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Bernardo Atxaga: "Temo a esos que hoy invocan la Constitución y enarbolan la palabra libertad"

El escritor vasco Bernardo Atxaga.

El escritor vasco Bernardo Atxaga. / CUATRO LUNAS

Escritor, de formación filósofo y economista, el Atxaga postnovelista nos lleva de viaje por cárceles del sur de Francia y Euskadi, con el pretexto de divulgar el origen de su tan “terca” y misteriosa lengua materna. Habla abiertamente del “nacionalismo ambiente” de su juventud de izquierdas no nacionalista, y del diálogo sordo que ha convertido la política en mera publicidad. Publica en Cuatro Lunas Exteriores del paraíso. Escritos cómicos y tristes.

-¿De dónde le viene esa costumbre ya infantil de esconderse?

Ajá… Del deseo de ser misterioso (alza órbitas y nariz, con cara de, eso, misterioso). No lo hacía en mi pueblo, sino allí donde no era conocido, para hacerme el interesante.

-Nació José Irazu (Asteasu, 1951), y lo primero que hace como escritor es parapetarse detrás de una falsa identidad, Bernardo Atxaga. ¿Por motivos políticos?

Me lo recomendó el párroco: la cualidad de la serpiente es ser prudente, y es ésta una gran virtud, me dijo. El pseudónimo me protegió, Bernardo Atxaga tuvo juicios a los que no asistió: llegaba la denuncia, pero ese individuo no vivía en lugar alguno, no podían notificarle.

-¿La novela le aburrió a Atxaga o no está el mundo para novelas?

El mundo quiere novelas, pero yo no, porque me parecen convencionales. Es un género socialmente muy importante, pero literariamente, ya no. Prefiero centrarme en la escritura de asuntos que me producen una emoción poética fuerte, instantes de gran significación que escribo en apuntes de folio y medio; hay más complejidad. Si algún día los publico, el libro se llamará Enciclopedia. Josep Pla decía que un hombre serio no lee novelas después de los 40 años, sin ánimo de ofender a los novelistas.

El escritor Bernardo Atxaga en una imagen reciente en Barcelona.

El escritor Bernardo Atxaga en una imagen reciente en Barcelona. / EDITORIAL CUATRO LUNAS

-¿Y la poesía, no estaremos faltos de poesía?

La poesía es ya una plaga. Y luego está la publicidad, que se nutre de esa poesía muerta, que ya no significa nada. Ahora en Navidad nos echarán toneladas de esta poesía.

-¿Por qué un viaje a las cárceles como pretexto para contar la historia del euskera?

Las visitas a las cárceles me impresionaron profundamente y pensé que ahí había una enseñanza. Algo que me atrae enormemente son esas zonas en las que no te sirve de nada la regla de medir que utilizas en la vida. Sabes que el hombre que te está saludando es un pederasta y sientes una gran repulsión, pero inmediatamente te cuenta que tiene encima una ruina de 30 años de condena, y sientes piedad, y la mezcla de ambos sentimientos es un cóctel fortísimo. Tomas consciencia cuando, después de dos horas dentro, en una tensión máxima, se abre la puerta, sales al exterior y te estalla una alegría…

En los 70 nos vimos envueltos en la corriente no homogénea de un río que en el fondo llevaba un fuerte sentimiento nacionalista, por contraste al anti-vasquismo franquista"

-Una “lengua terca” el euskera, dice, que sobrevivió “ocultándose como un erizo”. ¿Qué significa “lengua materna”? ¿Sabe que si una madre no habla a sus hijos su lengua materna los hijos inconscientemente van a sufrir una carencia afectiva?

No, no lo sabía, pero la música de la madre cuando habla al niño marca toda su relación posterior con los sonidos; es la primera melodía, y se queda fijada como un referente. ¿Y sabes otra cosa que aún influye más?, el tacto. Sin melodía sales adelante, sin el tacto, no. Es el sentido más desconocido pero tal vez el más importante en muchos aspectos.

-Es el autor más traducido (a 36 lenguas) y leído en euskera de todos los tiempos, pero su reivindicación de la cultura vasca, ¿alguna vez tuvo que ver con el nacionalismo?

Hablaré con claridad: sí, con el “nacionalismo ambiental”; es decir, en los 70 nos vimos envueltos en la corriente no homogénea de un río que en el fondo llevaba un fuerte sentimiento nacionalista, por contraste al anti-vasquismo franquista. Sería falso decir que no tuvimos nada que ver, aunque personalmente mi ideología siempre ha sido más roja que nacionalista. Pero dicho esto, todas las editoriales que me publicaban habían sido creadas por nacionalistas y, lo mismo, las revistas en las que escribía; en concreto Hitz era de ETA. Y dábamos conferencias en foros nacionalistas, lo que quiere decir que en cierto modo estuviste ahí, aunque no abrazaras la ideología.

-Pero luego en los años 90 se posicionó abiertamente en contra, ¿no es cierto?

