DESPEDIDA DE UN MITO

El adiós de Barón Rojo, que pasó de tocar con Iron Maiden a las discotecas de pueblo: "Estamos ya cansados"

El grupo disfrutó de una breve e intensa carrera internacional, pero acabó desangrado por los conflictos internos

"Este país siempre ha sido muy cañí. Compañías de discos y medios no nos apoyaban. Solo los jóvenes querían cosas diferentes"

Su gira final, que arranca esta semana en Madrid, les llevará por toda España, Estados Unidos y Latinoamérica

Barón Rojo.

Barón Rojo. / EPE

Eduardo Bravo

En abril de 1981, solo un mes después del golpe de Estado de Tejero, en una España aún temblorosa y en crisis económica, un grupo de jóvenes madrileños lanzan un disco titulado Larga vida al rock and roll. Se hacen llamar Barón Rojo y están en el momento adecuado con el estilo preciso. Están alineados con un movimiento que crece en toda Europa.

Mariano Muniesa, periodista y escritor, es autor de Barón Rojo. La leyenda del Heavy Metal Español, una de las pocas biografías sobre el grupo: "Cuando sacan su primer disco, en Europa estaba triunfando lo que se llamó la 'New Wave of Heavy Metal', con bandas como Iron Maiden, Girlschool, Judas Priest, Saxon o Motorhead, que dieron lugar a un movimiento a nivel mundial. Su repercusión hizo que empezasen a surgir bandas de

heavy metal

en Bélgica, Alemania o Escandinavia. En España hubo dos grupos que capitalizaron todo eso: Obús y Baron Rojo".

Barón Rojo triunfa a lo grande y un año después, en Reading, en el festival de heavy metal más importante del mundo en esa época, comparten cartel con Iron Maiden, Michael Schenker Group "y la crema de la crema del metal mundial". 40 años después, el grupo anuncia una gira de despedida llamada ¡El último vuelo! -quién sabe si la última- que arranca el próximo 28 de diciembre en el Wizink Center de Madrid.

La formación emblemática de Barón Rojo, en los años 80. De izda. a dcha.: Hermes Calabria, Carlos de Castro, josé Luis Campuzano 'Sherpa' y Armando de Castro.

La formación emblemática de Barón Rojo, en los años 80. De izda. a dcha.: Hermes Calabria, Carlos de Castro, josé Luis Campuzano 'Sherpa' y Armando de Castro. / EFE - Archivo Barón Rojo

"Es cierto que estamos cansados, que nos apetece hacer uso de nuestro tiempo libre y viajar por otros motivos que no sean solo los profesionales", comenta por teléfono Carlos de Castro, guitarra y miembro fundador de la banda. "Pero luego estás en casa y a lo mejor te cansas más que cuando estabas de gira. También cuenta mucho que la nuestra es una profesión que no exige que te jubiles. Mientras puedas mantener un mínimo de capacidades en un escenario y a la gente le apetezca ir a verte, puedes seguir".

Es comprensible que los hermanos Carlos y Armando de Castro, miembros originales de Barón Rojo que actualmente tienen los derechos del nombre, estén cansados. Llevan a sus espaldas una carrera musical que empezó en los años 60 y que les ha llevado a conocer la cima del rock y sus peores antros. Esta es su larga historia.

De Castro explica que su historia empieza mucho antes de ese 1981. "15 años antes de montar Barón Rojo, ya estábamos tocando. Era una época muy difícil, porque en España veníamos… Bueno, ya sabes de dónde veníamos. Nací en los años 50, mi generación vivió casi toda su juventud bajo el franquismo y eso nos marcó. En esa época, por ejemplo, antes de las pocas actuaciones que nos permitían hacer, teníamos que mandar las letras de las canciones a la censura para que las aprobasen. También es verdad que mandábamos cualquier cosa, como canciones de Mari Trini, porque nadie se iba a pasar por el concierto a comprobar si era verdad. Cuando llegó la democracia, o la desaparición del dictador, todo fue completamente distinto. Teníamos dieciocho o diecinueve años y fue como un renacer".

