MÚSICA

El espíritu de Paco de Lucía late fuerte en sus sucesores diez años después

 Su talento cambió el flamenco para siempre, marcando a las generaciones de guitarristas que vinieron después. Varios de esos músicos le recuerdan en estos días de homenajes

El guitarrista Niño Josele y el percusionista Rubem Dantas, que formaron parte en su día de la 'troupe' de Paco de Lucía, durante la gala homenaje en el Carnegie Hall de Nueva York.

El guitarrista Niño Josele y el percusionista Rubem Dantas, que formaron parte en su día de la 'troupe' de Paco de Lucía, durante la gala homenaje en el Carnegie Hall de Nueva York. / MARO RENNELLA / WOMACKGROUP

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

“Paco de Lucía es la voz de la apertura y el corazón”. Así describía el laureado músico de jazz Arturo O’Farrill (México, 1960), desde el escenario, lo que significa para la música la carrera de Francisco Sánchez Gómez (1947 - 2014), conocido para la historia como Paco de Lucía, de cuyo fallecimiento se cumplía el 25 de febrero el décimo aniversario. Lo hacía para presentar el espectáculo ofrecido en el marco del festival Paco de Lucía Legacy en Nueva York el pasado 21 de febrero en el Teatro Symphony Space de la ciudad, un encuentro entre algunos de los músicos flamencos que compartieron escenario con el maestro de Algeciras y la orquesta de jazz afrolatino Belongó, capitaneados por O’Farrill y el músico español Álex Conde.

No hay absolutamente ningún guitarrista actual, ni siquiera entre los de su misma generación, que no tengan algo de él”. Así de rotundo es Faustino Núñez (Vigo 1961), máster en musicología por la Universidad de Viena, violonchelista y guitarrista, y colaborador, en numerosas ocasiones, del genial guitarrista. Lo mismo piensa Daniel López Vicente, Dani de Morón (Sevilla, 1981), guitarrista que trabajó junto a él durante diez años. “Realmente somos todos herederos de él”, reflexiona. “Cada uno tiene su mundo, pero todos tenemos cosas de él”.

“Es un artista que ha sembrado mucho. Yo mismo soy parte de esa siembra”, decía en la presentación del Legacy en Madrid Jorge Pardo (Madrid, 1956), saxofonista y flautista que formó parte de su primer y revolucionario sexteto, que permitió poner a la guitarra en el centro del escenario y arroparla con instrumentos que nunca lo habían hecho hasta la fecha: vientos (saxo y flauta), contrabajo y percusiones ajenas al flamenco. “Todos tenemos un Paco de Lucía dentro y una vivencia con Paco, aunque sea una tarde escuchando uno de sus discos”.

El joven guitarrista Yerai Cortés (Alicante, 1995), muy seguido en la actualidad por el público más joven, admite que su primer recuerdo de Paco de Lucía, que cuando él nació ya era el mejor guitarrista del flamenco, es indirecto. “Yo escuché a Paco en las manos de mi padre”, confiesa al día siguiente de su actuación en el Carnegie Hall como parte del elenco que homenajeaba su legado. “Mi padre era muy aficionado a la guitarra y ha sido paquero desde siempre. Yo le acompañaba con el cajón y así me aprendí toda la música de Paco de Lucía, pero hasta con la percusión y todos los arreglos”.

Jorge Pardo (flauta), Carles Benavent (bajo) y Rubem Dantas (cajón, el instrumento de percusión que Paco de Lucía incorporó al flamenco), durante su actuación en Nueva York el 20 de febrero.

Jorge Pardo (flauta), Carles Benavent (bajo) y Rubem Dantas (cajón, el instrumento de percusión que Paco de Lucía incorporó al flamenco), durante su actuación en Nueva York el 20 de febrero. / MARO RENNELLA / WOMACKGROUP

Fue justo este uno de los instrumentos que incorporaría Paco de Lucía al flamenco para siempre. Su sonoridad, recuerda el primer percusionista en hacerlo, Rubem Dantas, le pareció al guitarrista muy cercano al sonido del zapateado de los bailaores: el golpe grave del tacón y agudo de las plantas hacía que sonase como el mejor acompañamiento posible. “Cinco años después de traerlo a España, todos los demás artistas del flamenco tenían su cajón. Nosotros fuimos incluso los impulsores de una industria en torno al cajón, porque había que construirlos”. Lo contaba Dantas, que junto a Pardo formó parte del primer sexteto de Paco de Lucía, en el coloquio anterior al concierto en el Symphony Space ante el público estadounidense.

La referencia cuando faltan ideas

Preguntado por el mayor legado que deja a los guitarristas posteriores, Dani de Morón insiste en que su herencia es inagotable. Lo explica también en Nueva York, durante los ensayos previos al gran concierto homenaje. “Cada uno se agarra a algo de su inmenso trabajo, cada uno ve especial una cosa”, afirma. “A mí personalmente me encanta Luzía (Universal, 1998), tiene un mundo ahí en las armonías y las melodías que es muy complejo de estudiar”.

Pero además, admite, Paco de Lucía es la fuente a la que acude cuando necesita inspirarse. “Cada uno tiene sus mecanismos para buscar cuando le faltan ideas. En mi caso son los discos que grabó con Camarón al principio de su carrera”, explica. “En esos discos se ven claras las malas intenciones del guitarrista en el sentido más positivo, su habilidad, una inteligencia descomunal a la hora de coger el testigo de los guitarristas que vinieron antes y transformarlo todo para que suene personal”.

