PATADA A SEGUIR

Crónica reposada del 6 Naciones de rugby (3ª jornada): Cabezazos y Borgoña

Gales fue peor que Inglaterra, Irlanda, mejor que la atrevida Italia, y Francia, más efectiva que una Escocia torera en esta 3ª jornada

Alun Wyn Jones gana una touch ante los 70.000 espectadores que presenciaron el partido ante Inglaterra en el Millenium.

Alun Wyn Jones gana una touch ante los 70.000 espectadores que presenciaron el partido ante Inglaterra en el Millenium. / Lee Smith / Reuters

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Gales es un país peculiar. Para los ingleses es tan inhóspito que hasta han desarrollado la Cambrophobia, rechazo a todo lo que tenga que ver con Gales. Desapego que incluso destila el nombre inglés del país, Wales, del sajón Walas o Wealas, el país de los welsh, los "forasteros".

El rugby es el deporte rey en Gales, como lo es en Nueva Zelanda. En ningún sitio más. Una nación con apenas 3 millones de habitantes, 641 castillos y seis ciudades. Su capital, Cardiff, viene a ser como Bilbao, y tienen el Millenium (en la imagen), estadio que rebautizan recurrentemente por marketing. La Gales de los 70 se considera la mejor selección de la historia con un grupo de patilludos como Gareth Edwards, Barry John, JPR Williams o Phil Bennet. Suerte de Bolsoi rugbístico que arrasó en el VI Naciones de la década conquistando el Grand Slam en el 71 y 76 solo con 16 jugadores. Jugaban a la mano como no jugó ni la Francia de champagne. Y eran amateurs... 

Anclados en el pasado

Hoy Gales atraviesa un momento complicado: su Federación está en bancarrota, sus jugadores amenazaron con no jugar ante Inglaterra al no tener garantizados sus contratos, y en su XV sobreviven Owens, Alun Wyn, Tipuric, Faletau o Halpenny. Jugadores que debían ver los partidos de los ‘dragones’ cerveza en mano o analizándolos en algún estudio de televisión. Pero su seleccionador, un neozelandés con malas pulgas que ya lo era hace 16 años, se aferra a las viejas glorias.

El sábado se medían a la odiada Inglaterra, a la que Bennet dedicó en el 72 un renombrado discurso: "Mirad lo que estos bastardos le han hecho a Gales. Tomaron nuestro carbón, nuestra agua, nuestro acero. Compran hogares y viven en ellos solo quince días al año. ¿Qué nos han dado? Absolutamente nada. Hemos sido explotados, violados, controlados y castigados por los ingleses. Esta es la gente contra la que jugamos esta tarde".

Soflama que casa bien con esta selección anclada en el pasado. El partido fue digno de los 80: pudiendo dar un cabezazo, para qué pasarla... Gales e Inglaterra perpetraron 212 rucks en los que sus delanteros probaron su hombría. Ganó Inglaterra (10-20), que pese a tener un millón de jugadores de rugby, juega como si tuviera 16. El triunfo confirmó la pobreza de esta Gales que huele a madera y la mezquindad de los ingleses, que jugando así no serán candidatos a pelear por el Mundial. 

Irlanda sufre en Roma

Antes, en Roma, la ‘apisonadora verde’ ponía a prueba a esta Italia que tras medirse a Francia, Inglaterra e Irlanda, confirma los mejores augurios. Al descanso los azzurri encajaban cuatro ensayos, pero seguían vivos (17-24). Los de Crowley coleccionan jugadores que destrozan la línea de ventaja como Cannone, Lamaro, Brex, Capuozzo o Bruno. Y a eso suman un quarterback talentoso, Paolo Garbisi, que podría hacer pareja en los medios con su hermano Alessandro. Los de la isla Esmeralda vencieron (20-34), no sin sufrir. Cierto es que la bisagra irlandesa la gobernaron dos eventuales como Casey y Byrne. Pero el choque confirmó que Gales va a sufrir en Roma ante esta Italia 'divertente'.

Un árbitro-vedette

Para el domingo quedaba el partido de la jornada: Francia-Escocia. Duelo marcado por dos rojas (justas) en los minutos iniciales mostradas por un árbitro-vedette, el georgiano Nika Amashukeli, que permitió a los franceses defender en su 22 haciendo golpe tras golpe sin mostrar la amarilla. Flaco favor. 

Esquilmados por la delantera irlandesa la pasada jornada, los ‘gordos’ franceses mostraron desde el inicio su fiereza en las abiertas. Una superioridad que Gilchrist quiso frenar marcando terreno, pero se le fue la mano pegando muy arriba. Los del gallo aprovecharon la superioridad y abrieron brecha (19-0), aunque Haouas lo equilibró con un cabezazo inoportuno. 

Pero tiene Escocia a Finn Russell este año en modo Curro Romero, en lo bueno y lo malo. El tercer ensayo local fue un regalo suyo en una ‘plana’ que Ramos leyó bien. Sin embargo, el ‘Faraón de Stirling’ saltó a París muleta en mano y generó rugby a su alrededor, con Tuipulotu eléctrico y un estelar Jones que anotó dos ensayos.

El tercero lo posó el propio Russell para acercar a Escocia (24-21). Los caledonios detectaron la superioridad física local delante y ganaron la línea de ventaja con la evasión atrás. Pero rifaron demasiadas descargas tras contacto y claudicaron (32-21). Honor a Escocia y gloria a Francia, que esta vez tiró más del Borgoña que del champagne.

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