LITERATURA
Clásicos en tinta fresca: la editorial Alba brinda por sus 30 años en el Café Vienés
“Nunca se ha leído tanto como ahora, pese a los agoreros que vaticinaban el final del libro en papel”, señala Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica
“Alba es fruto de nuestro amor por los libros. Como decía Borges, somos incapaces de imaginar la vida sin ellos”. La declaración es de Arantza Sarasola, vicepresidenta de
Prensa Ibérica
y fundadora hace 30 años de la editorial junto a su marido,
Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica. La cita tiene toda la solemnidad que las ocasiones especiales requieren y la de anoche lo fue: ambos celebraron en el Café Vienés del Hotel Casa Fuster el espíritu aventurero que les llevó a ponerse a editar libros en la
Barcelona
postolímpica de 1993, rodeados de todos aquellos que hacen posible los libros: editores, traductores, correctores, escritores, distribuidores y lectores. A la anfitriona de la fiesta, su hija Idoia Moll, hoy al frente del sello que más mima a los clásicos del siglo XIX y XX, se le escapó alguna lágrima fugaz al agradecer a sus padres el haberle enseñado "el oficio más bonito del mundo, editar libros”.
Joan Tapia (presidente del Comité Editorial de El Periódico), Albert Sáez (director de El Periódico), Aitor Moll (consejero delegado de Prensa Ibérica), Sergi Guillot (director general de Prensa Ibérica), Ainhoa Moll (Adjunta al Editor) y Fèlix Noguera ( director general de Prensa Ibérica en Cataluña y Baleares) brindaron con todo el equipo de Alba, que hizo casi un pleno: estaban los editores Luis Magrinyà, Manuel Guedán y María Tena (se echó de menos a Gonzalo Torné, en el extranjero); también los imprescindibles traductores de la casa como Joaquín Fernández- Valdés (responsable de la última versión de ‘Guerra y paz’), Amaya García Gallego (traductora junto a su madre de Gustave Flaubert e inmersa ahora en otro Tourmalet de la traducción, ‘En busca del tiempo perdido’) y Concha García Cardeñoso, traductora de Daphne du Marier.
A la fiesta acudió una nutrida parroquia del mundo editorial barcelonés: estaban la escritora Olga Merino, los editores Luis Solano y Aurora Cuito de Libros del Asteroide, Juan Cerezo de Tusquets, Patrixi Tixis de Grupo Planeta y portavoz de los editores catalanes, el filósofo Jordi Llovet y la escritora y crítica Anna Caballé, las agentes Glòria Gutiérrez de Carmen Balcells y Txell Torrent de Mónica Martín, el cineasta Albert Serra (recién llegado del Liceu), Álex Sàlmon, director del suplemento literario 'abril', y Sergio Vila-Sanjuán, del suplemento Culturas de La Vanguardia. La delegación madrileña formada por Jorge Fauró, Armando Huerta, Jacobo de Arce e Inés Martín Rodrigo tampoco se lo perdió.
“Nunca se ha leído tanto como ahora, pese a los agoreros que vaticinaban el final del
libro
en papel”, añadió Javier Moll, que recordó que dos terceras partes de los 90.000 libros que se editan cada año en
España
lo hacen en papel. Una buena parte de ellos, por cierto, se imprime en Liberdúplex, la imprenta de Prensa Ibérica de la que cada año salen 35 millones de ejemplares con la tinta fresca. Por el futuro de la tinta fresca, de
Alba
y de los libros, salud y a por 30 más.
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