PROTESTAS EN IRÁN

Condenan a muerte al futbolista iraní Amir Nasr-Azadani por participar en las protestas contra el régimen

Internacional con las categorías inferiores de su selección y con experiencia en primera, está acusado de haber participado en el asesinato de un coronel durante las manifestaciones

Su entorno denuncia un montaje y coerción en los testimonios de un futbolista cuya ejecución está siendo denunciada por compañeros y sindicatos profesionales como FIFPro

El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani, en su etapa como jugador del Tractor SC iraní.

El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani, en su etapa como jugador del Tractor SC iraní. / FIFPRO

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Cuando la selección de fútbol de Irán quedó eliminada del Mundial, lejos del llanto, explotó el júbilo en las calles de Teherán y otras ciudades de la república. "La mayoría quiere que pierdan todos los partidos", explicaba a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Ali Eshqabadi, periodista del país persa. Los futbolistas se negaron a cantar el himno en el primer partido y aquello fue interpretado como heroísmo en Occidente, mientras que en Irán se sintió como una muestra de cinismo.

En los dos partidos restantes, salvo Sardar Azmoun, una de las estrellas del 'Team Melli', los jugadores interpretaron la partitura nacional. "Se les pide mucho más por su posición", aseguraba Eshqabadi, quien ahora relata con horror la siguiente noticia: "Van a ejecutar a Amir Nasr-Azadani, jugador profesional de Irán". Una sentencia confirmada por el sindicato internacional FIFPro que preside el español David Aganzo, a su vez máximo mandatario de AFE.

"Estamos conmocionados por la ejecución a la que se enfrente Amir Nasr-Azadani después de haber hecho campaña por los derechos de las mujeres y de las libertades básicas en su país. Pedimos la eliminación inmediata de su castigo", expresaba a través de su cuenta la organización mundial de futbolistas, colectivo que se ha posicionado durante la crisis tras el asesinato de Mahsa Amini por la llamada 'policía de la moral'.

REPRESIÓN EN EL DEPORTE

El citado Azmoun, jugador del Leverkusen, estuvo a punto de quedarse fuera de la lista del Mundial de Carlos Queiroz, quien en sus intervenciones en Qatar cerró filas con el gobierno iraní. Otro internacional iraní, Saeid Ezatolahi, del Vejle danés, contó a través de su cuenta en Instagram que un amigo de la infancia había muerto durante las celebraciones de la victoria de EEUU frente a Irán. "La humanidad se está oscureciendo cada día", aseguró. Sin ser jugadores en activo, un mito del fútbol iraní, Ali Daei, no ha dejado de publicar mensajes denunciando la situación del país.

El deporte se ha convertido en un bastión contra la represión y el régimen ha querido aplacar su influencia. El proceso al que ha sido sometido Amir Nasr-Azadani forma parte de la estrategia que está llevando a cabo la república islámica para criminalizar las protestas. Como sucedió con la escaladora Elnaz Rekabi, que no se puso el velo en un campeonato, se les obliga a dar falso testimonio sobre crímenes o actos que no han cometido. A Rekabi su gesto 'solo' le causó el arresto domiciliario y la destrucción de su casa.

16 CONDENADOS

El nombre de Amir Nasr-Azadani aparece junto al de otros 15 jóvenes que también han sido condenados a muerte, según una investigación de la asociación Iran Human Rights (IHR) y a la que ha tenido acceso este diario. “Es fundamental que los gobiernos, especialmente el Reino Unido y los países de la UE, retiren a sus embajadores, rompan relaciones y convoque a los diplomáticos para exigir un cese de las ejecuciones", reclama Hadi Ghaemi tras los procesamientos, que tienen un delito común imputado: la 'Moharebeh', traducido como "un delito por ser enemigo de Dios".

El caso de Amir Nasr-Azadani encierra un montaje denunciado por diferentes ONG. Nacido en 1996, aunque actualmente jugaba en segunda, es una persona relativamente conocida porque militó en la máxima categoría del fútbol persa. Lo hizo en equipos como el Tractor, por el que acaba de fichar el español Paco Jémez. Llegó a ser internacional con las categorías inferiores de la selección. Una lesión del ligamento cruzado frenó su progresión.

Su detención tuvo lugar el pasado 17 de noviembre, cuando la agencia de noticias Tasnim, favorable a la república islámica, informó de la muerte del coronel Esmaeil Cheraghi y otros dos cargos policiales durante las protestas que se producen desde hace meses. Tres días después, la emisora estatal IRIB difundió un vídeo de las confesiones forzadas de tres personas acusadas de este crimen. Las identidades de los acusados se publicaron finalmente en redes sociales. Eran: Amir Nasr-Azadani, Saleh Mirhashmi y Saeed Yaghoubi.

Fuentes cercanas de la familia del futbolista aseguraron que sí participó en las protestas, pero nunca en la zona donde se cometió el asesinato. La detención de Nasr-Azadani fue desvelada en primera instancia por Saeed Azarí, exdirector deportivo de varios clubs. También informó del arresto de otro jugador: Vouria Ghafoori, del Foolad, equipo de la máxima categoría. Su post vino acompañado del siguiente mensaje: "Un héroe es un hombre con un alma de libre pensamiento. Si da la cara, es por las personas que le ofrecieron cariño, tanto en el calor como durante el frío".

AMENAZAS Y SILENCIO

De acuerdo a IranWire, un medio constituido por periodistas iranís en la diáspora, la familia de Nasr-Azadani fue amenazada para que lo revelaran lo sucedido. De hecho, esperan que la sentencia quede en suspenso por haberse mantenido en silencio durante estas semanas. Un tiempo en el que ha recibido apoyo de innumerables futbolistas y exjugadores.

Es el caso de Ali Karimi y Mehdi Mahdavikia, ambos exinternacionales y muy activos durante el periodo de protestas. Por el momento, solo uno de los integrantes del equipo que estuvo en Qatar ha alzado la voz. El meta Alireza Biranvand pidió que se revocara la ejecución, aunque sin mencionar ningún nombre.

Mientras los 16 sentenciados esperan un inesperado giro de los acontecimientos, Irán mancha de sangre su patíbulo, como hizo ver con la ejecución de Majid Reza Rahnavard, tres semanas después de su arresto y tras ser condenado en un juicio fulminante y sin ningún tipo de garantía. El mensaje, el destinatario y el objetivo son claros, como concluye Hadi Ghaemi, de IHR: “El gobierno de Irán está asesinando a jóvenes en las calles y en la horca para aterrorizar al pueblo iraní y someterlo”.