RESPÓNDAME | Sofi Oksanen

"Nadie amenaza a Rusia, pero todos los dictadores necesitan crear enemigos que justifiquen su poder"

Surge en la pantalla plantada ante un cactus. Anochece en el desierto de California, “un buen lugar para escribir” a donde se ha ido dejándonos en las antípodas los escenarios de guerra que recorre su última novela “El parque de los perros” (Salamandra): alquiler de vientres y el ser humano como mercancía, Ucrania, 2006-2016. Suena cercana la voz de Sofi Oksanen, nacida en Finlandia de origen estonio, 1977, la escritora báltica más internacional y premiada

Sofi Oksanen, escritora báltica.

Sofi Oksanen, escritora báltica. / Toni Härkönen

Elena Pita

-Hace 58 días desconocíamos los escenarios de esta novela, donde hoy atronan bombas y exterminio, ¿un mal sueño o usted lo esperaba y por eso la sitúa en el Donbás?

-¿Quién podría esperar que lugares como la bellísima Dnipró, donde vive la protagonista, estarían hoy bajo las bombas? He estado años escribiendo sobre Ucrania, creando personajes ucranianos, recorriendo lugares como esas estaciones de metro hoy convertidas en refugios antiaéreos. La realidad está siendo muy dura, yo siento un dolor incluso físico, pero aún así no somos capaces de figurar el sufrimiento de los ucranianos.

-“Finlandia está preparada”, declaró hace unos días refiriéndose a un probable ataque de la vecina Rusia. ¿Cómo puede nadie prepararse contra un poder tan criminal?

-Las fuerzas defensivas de mi país han estado siempre muy bien preparadas, incluso en los tiempos en que la mayoría consideraba obsoleto tener un ejército tan potente y un servicio militar obligatorio. Y esto es así debido a nuestra historia, a lo que llamamos “el espíritu de la Guerra de Invierno”, el síndrome de David contra Goliat que todo el territorio báltico padece y que es la piedra angular de nuestra defensa: la Guerra de Invierno es una historia intrafamiliar, que ahora se repite.

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-Los más radicales y antisistema sostienen que la reacción de Rusia está en cierto modo justificada por la amenaza que supone tener a la OTAN a las puertas. ¿Qué les respondería?

-Que es una mentira con larga tradición en Rusia: la retórica de liberación con la que siempre justifican su ocupación de territorios estratégicos, la misma que Stalin empleó para invadir Finlandia en 1939 y “salvarla del fascismo” cuando en realidad solo quería apropiarse del istmo de Carelia. Pero los hechos contradicen esta narrativa: ¿cómo se permite concentrar a todo su ejército en el este de Ucrania y vaciar las guarniciones en el resto de sus fronteras, cuando parte de ellas ya pertenecen a la OTAN, lo que les convertiría en frentes impredecibles?

-Pinta usted a la Alianza Atlántica como un corderito cuando ¿en realidad no es otra maquinaria bélica?

-Lo que sostengo es que no es una amenaza, sino la vieja mentira de siempre. Nadie amenaza a Rusia en realidad, pero todos los dictadores necesitan crear enemigos y amenazas que justifiquen su poder, aunque sean fantasmas. Además, las bajas rusas están siendo enormes, y esto necesita una justificación doméstica muy sólida, un adversario poderoso, y éste es muy vendible.

-¿Le parece una buena idea que Finlandia ingrese precisamente ahora en la organización bélica occidental?

-La opinión popular sobre la OTAN en mi país cambió del día a la noche el pasado 24 de febrero, y creo que esto es una ventana que se abre, una buena oportunidad que debemos aprovechar, tal y como muchos países se apresuraron a entrar en la UE tras la caída del imperio soviético. Nuestra mayor preocupación siempre ha sido Rusia, aún cuando el resto del mundo no miraba hacia aquí.

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-¿Por qué le interesa tanto el poder como asunto literario? ¿Tal vez porque es una cuestión de género?

-Puede ser una cuestión de género, pero yo no pienso en el género cuando escribo: mi angular a la hora de construir una historia es el juego del poder. Hacía mucho tiempo que quería escribir sobre la repatriación: date cuenta que para los bálticos la II Guerra Mundial termina en los años 90, cuando las tropas soviéticas abandonan nuestros países y la gente regresa de largos exilios.

-Si la cuestión no es el género, ¿por qué y cómo llegó a conocer tan detalladamente el negocio de los vientres de alquiler?

-La ucraniana es la segunda etnia en Estonia, y cuando ya había decidido que escribiría sobre el regreso de este éxodo, un detalle llamó mucho mi atención: el código de familia y la ley de fertilidad eran inusualmente liberales en este país. Mientras investigaba, se destapó la gran industria de los vientres de alquiler. Me pareció una buena plataforma para hablar del poder y discutir sobre derechos humanos y de la infancia, pero sobre todo, para investigar sobre corrupción. En 2014 Ucrania se levanta en su “revolución de la dignidad”: todo estaba tan podrido en el país, había tanto dinero y negocios sucios amasados con la complicidad de los oligarcas rusos, que afectaba a la vida cotidiana de la gente común; éste sería mi tema.

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-¿Es ahí donde la belleza eslava se convirtió en un peligro real, una escalera al infierno?

-Ucrania es uno de los países con la renta per cápita más baja de Europa y a la vez no es un país barato, de modo que muchas mujeres recurren al comercio de óvulos y al alquiler de sus vientres para subsistir. A esto súmale las 1,5 millones de jóvenes bálticas refugiadas en Ucrania, desesperadas por poder mantener a sus familias. Así es cómo se convirtió en el país del mundo donde conseguir un bebé blanco resulta más barato, lo que originó una situación realmente aterradora.

-Y en este contexto, ¿usted entiende que la maternidad subrogada sea legal en algunos países, como EEUU o la misma Ucrania?

-No estoy totalmente en contra de la maternidad subrogada, pero sí es verdad que necesita ser supervisada legal y médicamente por mecanismos internacionales independientes que no permitan la corrupción y otras graves secuelas delictivas, y que atiendan las secuelas a largo plazo que pueden llegar a sufrir estas chicas, utilizadas y luego abandonadas por las agencias de subrogación.

-Ciertas opiniones internacionales reprochan a Europa la acogida que presta a los “rubios y guapos refugiados ucranianos” frente por ejemplo a los que huyeron de Siria. ¿De nuevo la paradigmática belleza eslava?

-En nuestro caso sucede porque nos identificamos mucho con el éxodo ucraniano: todos hemos sufrido las agresiones rusas y la ocupación soviética, hablo del este de Europa. Es un pueblo que defiende su democracia, eso también nos une, y por último, el exterminio.

-¿Logrará la locura egregia de Putin dividir a Europa o, por el contrario, nos unirá más?

-Después de haber visto las fosas comunes de Bucha a nadie en Europa debiera quedarle ni una duda: Ucrania tiene que vencer. 

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