FÚTBOL | REAL MADRID 1 - 0 MALLORCA

Rüdiger rompe el techo del Mallorca para hacer campeón del invierno al Real Madrid

Un gol de cabeza del alemán resuelve un encuentro cerrado donde el plan del Mallorca funcionó hasta el tramo final: los de Aguirre perdonaron las ocasiones falladas

Regresó Vinicius una hora y generó peligro a pesar de notar la inactividad en un partido que deja matemáticamente al club blanco como el mejor de la primera vuelta

CONTRACRÓNICA | Así fue la reaparición de Vinicius pactada con Ancelotti: una hora para recuperar la confianza

Los jugadores del Real Madrid celebran con su afición el gol ganador de Rüdiger.

Los jugadores del Real Madrid celebran con su afición el gol ganador de Rüdiger. / JAVIER LIZÓN / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

El 2 de enero de 2022 Carlo Ancelotti se fue muy decepcionado tras la derrota frente al Getafe. "Nos hemos quedado de vacaciones un día más". No era la primera vez que el italiano sufría un inicio de año complicado. Tampoco resultó fácil la victoria frente al Mallorca, pero, precisamente por eso, sabe tan bien. Es de las que sirven para ganar Ligas. Porque el gol de Rüdiger vino precedido de un dominio estéril donde el Real Madrid se estrellaba una y otra vez contra el muro preparado por Aguirre. Hasta que apareció el alemán, como en aquel partido contra el Shakhtar que clasificó a los blancos para octavos de la Champions. Esta vez no terminó con 20 puntos de sutura. Fue cabezazo seco que confirma el dominio aéreo de un equipo instalado en lo más alto de la clasificación. Campeón de invierno y de todas las estaciones.

Era tan previsible la puesta en escena del Mallorca como el plano corto de un revolver en un 'western'. Si por Javier Aguirre fuera, el partido sería un duelo al sol con un único giro para el disparo definitivo (así fue, aunque en su contra). El Real Madrid también lo sabía, porque es lo que ha sufrido esta temporada en el Bernabéu contra otros equipos de corte similar. Aunque el conjunto 'bermellón' es la solidez defensiva personificada, extrema contra los grandes, con dos líneas férreas y una única referencia arriba: la de Larin.

La película esperada y favorable al Mallorca

Ancelotti, después de jornadas en las que ha jugado con un solo palo de la baraja, tenía en el inicio del año buenas noticias para presentar. Sobre todo por el regreso de Vinicius después de una rotura contra la que ha apurado los plazos. Sin embargo, pocos rivales peores que uno en el que jueguen hombres como Maffeo, contra el que el extremo las ha tenido de todas las formas posibles. Con todo, el brasileño intentó calentar el cuerpo para habituarlo a una refriega larga y dura.

En la primera acción resbaló. A la segunda falló. Y así fue acumulando toques hasta que gozó de la primera gran oportunidad del Real Madrid, nacida de un pase al hueco de Modric. Falló sin oposición. Tendrá cerca la jubilación el croata, pero en partidos tan cerrados sigue viendo el fútbol mejor que nadie, como demostró en el córner de la victoria. Precisamente eran las individualidades lo único que salvaba a un equipo blanco incapaz de abrir un cerrojo del que también salían buenas intenciones en ataque.

El Bernabéu sintió que se le caía el techo encima con el cabezazo de Antonio Sánchez al borde del descanso, que impactó en el larguero. Lunin lo atrapó después de botar en la línea. Los de Javier Aguirre no tenían miedo a nada. Ni siquiera el zapatazo previo de Vinicius después de un caño a Samú Costa para marcar territorio había amedrentado a un nuevo visitante incómodo. La 16ª defensa alineada por Ancelotti esta temporada, con Carvajal -también de vuelta-, Fran García, Rüdiger y el 'converso' central Tchouaméni no aportaba la seguridad necesaria.

Joselu fija, Rüdiger anota el gol de la victoria

El orden ganó a la libertad creativa en la primera parte. "Nos quedan 45 minutos de muerte", anticipaba al descanso Antonio Sánchez, empapado en sudor y con una banda sonora de fondo compuesta por abucheos. Todos dirigidos a Muñiz Ruiz, colegiado de la contienda, al que el madridismo recriminó no haber expulsado a Van der Heyden. Cargó con una amarilla desde el primer minuto. Aguirre lo entendió rápidamente y quitó a su lateral de circunstancias para meter a Toni Lato, quien no fue de la partida por molestias. El partido llegó al intermedio cargado de tensión con el aumento continuado de las faltas, el recurso cuando las fuerzas flaquean.

No mejoró el panorama para el Real Madrid en la segunda parte. Al revés, el Mallorca se sentía más cómodo con balón. Ancelotti pedía con insistencia a Vinicius que rompiera por dentro. Le faltaba la punta de velocidad que ganará con el tiempo. Su retorno terminó a la hora de juego, después de un cambio que sonaba pactado. En su lugar entró Brahim, suplente a pesar de los méritos. El orden defensivo bermellón parecía inamovible.

Es más, el disparo de larga distancia de Samú Costa que violentó el palo de un Lunin más inseguro que en citas anteriores dejaba claro que el Mallorca tenía una mayor frescura de ideas. La mayor carga para los visitantes era el número de oportunidades perdidas. Ver los huecos en la pared del Bernabéu no era buena señal ante un equipo que con un fogonazo de calidad le basta. Lo demás está escrito. La entrada de Joselu era fundamental. Su presencia en el área de un conjunto cansado ayudó a fijar centrales.

Tuvo efecto inmediato. Rajkovic sacó una mano milagrosa ante la tentativa a bocajarro de Rodrygo y Brahim, de cabeza y en plancha, se estrelló contra el palo. El Real Madrid sabía que al fin había orientado el partido a su territorio. Así lo confirmó Rüdiger en el minuto 78, cuando el fútbol más fácil y a la vez más complicado volvió a ser favorable al equipo que más goles mete en saques de esquina de LaLiga. El cabezazo del alemán fue el séptimo. Tan celebrado y decisivo como el de Lucas Vázquez ante el Alavés. Cerebral y contundente para confirmar que los de Ancelotti saben sufrir y esperar su momento. La resiliencia del ganador.

Antonio Rüdiger celebra el gol de la victoria del Real Madrid ante el Mallorca.

Antonio Rüdiger celebra el gol de la victoria del Real Madrid ante el Mallorca. / JAVIER LIZÓN / EFE