POLÍTICA Y TEATRO

No es la primera vez: otras ocasiones en las que la extrema derecha ha protestado contra el cine y el teatro

Vox se manifestará este jueves contra el estreno en Madrid de la obra de teatro 'Altsasu'

María Goiricelaya, directora de 'Altsasu', la obra contra la que se va a manifestar Vox: “Ninguna pieza artística tendría que ser prohibida por tener una mirada diferente”

El dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro durante una conferencia de prensa en el Teatro Alfil en mayo de 2004, tras el polémico estreno de su obra 'Me cago en Dios' en el Círculo de Bellas Artes

El dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro durante una conferencia de prensa en el Teatro Alfil en mayo de 2004, tras el polémico estreno de su obra 'Me cago en Dios' en el Círculo de Bellas Artes / Paco Campos (EFE)

Vox ha convocado para este jueves por la tarde una protesta frente al Teatro de la Abadía, en pleno barrio de Chamberí, en contra del estreno en Madrid de la obra 'Altsasu', dirigida por la dramaturga vasca María Goiricelaya. El montaje está inspirado en los acontecimientos ocurridos en esta localidad navarra en octubre de 2016: la agresión de un grupo de jóvenes a dos guardias civiles -que se encontraban fuera de servicio- y a sus parejas. Los asaltantes fueron condenados a prisión, con penas desde los dos a los trece años, en medio de una vorágine mediática y política.

No es la primera vez que agrupaciones de extrema derecha muestran su desacuerdo -mediante múltiples maneras, unas más pacíficas y otras, menos- con respecto a obras de teatro y películas que abarcan temas muy diversos. En la época de la Transición, este tipo de movilizaciones, casi siempre violentas, eran frecuentes, pero en los últimos años también se han producido episodios similares al de hoy.

En 1975, Camilo Sesto se embarcó en el proyecto de dar voz y cuerpo a la adaptación de Jesucristo Superstar en el teatro Alcalá Palace de Madrid, bajo la dirección de Jaime Azpilicueta. La trama aunaba la vida del Mesías cristiano con el pop y el rock. Camilo Sesto se implicó hasta el punto de financiar la producción y tuvo que vérselas con la censura, que daba sus últimos coletazos con la agonía del dictador Francisco Franco y que había puesto trabas al estreno de la película homónima. Los Guerrilleros de Cristo Rey, un grupo ultraderechista muy activo en España durante los años setenta, también pretendieron impedir las representaciones del musical. Trataron de intimidar a quienes acudían a comprar entradas al teatro y manifestaron opiniones cargadas de agravios en los medios de comunicación. Hubo incluso amenazas de bomba que hacían correr despavoridos a los empleados del teatro, aunque no llegaron a materializarse. Pese a todo ello, nadie logró frenar el éxito de la obra, cuyo Jesucristo modernizado triunfó entre el público madrileño.

Poco después, en 1977, se estrenaba la película Camada negra. Su director, Manuel Gutiérrez Aragón, había declarado en una entrevista a El País un año antes que se trataría de "un filme sobre el comportamiento fascista". La historia se centra en la formación paramilitar de un grupo de jóvenes con anhelos de recuperar el régimen franquista. Parece que a los censores tampoco les gustaron las ideas expuestas en este largometraje, porque su estreno fue paralizado durante cuatro meses, aunque el galardón del Oso de Plata obtenido en el Festival de Berlín en 1977 presionó para que saliera adelante. Aun así, hubo dos atentados -uno con bomba y otro con cóctel molotov- en los Cines Luchana durante los primeros días de proyección, uno de ellos atribuido a simpatizantes del partido de extrema derecha Fuerza Nueva. Asimismo, Gutiérrez Aragón alegó que, tiempo después, recibió personalmente amenazas por parte de militantes de extrema derecha.

En la década siguiente, las protestas contra la película Yo te saludo, María, de Jean-Luc Godard recibieron un mayor apoyo, ya que fueron precedidas por discursos del mismísimo Papa de Roma, Juan Pablo II, que consideró que el filme "hería profundamente el sentimiento religioso". Así, en los cines Alphaville, en junio de 1985, se produjeron varios intentos de boicot. Bombas fétidas, intentos de colapsar la cola con falsos espectadores con los bolsillos repletos de calderilla o gritos de "¡España, católica!" en los alrededores de la sala, según la crónica de la periodista Ángeles García en El País. Poco a poco los altercados fueron escalando, llegando a las amenazas contra las personas que esperaban para comprar la entrada. Finalmente, la policía cargó contra los manifestantes con el objetivo de dejar pasar a los espectadores a la sala, después de que ya se hubieran anulado varias sesiones previas. La semana siguiente, un joven trataría de incendiar con gasolina el mismo cine. Apoyaba estas acciones una amalgama heterogénea de personas: jóvenes de vertiente ultracatólica, espectadores conservadores, militares e incluso miembros de Fuerza Nueva y su fundador Blas Piñar.

Décadas más tarde, en mayo de 2004, un centenar de personas se congregó delante del Círculo de Bellas Artes de Madrid para mostrar su desacuerdo con la obra teatral Me cago en Dios, de Íñigo Ramírez de Haro, cuñado de Esperanza Aguirre. El director y el actor principal fueron agredidos por dos manifestantes, según informó Europa Press en aquella fecha. Los organizadores, la plataforma ciudadana Hazte Oír y la Plataforma para la Protección de la Familia, consideraron que la pieza suponía un ataque contra la religión y que el propósito de la protesta era "hacer oír la voz de los creyentes, que está silenciada en la sociedad". Exigieron la retirada de la obra y la dimisión del ministro de justicia del momento, Juan Fernando López Aguilar.

En 2019, la obra Dios tiene vagina, de la compañía Vértebro, también recibió muchas críticas por sus intérpretes desnudos y por la aparición de símbolos religiosos. Hazte Oír lanzó una campaña en contra del montaje teatral llamada Pornografía para burlarse de la Semana Santa que recabó miles de firmas. En paralelo, la Asociación Española de Abogados Cristianos presentó una querella contra los creadores y también recogió firmas para solicitar al gobierno municipal, encabezado por Manuela Carmena, que anulase las representaciones. Ante la negativa del juzgado para cancelar la obra, un grupo de manifestantes provistos de rosarios se reunió para rezar y protestar delante de la puerta de acceso a la sala, en el complejo cultural Matadero de Madrid.

En los últimos meses, Vox ha protagonizado varios intentos, algunos exitosos, de cancelación de obras de teatro, películas o subvenciones a instituciones culturales. Ocurrió, por ejemplo, en Valdemorillo con una obra de Virginia Woolf en junio de 2023, y también en una localidad de Toledo el pasado diciembre, entre otros. En el caso de este jueves, el partido de extrema derecha ha decidido volver a la calle, como lo hizo hace pocas semanas con las movilizaciones delante de la sede del PSOE en Ferraz.