CHAMPIONS LEAGUE: SHAKHTAR-REAL MADRID (1-1)

‘Loco’ Rüdiger, el último héroe del madridismo: “Lo que no te mata te hace más fuerte”

El central alemán del Real Madrid tuvo que recibir 20 puntos de sutura después del golpe que recibió en la acción del gol del empate ante el Shakhtar

No se descarta su presencia en el Clásico del domingo tras descartarse la afectación ósea en el rostro, aunque deberá jugar con una máscara protectora

Antonio Rüdiger, con la cabeza ensangrentada, tras el golpe que recibió frente al Shakhtar.

Antonio Rüdiger, con la cabeza ensangrentada, tras el golpe que recibió frente al Shakhtar. / Kacper Pempel / Reuters

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La escena final del empate del Real Madrid ante el Shakhtar (1-1) en el Estadio del Ejército Polaco es la firma de autor del campeón de Europa. Tantas veces repetida, como el cierre de un drama donde siempre triunfan los de blanco. Aunque el desarrollo de la acción fue belicoso, como invitaba el escenario y un rival con la cabeza en Ucrania, pero a la vez puesta en un césped donde estuvo a punto de llevarse un triunfo épico.

Frustró el izado de la bandera del equipo originario de Donetsk Antonio Rüdiger, quien terminó como si de una guerra se tratara. Con el rostro completamente ensangrentado, envuelto en vendas y a punto de perder el equilibrio. Sin embargo, el “loco” alemán, el adjetivo con el que se autodefine, tuvo tiempo antes de la hemorragia de ver que efectivamente el balón que había cabeceado entraba en la portería de Trubin.

Héroes de última hora

El meta ucraniano salió en falso y se llevó por delante al zaguero alemán, quien dio la cara, con todo el significado de la expresión, por el peor Real Madrid en lo que va de temporada. A pesar del enorme topetazo, la presencia de Rüdiger ante el Barcelona en el Clásico (domingo, 16:15) no está descartada a pesar de los 20 puntos de sutura. Los médicos del conjunto blanco le realizaron hoy un estudio radiológico con el que descartaron una lesión ósea. El defensor tendrá que usar una máscara como la que empleó durante la temporada pasada tras sufrir una fractura nasal.

El alemán se unió a la estirpe de héroes de última hora que cuelgan en una orla sin final en el vestuario blanco. Lo hizo tras experimentar el curso pasado en carne propia una de tantas remontadas europeas, la protagonizada por el equipo de Ancelotti frente al Chelsea. “Nada funciona durante mucho tiempo, el público está en silencio durante mucho tiempo, pero luego llega ese momento en el que el estadio se sacude y congela al oponente”, aseguraba en una entrevista con Sport 1 el central germano, explicando así la indescriptible magia del Bernabéu, al que llegó en verano sin pensárselo y donde está demostrando ser un soldado paciente y comprometido.

El alemán sabe que la competencia en la retaguardia es alta, sin embargo, ya suma más titularidades (7) que suplencias (5) en un contexto en el que ejercen su poder los vigentes campeones Militao y Alaba. Frente al Shakhtar, Rüdiger anotó su segundo gol con el Real Madrid, que su vez es su segundo tanto en Champions, después del que marcó, precisamente, con el Chelsea en el estadio que ahora es su casa. El primero de la temporada fue en Liga frente al Mallorca. Aunque no es su función fundamental, ya iguala la media de las temporadas anteriores.

Kroos fue la causa

En el campo, el autor del tanto del empate no pudo apenas celebrar la diana. Lo hizo a posteriori, tranquilizando a los seguidores madridistas con un mensaje a través de las redes sociales. Como siempre, a su manera, con una foto sangrando y la frase: “Lo que no te mata te hace más fuerte. Estoy bien, gracias por todos los mensajes”. Citó a su compatriota Friedrich Nietzsche, que bien podría integrarlo en la categoría de su Übermensch (Superhombre), al tratarse de un hombre capaz de superarse a sí mismo y a su naturaleza. Y fue el hilo germánico del que tiró el Real Madrid para certificar su clasificación a octavos de la Champions League.

Porque si Rüdiger fue la consecuencia, Toni Kroos, su compañero en la selección alemana, fue la causa. El mediocampista fue de los pocos visitantes que rindió a buen nivel. Terminó como el jugador con más ocasiones generadas (5), pases completados (108 de 115), acciones totales (139) y recuperaciones. La alianza alemana salvó un valiosísimo punto y demostró que la química del vestuario también se traduce en el campo. “He visto imágenes mejores en mi vida, la verdad. Es muy fuerte. Mucha sangre. Espero que esté de vuelta pronto”, comentó Toni, principal valedor de Antonio en el Real Madrid, donde ambos se han redescubierto.

“Siempre hemos mantenido una relación respetuosa, pero únicamente intercambiábamos dos frases entre nosotros. ‘Hola, ¿cómo estás?, y adiós’. Tal vez porque simplemente no tuvimos suficiente tiempo. He conocido a otro Kroos aquí. Habla bien español, es abierto y muy servicial. Me ha apoyado con el idioma desde el primer día”, reconocía Rüdiger, un jugador que cumple con el soniquete de Florentino Pérez: “Has nacido para jugar en el Real Madrid”.

Su referente fue un exjugador blanco: “Pepe era mi gran modelo. Siempre quise ser como él. Solía ver vídeos en los que aparecía enfrentándose a sus oponentes. Era joven, pero yo quería demostrar que yo también podía ser duro. Pepe era buenísimo, tanto en las entradas como en la preparación del juego”.

Esa fuerza, administrada por el rigor táctico de “Don Carlo, una leyenda que ya coleccionaba -como le define- títulos cuando yo era niño” ha conseguido un futbolista que “está absolutamente loco (según él mismo)”, un atributo contraproducente para la mayoría, pero imprescindible para formar parte de la historia de un club tendiente a la demencia que ahora espera racionalizar el esfuerzo para recuperar formalmente el liderato de LaLiga.