. 

Planes alternativos

Para la portavoz gubernamental el valor de la coalición es hacer una política útil, “que mejore y dignifique la vida de las personas” tratando así de restar relevancia al choque que ya se barrunta tras el 13-F cuando la reforma fiscal pueda entrar de lleno en el debate público. 

El equipo económico del Gobierno se prepara, por tanto, para otro pulso con la formación morada. El grupo parlamentario de Unidas Podemos ha presentado su propio plan fiscal en el Congreso de los Diputados alegando que se han visto obligados a ello porque, a su juicio, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha dado un solo paso en dos años.

La cuestión fiscal y las diferencias internas que provoca en el Gobierno de coalición colean desde el principio de legislatura. Ha habido diferentes intentos de desactivar un dossier con potencial explosivo, con algunas subidas puntuales de impuestos para satisfacer las exigencias de Unidas Podemos. El PSOE ha podido orillarlas durante dos años con el argumento de que, tras el impacto de la pandemia, lo prioritario era consolidar el crecimiento económico.

Pero el conflicto permanece latente y toma de nuevo cuerpo antes de que se conozcan las conclusiones del grupo de expertos al que el Ministerio de Hacienda encargó hacer una propuesta. Al llevar al Congreso su propio esquema fiscal, Unidas Podemos no oculta que va al choque. En el bloque socialista del Gobierno reconocen que ha sido un movimiento que "no se esperaban" y que atribuyen a los constantes intentos de la formación morada de marcar "perfil propio" y de intentar distanciarse del PSOE. Una postura que, ni siquiera vinculan con las elecciones de Castilla y León del próximo 13 de febrero o a las andaluzas, sino a su modo de formar parte de la propia coalición. 

Fuentes consultadas por

EL PERIODICO DE ESPAÑA

admitían semanas atrás que la fiscal será una de las grandes batallas internas que quedan por librarse en el seno del Ejecutivo, ya que una vez aprobada la reforma laboral es la gran reforma pendiente. 

Carrera electoral

Mientras, en Unidas Podemos esgrimen que "si hubieran dado una sola muestra en dos años de querer cumplir lo firmado y reunirse dentro del Gobierno, no habría hecho falta esto", recordando que la reforma fiscal figura entre los compromisos del acuerdo de coalición. 

En todo caso no parece que se trate sólo de avivar la discusión sobre los impuestos. La intención de la formación morada es convertirlo ya en una cuestión nuclear, porque su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, ha dejado claro que será uno de los "grandes debates" del segundo tramo de legislatura.

Y aunque los socialistas consideren que no lo han hecho con vista a las elecciones del 13 de febrero, con el inicio del ciclo electoral que estrena Castilla y León y que concluirá con las generales de diciembre de 2023 o enero de 2024, nada puede interpretarse sin incluir el factor de la competición electoral.

Elevar los gravámenes a las eléctricas o penalizar las viviendas vacías son algunas de las propuestas que los morados presentaron en el Congreso para aumentar la recaudación. Una de las medidas más ambiciosas es crear un nuevo impuesto a las grandes fortunas para sustituir al actual tributo al Patrimonio. La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se ha desmarcado de este plan.