Antes de actuar teníamos que mandar las letras de las canciones a la Censura para que las aprobasen. Mandábamos cualquier cosa, como canciones de Mari Trini, porque nadie se iba a pasar por el concierto a comprobarlo

En esos primeros momentos de la democracia, los hermanos De Castro forman el grupo Coz y participan políticamente en discos y actos vinculados con partidos de izquierdas, especialmente el Partido Comunista de España, del que Carlos y Armando eran militantes. "Todos los que habíamos vivido el franquismo teníamos que ser de izquierdas por narices. O eras de izquierdas o eras de los de la camisa azul. Luego, con el tiempo, las posturas de cada uno se han matizado", explica el músico. Prefiere no abundar mucho en el tema político, especialmente después de la polémica suscitada por las simpatías de su antiguo bajista, Sherpa, hacia Vox y que le ha convertido en un icono de la ultraderecha,.

"Lo principal es que la libertad de cada uno. Las opciones políticas son asuntos personales y, en cualquier momento, se puede cambiar de opinión. Cada uno toma la opción que quiere y, cuando llegan las elecciones, que es cuando los ciudadanos podemos influir en la política, es cuando te planteas si debes votar, abstenerte o lo que sea. Según lo que hagas, aciertas o te equivocas. Nunca se sabe", señala.

El grupo más internacional

En 1980, tras la grabación del disco Más Sexy, el grupo Coz se escinde en dos. Por un lado quedan Cutu de la Puente y Juan Márquez que, para seguir tocando, completan la formación con Tony de Juan y Eduardo Pinilla. Por otro, Carlos y Armando de Castro, que reclutan al bajista José Luis Campuzano "Sherpa" y al baterista uruguayo Hermes Calabria. "Durante un tiempo y hasta que a Armando de Castro se le ocurrió el nombre de Barón Rojo, los dos grupos utilizaron el nombre de Coz".

Un concierto en los 80, la edad dorada de la banda.

Un concierto en los 80, la edad dorada de la banda. / ARCHIVO

Según relata Muniesa, mientras que Obús interpretaba un heavy metal más contemporáneo, Baron Rojo se mantiene fiel al sonido hard rock de los 80 que los hermanos De Castro ya habían desarrollado con Coz. "Posteriormente lo actualizaron para acercarlo al heavy metal que se estaba haciendo en Europa y, a partir de entonces, Barón Rojo pasó a ser el primer grupo de heavy metal español con proyección internacional".

Uno de los responsables de ese éxito fue Vicente "Mariscal" Romero, periodista y productor que se había encargado de la grabación de Larga vida al rock and roll para el sello Chapa y que siempre creyó en ellos. "Gracias al empeño del Mariscal Romero, Barón Rojo consiguió presupuesto suficiente como para grabar su segundo disco, Volumen Brutal, en Londres. Además, a través del promotor Robert Mills, consiguieron varias actuaciones en Londres, una de ellas en el Marquee, la mítica sala donde solo había tocado antes un grupo español: Asfalto", recuerda Muniesa.

Este destaca que fueron también las gestiones de Romero las que consiguieron que Barón Rojo se convirtiera en el primer grupo español que tocó en Reading, el festival de heavy metal más importante del mundo en esa época, donde en 1982 compartieron cartel con Iron Maiden, Michael Schenker Group "y la crema de la crema del metal mundial".

Para facilitar esa estrategia internacional, el disco Volumen Brutal se publicó en una doble versión. En castellano, para el público hispanohablante, y en inglés, para el público anglosajón, alemán o japonés. Sin embargo, cuando todo hace presagiar que Barón Rojo se convertiría en un fenómeno internacional, la banda prefiere replegarse y centrar sus esfuerzos en el mercado español.

