ÉPICA EN LOS JJOO

'42 segundos': Jaime Lorente y Álvaro Cervantes, dos gladiadores en la Barcelona olímpica del 92

Los actores se sumergen, a pelo y sin dobles, en la gesta que protagonizaron Pedro García Aguado y Manel Estiarte con la mítica selección española de waterpolo

Jaime Lorente y Álvaro Cervantes, los protagonistas de la película ’42 segundos’, este jueves, en el centro de Barcelona.

Jaime Lorente y Álvaro Cervantes, los protagonistas de la película ’42 segundos’, este jueves, en el centro de Barcelona. / RICARD CUGAT

Laura Estirado

En 2000 Ridley Scott volvió a poner de moda las películas de romanos con Gladiator. La historia de Máximo Décimo Meridio encarnada por Russell Crowe y su mano acariciando las espigas de trigo (aunque en verdad fuera la mano de su doble, Stuart Clark) quedó grabada en la retina de los espectadores. La épica del filme se ha replicado hasta la saciedad y es casi la lección obligada que usan los entrenadores de fútbol para motivar a sus jugadores. Pero a partir de este viernes también cuentan con otro manual coach de primera, la gesta que narra 42 segundos, la película sobre la historia real de la selección española de waterpolo que puso en pie a todo un país en los JJOO de Barcelona 92, justo se acaban de cumplir 30 años.

Dirigida por Àlex Murrull y Dani de la Orden -que también estrena hoy, 2 de septiembre, la comedia El test-, la película cuenta con sus propios gladiadoresJaime Lorente (Murcia, 1991) y Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989). El Denver de La Casa de Papel o El Cid, por un lado, y el Carlos, rey emperador o el Loco por ella, por el otro, son aquí los protagonistas en remojo

Hito de Estiarte y García Aguado

Se ponen en el pellejo de los waterpolistas Pedro García Aguado y Manel Estiarte, respectivamente, las dos figuras que impulsaron a un equipo que, a meses de celebrarse aquellos irrepetibles Juegos, tenía todos los números de pasar sin pena ni gloria. No estaban preparados ni motivados, pero el técnico croata Dragan Matutinovic los supo exprimir al máximo convirtiéndolos en un piña de auténticos "gladiadores", como le gustaba llamar a sus chicos. Pero en lugar de un circo con arena, los waterpolistas se batieron en el agua de las piscinas Picornell de Montjuïc, en una final agónica contra Italia. No ganaron el oro, pero se convirtieron en leyenda.

"Teníamos 1 [Lorente] y 3 años [Cervantes] cuando los JJOO, y no nos acordamos. Pero Pedro y Manel nos han llevado de la mano, y nos han transportado a aquella época tan importante para la ciudad y el país", explican a este diario los actores, de vuelta para la premiere en Barcelona, adonde en noviembre grabaron en Montjuïc y la Villa Olímpica, tuneada para la ocasión con pósters de la época y carteles con el Cobi, la famosa mascota de Mariscal.

"Soy de Barcelona, de Poblenou, y he estado muy pegado a lo que significó aquel momento, mis padres también me lo contaron", asegura el actor, que en el filme cambia su rubio natural por las greñas morenas que entonces lucía el actual director de protocolo y ayuda al jugador en el Manchester City de Guardiola. Tanto él como García Aguado, el Hermano mayor de Cuatro que por unos meses se ocupó de la dirección de juventud del gobierno de Ayuso, han sido "muy generosos" explicándoles su experiencia.

"Si algo une a la gente, eso es el deporte, y '42 segundos' es también un drama con unos personajes muy potentes"

— Jaime Lorente

Adicciones y salud mental

"Si algo une a la gente, eso es el deporte”, opina Lorente, que acaba de rodar una serie sobre Ángel Cristo y Bárbara Rey, y avanza que en noviembre volverá a la capital catalana para grabar otra ficción. Considera 42 segundos "un drama con unos personajes muy potentes". No solo aborda los problemas de adicción por los que pasó García Aguado, sino también los fantasmas que no dejaban dormir a Estiarte, con el peso del suicidio de una hermana resonando continuamente en su cabeza, incluso cuando nadaba en la piscina. 

"Nos pasamos cinco meses con el 'turbopaquete', una hora y media cada día, primero con un entrenador en Madrid, y luego en Barcelona"

— Álvaro Cervantes

A pesar de no ser muy "acuáticos", confiesan, Lorente y Cervantes se pasan casi todo el metraje flotando y tirando a portería, entrenando y en las duchas.

Les llena de orgullo su propia gesta: "No hemos usado dobles. Nos pasamos cinco meses con el turbopaquete [el mote cariñoso que le han puesto al minibañador de waterpolista], una hora y media cada día, primero con un entrenador en Madrid, y luego en Barcelona. El primer mes solo para saber permanecer quietos, moviendo las piernas como una turbina. Luego nos enseñaron a nadar fuerte, y más tarde a usar la pelota", recuerda Jaime Lorente, sin parar de gesticular a lo Denver.

"Después de tanto entrenamiento, pensamos que podríamos seguir jugando a waterpolo, quedar algún fin de semana, pero qué va, es un deporte muy exigente físicamente, y no lo puedes dejar", remacha.

Casi de auténticos gladiadores.

TEMAS