Sí, pero a veces nos pasamos de listos negando evidencias. Ocurre que en Euskadi, entre los años 1965-75, en términos fluviales vivíamos en un rápido constante, todo era tan intenso… Y podía ser que de pronto acabaras en la cárcel, o en Cuba, o en un kibutz. Y hemos sobrevivido.

-Exhala y enraízate, inhala y expándete, es el ritmo natural de la respiración, de las olas, de la naturaleza. ¿Debiera ser también el ritmo de la cultura de los pueblos?

(Se sonríe). Y es también el ritmo del caminar. No hay mejor base para la creación que la experiencia, lo que no es así no me interesa.

-“Sin intercambio cultural no hay diálogo en el mundo”, dice uno de los actores en Lectura en la prisión de Mauzac. ¿Por eso no es posible el diálogo en ciertas mentes de la política española y también, catalana?

Para que exista el diálogo no basta con hablar, requiere de lugares, situaciones propias. Igual que el fuego ayuda a contar historias, también hay situaciones que ayudan a dialogar. El diálogo no es un bla bla bla, necesita antes una gran preparación, es una etapa final. Ahora por lo que se ve, sucede al revés: primero es el bla bla y luego ya veremos qué pasa. Me da la sensación de que la publicidad y la propaganda lo han contaminado todo. Lo hemos visto con Trump y lo vemos ahora con la presidenta Ayuso: es el atractivo de lo trivial, de lo aberrante; es como el cotilleo, que no requiere implicación ni preparación.

La extrema derecha utiliza nuestros valores para socavar el orden. La palabra más tergiversada de la historia es 'libertad'"

-¿La payasada, de Elon Musk, por ejemplo?

Exactamente: es el discurso del payaso, el triunfo de lo fácil y lo que el público recuerda al salir del circo: la bofetada del payaso.

-Las banderas de “a mí me gusta la fruta”… ¿Payasada madre?

Los sujetos políticos, es decir los ciudadanos, no van a nutrirse de esa actitud de chafardeo.

-Una más de política y lo dejamos: ¿considera que la ley de Amnistía es un peaje o una necesidad real?

Se hizo el pañuelo para la nariz y no, la nariz para el pañuelo. Una política responsable debe mirar al futuro y buscar la paz, y si para ello hay que saltarse un paso, se salta. Todos estos que invocan el pañuelo, la Constitución… Mire, no me venga con tontadas: hay que solucionar un problema. Quienes últimamente más hablan de democracia, no creen mucho en ella: la extrema derecha utiliza nuestros valores para socavar el orden. La palabra más tergiversada de la historia es “libertad”: temo a esos que hoy enarbolan la palabra libertad.

-Es hijo de un carpintero y una maestra que le inculcaron el amor a la lectura. Sus primeros poemas los escribe con 13 años. ¿Por qué eligió estudiar económicas?

No había más salida entonces para un muchacho de un pueblo de Gipúzcoa que estudiar Físicas en San Sebastián o Ingeniería o Económicas en Bilbao, no cabía pensar en ir a estudiar Filosofía o Clásicas a Madrid, que era lo recomendable. Nunca hubiera elegido Económicas. Unos 10 años más tarde fui a Barcelona a estudiar Filosofía, mientras trabajaba en lo que podía (un banco, unas clases de instituto, etc).

-Lo que en su tiempo sería una marcianada, aunar ciencias tan dispares, es hoy sin embargo la conjunción más necesaria. ¿Se le ocurre por qué?

Claro, hace falta que quienes toman las decisiones económicas piensen un poco más allá. Era algo que entonces ya se intuía. Económicas tenía una asignatura de Filosofía y alguna otra que rozaba la materia, como historia de las ideas políticas y económicas, incluso estudiábamos un tratado de Estructura de José Luis Sampedro, sin saber quién era, año 1972, pero lo leías con mucho placer. Lo peor fue la cantidad de horas que perdí con la micro economía, y todo lo que fumé estudiándola: no lo perdonaré nunca, nunca entendí para qué sirve.

-Atxaga, la naturaleza ha sido siempre un personaje fundamental en su literatura, ¿qué queda de aquel paisaje de Obaba, qué le hemos hecho? ¿Habrá animal más idiota que el humano?

Bueno, creo que todavía queda algo: sobrevive lo que está un poco alejado del mar, lo que sí está arrasado es la costa. En Obaba (su universo en torno a Asteasu) aún se conserva más o menos un barrio, pero donde estaba el frontón, por ejemplo, ahora hay un rocódromo y un jacuzzi. Es otro mundo.

-¿Con qué animal se identifica usted primordialmente, el erizo tal vez?

Pude haber sido un erizo y también, un cordero, pero la vida me ha convertido en un foxterrier (lo dice con una cara de bondad…): es mi animal totémico: nunca echa el paso atrás, es terco. Me he visto en circunstancias desagradables, difíciles, incómodas, pero nunca me he echado atrás, no he tenido otra virtud que la de seguir: igual hay algo de inconsciencia también.