Cuando todo hacía predecir que Barón Rojo se convertiría en un fenómeno internacional, la banda prefirió replegarse y centrar sus esfuerzos en el mercado español

"Todas las cosas tiene su porqué —explica Carlos de Castro—. Estábamos en una pequeña compañía y girar por ahí fuera cuesta mucho dinero al principio. Luego, cuando has conseguido grandes éxitos, eres tú el que generas dinero, pero antes de eso, todo son gastos. Cuando las compañías son poderosas, asumen esa inversión, pero si son pequeñas, prefieren volver a sus métodos tradicionales, a la promoción nacional, a la prensa, las revistas y, cuando se podía, a la televisión que, por entonces, era muy cara".

Mariano Muniesa, sin embargo, matiza la versión de De Castro. Según el periodista, la razón para abandonar la aventura internacional radicó en la imposibilidad de repetir el impacto de Volumen Brutal. "El tercer álbum del grupo, Metalmorfosis, también se grabó en Londres, pero la compañía británica que iba a editarlo entró en quiebra. No sé si se llegó a grabar la versión inglesa, pero, al conocerse la situación de la empresa, el disco no salió".

A pesar de este contratiempo, se intentó continuar con la proyección internacional de la banda, para lo cual se recurrió a una empresa de John “Mutt” Lange, productor de AC/DC. "Gracias a esas gestiones, unos ejecutivos de WEA se desplazaron a España para ver una actuación del grupo. Les gustó cómo tocaban, pero exigieron que fichasen un cantante para que se convirtiera en la imagen de Barón Rojo. Se negaron. Querían ser un grupo, no la banda de acompañamiento de un cantante, y rechazaron la oferta", explica Muniesa.

Los conciertos de Barón Rojo eran una fiesta.

Los conciertos de Barón Rojo eran una fiesta. / Albert Olivé

Agotadas las posibilidades del mercado anglosajón, Baron Rojo continuó intentando su aventura internacional en el mercado latinoamericano, aprovechando que, en 1983, Vicente Mariscal Romero había ido a Argentina para abrir camino al rock español. "Por mediación suya, consiguieron hacer una gira internacional que fue realmente espectacular —recuerda Muniesa—. Fueron a Argentina y Venezuela y, en ciudades como Caracas o Buenos Aires, fueron recibidos como si fueran AC/DC. Tocaron en los locales más grandes y, del 82 al 85, se convirtieron en los grandes embajadores del rock español en América Latina. A partir de ahí, Barón Rojo tocó techo, se mantuvo con cierta dignidad en el mundo del rock nacional pero, en el año 87, con el disco Tierra de nadie, el grupo inició la decadencia".

De las masas a los antros

En 1989, Hermes Calabria y Sherpa anunciaron a sus compañeros que abandonaban el grupo, un revés que no impidió que Carlos y Armando de Castro decidieran continuar con Barón rojo hasta la actualidad. "Tuvimos cinco años muy duros, pero seguimos con el grupo. El truco creo que estuvo en que ofrecíamos un buen espectáculo en directo y que nuestra imagen era la de gente que hacía honradamente lo que le gustaba. También tuvimos la suerte de haber sacado nuestros mejores hits en el momento final de la historia del vinilo, del casete y del CD. Gracias a eso, aunque los discos ya no se vendían, la gente sabía qué era lo que tocábamos en directo y venía a vernos", explica Carlos de Castro.

Deberían haber hecho como Leño, que tuvieron la inteligencia de parar cuando estaban en lo más alto

Mariano Muniesa, sin embargo, es algo más crítico con el devenir de la banda a partir de los años noventa y defiende que Barón Rojo debería haberse disuelto unos años antes. "Hacia el año 89 o 90, Obús se dio cuenta de que ya habían vivido sus años de gloria y de que había otros estilos musicales, como el rock vasco, Barricada o el rock urbano, que interesaban más que el heavy metal. Entonces, muy discretamente, Obús se retiró y dejó que se produjera el efecto nostalgia. Cuando eso sucedió, regresaron en loor de multitud.

