MÚSICA

Confeti de Odio: “Este es un disco para perdonar y para pedir perdón por lo que hemos hecho nosotros”

El músico madrileño, que sorprendió a todos con ‘Tragedia Española’, comienza la gira de presentación de su nuevo disco, ‘Hijos del divorcio’, un trabajo marca de la casa pero mucho más rico musicalmente.

Lucas Vidaur, conocido artísticamente como Confeti de Odio.

Lucas Vidaur, conocido artísticamente como Confeti de Odio. / Cedida

Aunque ya había sacado algunos temas a lo largo de 2018 y 2019, puede decirse que la carrera musical en solitario de Lucas Vidaur (Madrid, 1994), comenzó en 2020 con el lanzamiento de Tragedia española (Snap! Clap! Club) bajo el nombre de Confeti de Odio.

Un disco de título rotundo, lanzado en pleno confinamiento, y cuyas melancólicas canciones impactaron como un misil en la línea de flotación emocional de varias generaciones de fans de la música indie (Z, millennials y un buen número de miembros de la Generación X), que se encontraban encerrados en sus casas mirando frente a frente a todos sus fantasmas personales.

Aquel disco fue un gran éxito y colocó a Lucas como uno de los nombres más interesantes de la escena nacional. “Fue una sorpresa para bien”, recuerda a través del teléfono. “Había sacado algunas canciones antes y tenía claro que habría gente con ganas de escucharlo, pero no me esperaba el impacto que acabó teniendo. Esa buena reacción me motivó mucho, me di cuenta de que había conseguido un pequeño número de seguidores y me planteé darlo todo en el segundo disco”.

Casi la misma semana del lanzamiento de Tragedia, Lucas se puso a trabajar en el disco que acaba de salir, Hijos del divorcio, que publica con un nuevo sello, Sonido Muchacho, y que, manteniendo intacto el espíritu melancólico y reflexivo de las letras del primero, se adentra en mayores complejidades musicales. “Quería hacer algo más arriesgado, más loco, que sorprendiera un poco. A nivel lírico Hijos del divorcio tiene mucho que ver con Tragedia, al final soy yo quien escribe las canciones y mi marca está ahí. Tienen mi marca de melancolía, de ironía… Pero a nivel musical ya no me limito al clásico batería, guitarra, bajo y voz. Hay varias canciones así, pero voy un poco más allá: hay algunas con autotune, una balada estilo años 50, una mucha más electrónica, una más gótica o rockera como Déjales entrar y un par más ochentenas como En la oscuridad o Estrella. Me parece un disco mucho más rico y entretenido, con muchos más detalles”.

El disco anima a avanzar y progresar como personas, a tener más empatía y mirar más hacia adentro"

Rememorando la génesis de este nuevo trabajo, Lucas confiesa que “lo primero que surgió, como siempre me pasa, fue el título, el concepto, y ya casi instantáneamente la primera y la última canción. El principio y el final. Eso ya me dio un marco sobre el que trabajar”. El cantante, que durante el tiempo transcurrido entre su primer y segundo disco también ha editado un libro, El tejido de las cosas (Libros Walden, 2020) y ha dirigido varios cortos, confiesa que “quería hacer un disco más conceptual hablando sobre las relaciones interpersonales. Tragedia era más intrapersonal, iba de la relación con uno mismo, y este trata sobre cómo nos relacionamos con nuestros amigos, enemigos, familiares, parejas... El título hace referencia a mi generación, pero no considero que sea un disco exclusivamente para gente de mi edad. Habla del año que nos hacen, del daño que hacemos, de lo torpes que somos, de lo torpes que han sido con nosotros, y también anima a avanzar y progresar como personas, a tener más empatía y mirar más hacia adentro. Reconocer lo que hemos hecho mal para perdonar y perdonarnos para así conseguir que todos nos llevamos mejor”.

Con todo esto en mente, el músico, que actualmente también trabaja como compositor para otros artistas de Sony, fue rellenando los huecos de la historia, con canciones que, según él, funcionan como una especie de fotografías de los momentos que caracterizan muchas de las relaciones actuales.Estrella, por ejemplo, es el primer enamoramiento obsesivo, ultra loco, el momento en el que se idealiza a la otra persona”, nos explica. “El malo final es cuando la ruptura está a punto de llegar, Solo y sin ganas se refiere al momento en el que la ruptura se acaba de producir y piensas que te vas a morir, pero al final sobrevives”.

No se puede hablar del proyecto Confeti de Odio sin hacer una referencia al papel fundamental que tiene como productor Juan Pedrayes, batería del grupo Carolina Durante y de Axolotes Mexicanos, banda en la que también milita Lucas como guitarrista. “Siempre ha sido mi productor y ha estado muy implicado en este nuevo disco, acompañándome en la preproducción, producción y postproducción”, afirma Lucas. “Juan siempre es el primero al que le envío las canciones nuevas para ver qué le parecen. Es a la persona que más escucho a nivel artístico. Y aunque en las letras soy yo el que lleva todo el peso, él me aporta mucho a nivel musical y de estructura de las canciones”.

Vídeos por doquier

Algo que llama la atención de este nuevo trabajo de Confeti de Odio es que en el día del lanzamiento de Hijos del divorcio se publicaron también vídeos musicales de la mayoría de canciones. “Con Dani Rato, que ya había dirigido el vídeo de El cielo son los otros y toca conmigo, decidimos hacer unos visualizers [un término que se refiere a vídeos musicales sencillos que sirven para ilustrar una canción]. La idea era que en cada uno de los vídeos se retratara a un ‘hijo del divorcio’. Cada uno enfrentándose a sus cosas. Hay uno que está haciendo ejercicio a saco, otro que está en terapia, otros que están como en la puerta de un supuesto funeral… Teníamos ganas de crear algo así, como un universo visual aparte de las propias canciones y estamos muy contentos con el resultado. Dani tiene un ojo buenísimo y verlo trabajar es increíble. Y eso que tuvimos muy poco tiempo y llegamos a rodar incluso varios en un mismo día, liando a amigos, conocidos, desconocidos… Un poco en la línea de toda la preparación de este disco, que ha tenido muchas aventuras”.

Entre las anécdotas más destacadas de la producción del disco, Lucas recuerda especialmente la larga e intensa búsqueda que realizó él mismo de un coro infantil dispuesto a participar en la primera canción del disco titulada, precisamente, El coro de los hijos del divorcio. “Encontramos de milagro un coro que podía hacerlo cuando casi ya no había tiempo”, explica.

El disco se acaba de presentar en directo en Alicante, Valencia y Barcelona, y llegará a la Sala El Sol de Madrid el 2 de diciembre. Al igual que ha pasado con el disco, la idea de Lucas es presentar un show algo más complejo que en su anterior gira. “Queremos que sea algo menos rockero de lo que solía ser, más profesional, con más sonidos secuenciados y menos improvisación. Me gustaría también ampliar la banda e incluso llegar a conseguir una propuesta casi orquestal”. Ya en 2023 el artista confía en poder tocar en la mayor cantidad de ciudades posible además de publicar su segundo libro y terminar el nuevo corto en los que ya está trabajando.

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