BIOGRAFÍA

José Soto, historiador, ex militar ciego y 'forofo de los godos': "Leovigildo fue un superviviente, como yo"

El profesor y divulgador publica 'Leovigildo. Rey de los hispanos', una biografía del rey que unificó el territorio peninsular después del desmoronamiento del Imperio Romano

José Soto Chica, autor de la biografía 'Leovigildo. Rey de los hispanos' publicada por Desperta Ferro, posa en el Museo Arqueológico Nacional con su libro

José Soto Chica, autor de la biografía 'Leovigildo. Rey de los hispanos' publicada por Desperta Ferro, posa en el Museo Arqueológico Nacional con su libro / CEDIDA

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Yo con Leovigildo tengo tres conexiones. Una de ellas es que los dos somos supervivientes. Yo debería estar muerto ya". Leovigildo (536 - 586 aproximadamente) fue un rey godo, considerado por sus contemporáneos como 'Rey de los hispanos'. Su biógrafo es José Soto Chica (Santa Fe, Granada, 1971), doctor en Historia Medieval, profesor en la Universidad de Granada, investigador y divulgador. Dice de sí mismo que es un superviviente porque, antes de dedicarse a la Historia, Soto Chica tuvo otra vida. Una como militar que le llevó a la guerra de Bosnia y que, a la vuelta, durante unas maniobras militares en Cerro Muriano (Córdoba), sufrió un accidente que casi le cuesta la vida y le obligó a empezar de cero. Una explosión le arrancó una pierna y le reventó los globos oculares, le tuvo 14 días luchando por su vida en la UCI de un hospital y le obligó, después de su recuperación, a buscar otra profesión. Tan sólo contaba con el graduado escolar, pero un año después del accidente se matriculaba en la Universidad para estudiar Historia. "Yo tenía a la antigua Roma en la cabeza", explica, pero "los azares del destino" le hicieron especializarse en Bizancio, Persia y el primer islam.

Su inagotable curiosidad y su afición por la lectura le llevaron a finalizar un doctorado y quedarse en la universidad, en la que continuó como investigador y profesor. "Empiezo a investigar sobre los visigodos a partir de la España bizantina, y un buen día Desperta Ferro me lanzó el desafío: ¿por qué no haces tú una historia de los visigodos? Me convertí en un forofo de los godos". Así relata Soto Chica su acercamiento a un periodo de la historia ensalzado y manoseado políticamente durante el Franquismo y caído en el olvido después. La España visigoda, Hispania, fue, junto con el reinado de los Reyes Católicos, uno de los periodos históricos más utilizados por la dictadura para transmitir unos supuestos orígenes históricos de España como país uniforme, homogéneo, centralista, monárquico y, sobre todo, católico.

"La historia de España se ha politizado hasta la náusea", exclama el investigador, indignado. "En este país usamos la historia como arma arrojadiza y esto es ridículo. Perdemos el tiempo en discusiones absurdas y esto es muy peligroso y muy cansino". Para Soto Chica, la relevancia de este periodo histórico está en su legado. "Las leyes visigodas han estado vigentes en España hasta mediados del siglo XIX. Y aquí, en ese periodo, se publica la primera enciclopedia, escrita por San Isidoro".

Leovigildo, rey de los Hispanos

Buen conversador y apasionado de su materia, Soto Chica explica todo esto en un recorrido por el Museo Arqueológico Nacional con unos pocos medios citados por la editorial. Lo hace mientras transita por los pocos vestigios visigodos que se conservan en este espacio expositivo. Comienza su explicación delante del tesoro de Guarrazar -"el más importante encontrado en Europa de la Alta Edad Media"-, una colección de impresionantes coronas de oro y piedras preciosas que Soto Chica es capaz de describir con minuciosidad a pesar de que la última vez que la vio tenía 23 años. Con esta corona explica la relevancia de Leovigildo en la historia de España, porque fue el primer rey godo en emular al Imperio Romano e instaurar símbolos vincuados a la monarquía: instauró el trono y el uso de Corona.

Leovigildo, explica Soto Chica, nació en un momento de peste, sequías y escasez, como parte de un pueblo, el godo, que a pesar de haber vivido la gloria de haber contribuido a la caída del Imperio Romano, entonces no era más que un grupo de refugiados. "Leovigildo nace en el peor momento histórico posible", explica. "España era en aquel momento un territorio de ciudades repúblicas, una tierra aparcelada y amenazada".

Cuando asume el reinado, explica Soto Chica, su primer objetivo es obvio: que no le maten, por lo que disponer de un ejército que fuese capaz de plantar cara al resto de comunidades era básico. Pero además de defenderse, Leovigildo aspira a levantar un reino. "Fue el rey que más guerreó de nuestra historia y el que mejor conoció el territorio que gobernaba", explica el historiador. "Él quería dejar un mundo en el que un campesino al levantarse por la mañana no tuviera que mirar al horizonte para ver si venían a saquearle", explica.

Sus contemporáneos, como Gregorio de Tours, le llamaban "rey de los Hispanos". Para construir su reino, utilizó la guerra, pero también las alianzas. La primera fue su matrimonio con la reina Gosvinta, viuda de otro rey y con mucho poder -y ejército propio- que participó activamente en el sueño de construir un reino visigodo. Pero no sería la única. "Leovigildo no es solamente el rey de los godos, coloca a gente muy importante de la aristocracia romana en su gobierno, y acaba con la ley que impide los matrimonios mixtos entre godos y romanos para afianzar su reino".

