Opinión | GATO ADOPTIVO

¡Barça!, ¡Barça!, ¡Barça!

El triple grito del himno del campeón de Liga sirve para explicar lo que sucede en un club de fútbol que es mucho más que eso | Con la abominable idea de la Sociedad Anónima Deportiva sobrevolando, los socios han vuelto a demostrar que son lo más importante de esta entidad, en las victorias y en las derrotas

Los jugadores del FC Barcelona celebran el gol de Robert Lewandowski en Cornellà.

Los jugadores del FC Barcelona celebran el gol de Robert Lewandowski en Cornellà. / ALBERT GEA / REUTERS

Mis disculpas a la memoria de Manuel Vázquez Montalbán, pero el famoso triple grito del himno del Barça que dio título a su excepcional reportaje enTriunfo sirve hoy, como lo hizo aquel 25 de octubre de 1969, para explicar lo que sucede en un club de fútbol que es mucho más que un club de fútbol, para lo bueno y para lo malo, parafraseando ahora al expresidente Narcís de Carreras.

Vázquez Montalbán relataba cómo el Barça era en aquellos años oscuros el “hígado por donde se filtra todo lo que sucede en el país”, el “ejército simbólico y desarmado de Cataluña” en un momento de opresión y silencio en el que sólo gracias al fútbol y en el Camp Nou se podían expresar los aficionados con cierta libertad. El equipo servía los domingos a las cinco de la tarde de válvula de escape, además de un vehículo imprescindible de integración para los miles de inmigrantes de cualquier rincón de España que recalaron entonces en Barcelona.

El club, el equipo, la institución sostenía a la sociedad. Eran otros tiempos.

Más de medio siglo después, la situación ha girado 180 grados y es la grada, son los aficionados, los que sostienen a un club en bancarrota, esquilmado por directivos ineficaces -a la espera de que la Justicia dictamine si algo más-, con la imagen maltrecha por las acusaciones de malas artes fuera del terreno de juego y huérfano de grandeza deportiva.

Lejos de retraerse ante las incertidumbres institucionales, económicas y deportivas, ante la falta de estímulos tras la marcha por la puerta de atrás de su más grande jugador de todos los tiempos, los culés han ­(hemos) respondido. La temporada pasada el club cerró con 143.086 socios, lo que suponía un aumento del 4% pese a ser un curso deportivo para olvidar. Sólo en la temporada del 'sextete', hace casi tres lustros, el Barça había incrementado más el número de socios, un 6%. Y ya se sabe que siempre es más fácil subirse a caballo ganador.

Los socios y aficionados culés han entendido que, igual que el club tiró de ellos cuando fue necesario, como explicaba Vázquez Montalbán en aquel artículo imprescindible, ahora son ellos los que deben echarse a la espalda el Barça. Pese a las directivas, pasadas y presentes, pese al despido de Messi, pese al fichaje de jugadores que no ilusionan, pese a los fracasos europeos, pese al 1-0 constante. Han entendido que hay que estar junto a Xavi, junto a Pedri, junto a Gavi, De Jong, Araújo, Ter Stegen… junto a la columna vertebral sobre la que reconstruir el Barça del futuro.

El barcelonismo se ha lanzado en masa a apoyar al equipo y el Camp Nou es esta temporada el campo europeo con mayor media de asistencia de espectadores, más de 82.000 con datos de finales del mes de febrero. Es también la media más elevada de lo que llevamos de siglo, cifras superiores a las que se registraban en los días de vino y rosas con Pep Guardiola o Luis Enrique en el banquillo, con asistencias de 79.900 espectadores, el primero, y 78.700, el segundo.

El compromiso culé con su club y con su equipo es tal, que el Camp Nou lidera la asistencia de aficionados en las ligas europeas, por delante del Iduna Park del Borussia Dortmund (81.000) o el Allianz Arena del Bayern de Munich (75.000). Muy lejos quedan el Santiago Bernabéu (57.000), aunque tiene limitada la capacidad debido a las obras, y el Metropolitano (54.000).

Consciente de la situación crítica que atraviesa el club, la masa social ha dado un paso adelante y ha decidido que no dejará caer al Barça: los jugadores han sentido el aliento de la grada, incluso en partidos en que era difícil encontrar la coartada deportiva. Un argumento más para abominar de esa idea que sobrevuela los últimos meses el Camp Nou, la conversión del club en sociedad anónima.

El Barça son sus socios y sus aficionados. En la derrota y en la victoria. Como este domingo, alcanzando la liga número 27 del palmarés. Y ante el Espanyol. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!