De izda. a dcha.: Yerai Cortés, José Mercé y Dani de Morón durante la gala homenaje del festival Paco de Lucía Legacy en Nueva York.

De izda. a dcha.: Yerai Cortés, José Mercé y Dani de Morón durante la gala homenaje del festival Paco de Lucía Legacy en Nueva York. / MARO RENNELLA / WOMACKGROUP

Yerai Cortés señala Cositas buenas (Universal, 2004) como una de sus referencias. “Paco directamente abrió caminos como el que va podando, y luego llegas tú y el camino está hecho, pero con esa gran dificultad que dejó para andar por ese camino”, reflexiona. “Esto te da mucha información, pero tiene sus cosas no tan buenas, porque sabes que es muy difícil llegar a tocar de esa manera”.

Dignificar el flamenco

Aunque vivía tratando de huir de su propia fama y de superar su trabajo anterior, Paco de Lucía fue muy consciente del lugar que ocupaba en el flamenco. “Él sentía que había llegado al mundo para cumplir una misión máxima, la de situar el arte lo más alto posible”, afirma por teléfono Faustino Núñez. “En España, el flamenco ha sido muy maltratadom y él daba su vida por dignificarlo, pero de una forma nada mesiánica, a él nunca le gustó presumir de nada, no tenía que hacerlo”.

Su nivel de exigencia era mayúsculo, pero trataba de transmitir confianza a los músicos que tocaban junto a él. “En realidad trabajar con él era muy fácil”, afirma Juan José Heredia Cortés, Niño Josele (Almería, 1974), que tocó junto al maestro de Algeciras durante 20 años y que ha sido otro de los guitarristas destacados en el festival Paco de Lucía Legacy. “En el escenario, con una mirada hacía que te relajaras. Nunca invadía tu espacio, te dejaba tener tu propio estilo, te sentías muy tranquilo tocando junto a él”.

“Tú lo tienes”. Esta era la expresión, explica Dani de Morón, que usaba para dar seguridad en los ensayos. La usaba tanto, explica, que él quiso titular una pieza con esta expresión de Paco en su primer disco, Cambio de sentido (La voz del flamenco, 2012).

“Paco estaba siempre al tanto de lo que hacíamos todos los guitarristas”, añade, y pone el ejemplo del festival Pirineos Sur de 2004, al que el de Morón acudió junto al cantaor Guadiana y en el que Paco de Lucía también estaba programado. “Lo normal es que nosotros fuésemos sus teloneros y él cerrase el festival, por una cuestión de categoría. Pero él dijo que no, que salía a tocar antes porque quería escucharnos”, explica. “Así era Paco. Se peleó con la organización y lo consiguió. Nosotros vimos su concierto entre cajas y luego él hizo lo mismo con nosotros, vio entera la actuación nuestra”.

Paco de Lucía, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004.

Paco de Lucía, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004. / J.L. CEREIJIDO / EFE

Ese interés por los demás guitarristas lo mostraba, además, desde sus inicios. A Niño Josele le vio tocar por primera vez en Mallorca, cuando él tenía diez años, y ya le dijo a su padre que le animara a seguir el camino que llevaba. “No me llamó hasta 20 años después”, explica Josele. Sin embargo, él aclara que no comenzó a conocerlo de verdad hasta varios meses después de incorporarse a la troupe del algecireño. “Llevábamos dos meses de gira. Un día, después de un concierto, teníamos que hacer un viaje a la siguiente ciudad, a 500 kilómetros”, cuenta. “Me avisan de que no me puedo subir al autobús de la gira porque el maestro quería hablar conmigo, y yo pensé que me iba a despedir. Pero entonces me dice que quería que le acompañara, que tenía ganas de conducir y había pedido un coche. Quería aprovechar el trayecto, y me dijo: ahora, cuéntame quién es Juan José Heredia Cortés y yo te contaré quién es Francisco Sánchez Gómez”.

Líder diez años después

Diez años después de su fallecimiento, todos están de acuerdo en que hoy en día nadie ocupa el lugar que ocupó Paco de Lucía, aunque todos tengan algo de él. “De mí dijo Chick Corea que era el sucesor de Paco y casi me arruina la vida”, comenta entre risas Niño Josele. “Él roneaba de que el único que había tocado con Chick Corea era él. Era su músico preferido, se ponía muy nervioso con él. Y una vez que estaba yo grabando con Chick Corea me llama y me dice: '¿pero tú quién te has creído que eres? ¿McLaughlin?' Pero entonces me di cuenta que estaba de broma, porque se puso a medio reír, así que le contesté: '¿Que quién me creo que soy? ¿Yo? ¡Paco de Lucía!' Y ahí nos partimos de la risa los dos. Y ya después roneó: 'Que sepas que te ha llamado a ti porque yo no he querido ir'”.

Por suerte, dice Josele, ha dejado una escuela de mucha calidad. “Pero también hay que parar y poner orden, tenemos que ir todos a una, que es lo que él quería”, dice. “Aquí no hay nadie más que nadie, que ninguno piense que tiene que haber un líder porque no va a haber otro Paco de Lucía”.

“Que Paco sea tan inmenso me parece muy bonito, porque eso te hace a ti tener que replantearte tocar de otra manera”, añade Cortés. “¿A qué vino Paco aquí? A iluminarnos”.