Imagen de archivo del tesoro de Guarrazar, el mayor tesoro de la Alta Edad Media de Europa, de la España visigoda

Imagen de archivo del tesoro de Guarrazar, el mayor tesoro de la Alta Edad Media de Europa, de la España visigoda / EFE/Paloma Puente

De superviviente a superviviente

Soto Chica no nació en el peor momento de la Historia, pero sí es un superviviente. El accidente que le podría haber costado la vida ocurrió en 1996 en la base militar de Cerro Muriano (Córdoba) en unos ejercicios con explosivos. El teniente de la brigada falleció. Nueve soldados, entre ellos él, resultaron heridos.Pasó 14 días en la UCI con muy pocas esperanzas de sobrevivir. Y sin embargo, lo hizo. Pero perdió una pierna y los ojos.

¿Le molesta que le pregunten constantemente por esto, en lugar de por su trabajo como historiador? "Para nada", contesta rotundo. "Es mi historia", explica. "Casi todo lo que he hecho en la vida que merece la pena lo he hecho después del accidente. Ese día había diez personas allí. Uno murió. De los otros nueve, ocho tuvimos todo tipo de heridas y secuelas físicas, pero hemos reconstruido nuestra vida. Mantengo el contacto con todos. La única persona que no ha sido capaz de rehacer su vida es un chaval que no tuvo ni una sola herida y lleva 26 años ingresado en una institución mental. Lo más importante es cuidar a la persona que vive dentro de ti. Es la que importa, la que te salva".

La curiosidad y el interés por la Historia le dieron una segunda vida, una en la que constantemente, como Leovigildo, tiene que reivindicarse. "Si yo tuviera mis ojos en perfecto estado tendría una posición en la universidad muy distinta a la que tengo", afirma. Soto Chica critica la dinámica interna de los departamentos universitarios, en los que sigue existiendo discriminación. "Yo tengo la obligación de reivindicar que una persona ciega o con cualquier minusvalía pueda estar en la universidad".

Estratega militar

Como su biógrafo, Leovigildo tuvo una vida militar. Por si algo es mencionado por los cronistas de la época, es por su furia guerrera. "Es imparable, está siempre en primera línea", explica Soto Chica. Sólo hubo 18 meses de su reinado sin batallas. Analizar su capacidad como estratega y líder militar, además de sus motivaciones, es sencillo para este historiador que vivió la guerra de Bosnia como parte del contingente los cascos azules de la ONU en 1995. "Te aseguro que cuando estás en un conflicto lo que más se siente es miedo", afirma el exmilitar, que tras hacer la mili decidió seguir carrera en el Ejército, hasta el accidente. "Cuando estás con un compañero haciendo un control de carreteras en una misión de paz, como estaba yo en Bosnia-Herzegovina, y se te vienen de frente dos serbios enormes con Kalashnikov, tu primera tentación es salir corriendo. No lo haces porque piensas en tu compañero, que depende de ti y está a tu lado, y esto es lo que te importa, mucho más que cualquier bandera ni cualquier ideal".

El historiador y novelista José Soto Chica fue el ganador del IV Premio Edhasa de Narrativas Históricas 2021 con su novela 'El dios que habita la espada', una recreación del rey godo Leovigildo y su corte en la Hispania del siglo VI.

El historiador y novelista José Soto Chica fue el ganador del IV Premio Edhasa de Narrativas Históricas 2021 con su novela 'El dios que habita la espada', una recreación del rey godo Leovigildo y su corte en la Hispania del siglo VI. / EFE/ Quique Garcia

Leovigildo fue un militar despiadado, pero también un líder natural. "Se conocía el reino de punta a punta porque siempre lideraba a sus tropas", explica Soto Chica. "Sus hombres le seguían porque sabían que sufría con ellos, sangraba con ellos, mataba con ellos y lloraba con ellos", describe. "Su ejemplo personal fue lo que le convirtió en un rey real".

Gosvinta y las mujeres visigodas

Las fuentes históricas no lo cuentan todo y para Soto Chica, que a través de esta biografía ha tratado de reconstruir paso por paso el crucial reinado de Leovigildo, hay algunas piezas que no encajan. Gosvinta, la reina, es una mujer poderosa, con una gran influencia y su propio ejército. Una aliada imprescindible, pero al mismo tiempo su peor enemiga. Tanto, que se alía con el hijo mayor de Leovigildo para conspirar contra el padre. Y sin embargo el rey, que vence a su hijo y lo termina ejecutando, nunca acabó con ella. "La única respuesta a por qué no la elimina, para mí, es que tenía tanto poder que la necesitaba viva".

¿Fue Gosvinta una excepción, entonces, o las mujeres tenían un papel diferente en la Hispania visigoda? Para Soto Chica, las fuentes hablan de una presencia fundamental de las mujeres. "Había menos división de género de lo que creemos. Había reinas que se presentaban con cota de maya ante sus huestes, como es descrita la hija de Gosvinta", explica, "y la primera firma de la historia que se conserva en España pertenece a una mujer, la reina Baddo, mujer de Recaredo -hijo de Leovigildo-, que nació esclava y ascendió en la escala social hasta convertirse en reina". El problema, indica este historiador, es que a menudo se anteponen los estereotipos actuales a lo que cuentan los propios cronistas de la época. "La vida era tan compleja como hoy, más compleja de lo que estamos dispuestos a admitir".