ESTRENO
'Macbeth': Denzel Washington revive un mito a las órdenes de Joel Coen
El actor ofrece (para variar) un portentoso trabajo en 'Macbeth', magnética adaptación en blanco y negro del clásico shakespeariano a cargo de Joel Coen
Juan Manuel Freire
¿Hace falta otra adaptación al cine de Macbeth, después de unas cuantas decenas de ellas y algunas brillantes? Sí cuando el director es Joel Coen, en su primer trabajo sin su hermano Ethan después de casi cuatro décadas, y su protagonista el mismísimo Denzel Washington, entregado a una versión decaída pero tensa del hombre que vendió su alma al diablo para reinar.
Macbeth (estreno el 14, en Apple TV+, y desde el pasado miércoles en unas pocas salas) es una lectura intensa del inmortal clásico de Shakespeare. En el intento de subrayar su condición de thriller, Coen ha condensado hábilmente el texto. Y la intensidad no es solo verbal sino también visual: del brazo del director de fotografía Bruno Delbonnel, el codirector de Barton Fink propone una visión en cortante blanco y negro digital, en el formato ideal (1.37:1, casi cuadrado) para aprisionar al antihéroe en el bucle de la locura. Sus imágenes expresionistas e impresionantes la disparan a un posible Top 5 de adaptaciones de Macbeth que podrían completar las versiones de Orson Welles (1948), Akira Kurosawa (insuperable Trono de sangre, de 1957), Roman Polanski (1971) y Justin Kurzel (2015).
Curiosamente, Denzel Washington dice no haber visto ninguna de ellas, como tampoco ningún montaje teatral de la obra. "Nunca he visto otro Macbeth", responde el titánico actor a El Periódico de Catalunya, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, en jornada virtual de prensa. "Ninguna película y tampoco ninguna obra. Mirando un poco hacia atrás, en realidad, casi me alegro. Me gusta pensar que las ideas que he usado en la película son mías".
Largamente unido al teatro y a Shakespeare (ya en la universidad hizo de Otelo), Washington compone un Macbeth poderoso pero tambaleante, tocado cruelmente por la edad. Director y actor sacan provecho de contar con un actor mayor de lo habitual abordando el rol. "La cuestión de la edad traía sentimiento de urgencia. El reloj hace tictac. Macbeth y su esposa han sido pacientes, han esperado mucho, es su turno. Y no tienen lo que quieren. Han de tomar una decisión ahora porque saben que tampoco durarán mucho más tiempo".
Washington no se identifica con Macbeth en ningún aspecto. Si ha ganado dos Oscar o sido actor fetiche de Spike Lee, entre tantos otros hitos, ha sido menos por su ambición que por su respeto al trabajo. "Este personaje tiene un gran ego y yo no creo definirme por eso", afirma. "Además, mi mujer se ocupa de bajármelo siempre que puede", añade entre risas.
Un buen matrimonio
En una de las primeras entrevistas sobre Macbeth, Joel Coen habló del matrimonio de Macbeth y Lady Macbeth como "el único realmente bueno" de todo Shakespeare. "Resulta que están tramando matar a alguien, pero es un buen matrimonio", decía. "Ese es un aspecto que quería explorar en esta adaptación, pero también pensé que era todavía más interesante de explorar si el matrimonio era significativo y hablábamos de una pareja mayor".
Trama de asesinato aparte, Coen casi parece estar hablando de su alianza con Frances McDormand, Lady Macbeth en esta función, además de productora. "Recuerdo estar a veces sentado, simplemente observándola, viendo lo a fondo que se metía en el trabajo", dice Washington sobre su brillante compañera. Según el actor, McDormand "te anima a integrarte todo lo posible en el equipo", más o menos como Joel Coen, "quien te hace sentir tan cómodo que te atreves a probarlo todo". Pocos directores han inspirado en Denzel esta sensación de libertad: "Uno de ellos fue Jonathan Demme", a cuyas amables órdenes rodó Philadelphia y el remake de 2004 de El mensajero del miedo.
Triunfo en realidad coral
Pero Macbeth no es un juego actoral a cuatro manos. Además de Washington y McDormand, en el reparto brillan Corey Hawkins como un sobrecogedor Macduff; la leyenda teatral Kathryn Hunter como no una, sino las tres brujas, o Alex Hassell como el intrigante noble Ross, capaz por igual de alimentar y anular nuestra empatía.
Ethan Hawke ha contado que, como entrenamiento para Training Day, revisó a conciencia la filmografía de Denzel Washington, casi como el entrenador que estudia el sistema de juego de un futuro equipo rival. El citado Hassell conoce la historia y, de hecho, pensó en hacer igual. "Pero al final –explica a este diario– suelo decidirme por, simplemente, hincar los codos y centrarme en lo mío. Cuando trabajo con gente de este calibre, casi prefiero tratar de olvidarme de lo buenos que son y no quedarme bloqueado nada más mirarles una vez".
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