Barón Rojo, sin embargo, se empecinaron en seguir y ese gran grupo que había actuado en recintos inmensos, que había hecho conciertos como los festivales del PCE en la Casa de Campo ante más de treinta mil personas, pasó a tocar en antros de mala muerte, en discotecas de pueblo

La única forma de regresar en condiciones era dejarlo, que la gente tuviera un buen recuerdo de ellos y luego volver. Deberían haber hecho como Leño, que tuvieron la inteligencia de parar cuando estaban en lo más alto. Si hubieran seguido cuatro años más, Leño tal vez habrían acabado de mala manera y, en lugar de ser un mito, habrían quedado como un grupo vulgar. Sin embargo, ahora Leño es la leyenda del rock español".

Contra viento y marea

"Este ha sido más el país de Rockcío Jurado que el país del rock"

A pesar de esos altibajos, Barón Rojo es, sin discusión, uno de los grupos clave de la historia del rock español, gracias a la calidad de su repertorio y a que consiguió hacerse con una audiencia fiel, a pesar de la poca atención que les prestaron los medios generalistas en su momento. "Este país siempre ha sido muy cañí y, tanto las compañías de discos como los medios, se limitaban a apoyar aquello que pedía la mayoría de la gente. Solo los jóvenes querían cosas diferentes. Por eso siempre digo que este ha sido más el país de Rockcío Jurado que el país del rock. Pero qué le vamos a hacer", bromea Carlos de Castro.

La actual formación. En los extremos, Carlos (izda) y Armando de Castro.

La actual formación. En los extremos, Carlos (izda) y Armando de Castro. / Barón Rojo

"Aunque sí tuvieron el apoyo de medios especializados como las revistas Heavy Rock, Popular 1, los programas de radio de Paco Pérez Bryan, Mariscal Romero, 'el Pirata' o Mariano García, es cierto que no disfrutaron del apoyo de los grandes medios de comunicación —comenta Mariano Muniesa—. Fueron de los pocos grupos que no tuvieron un especial de televisión, por ejemplo. Tampoco sonaban en Radio Nacional, ni en Radio 3, porque el heavy no entraba en la línea editorial de la cadena. Lo que ocurrió es que su éxito fue tan potente, que no pudieron ser invisibilizados por esos mismos medios que los ignoraban. Aunque Televisión Española, periódicos como El País o las radios se ocupaban de otro tipo de música, a Barón Rojo no les afectó porque tenían una base popular de rockeros que demandaba su música".

Esa base popular de rockeros, sus hijos y posiblemente sus nietos, tendrán la oportunidad de reencontrarse con Barón Rojo el próximo martes 28. Un concierto en el que, si el COVID-19 lo permite, participarán antiguos miembros de la banda e invitados como Aurora Beltrán de Tahures Zurdos, Graham Bonnet de Rainbow y Michael Schenker Group o el saxofonista de King Crimson Mel Collins.

"Mel, que ya tocó con nosotros en la grabación de Volumen Brutal, fue uno de los primeros que aceptaron participar", comenta Carlos de Castro. "En un principio solo íbamos a hacer una actuación, pero la pandemia hizo que se anulasen compromisos de 2019 y 2020. Por eso, después de este concierto, tenemos que seguir un año o un año y medio. Hay fechas cerradas con empresarios que nos han llevado muchos años, sobre todo a América, y tenemos un cierto compromiso con ellos".

El grupo querría que este concierto quedase registrado en una grabación en directo. No obstante, inconvenientes de última hora han hecho que esa grabación esté pendiente de un hilo. "Ahora mismo no es seguro que vayamos a grabar la actuación. Había una compañía que se iba a encargar, pero estos temas se han puesto muy caros y, en el Wizink, cualquier cosa que quieras hacer sale carísimo. En definitiva, se ha ido de presupuesto y se ha descartado", explica Carlos de Castro.

"Por esa razón y como vamos a hacer gira, tal vez sea mejor grabarlo en otra ciudad. En todo caso, no pierdo la esperanza de que, de aquí a que se celebre el concierto, cambien de opinión y consigamos grabarlo. En todo caso, a día de hoy, se ha descartado y será solo el concierto puro y duro". Duro, por supuesto, como corresponde a Barón Rojo.

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