ASTURIAS

Gijón exige la etiqueta ambiental a todos los vehículos para circular por la ciudad

El incumplimiento será sancionado con 90 euros de multa, aunque los coches viejos sin derecho al distintivo podrán seguir transitando sin problemas hasta el año 2026

Gijón exige la etiqueta ambiental a todos los vehículos para circular por la ciudad

Gijón exige la etiqueta ambiental a todos los vehículos para circular por la ciudad

R. V. Flórez / P. G. Domínguez

Gijón exige la etiqueta ambiental para circular por la ciudad a todos los vehículos que cumplen con los requisitos para obtenerla etiqueta, sean o no residentes en el municipio, para poder circular por la ciudad, desde este 1 de junio. Sin ella no se podrá circular ni estacionar, salvo excepciones determinadas.

El incumplimiento de esta medida conlleva una sanción de 90 euros, al ser leve. Gijón sigue con esta medida la estela de otros municipios, como Madrid, donde está vigente desde el año 2019, como defienden desde el gobierno local. De hecho, la ordenanza de movilidad madrileña fue una de las analizadas por los técnicos locales para diseñar la de la ciudad asturiana.

La ordenanza de movilidad sostenible gijonesa fija esta nueva obligación de carácter ambiental sin hacer distingos por la procedencia de los vehículos. La Dirección General de Tráfico, aunque reconoce el carácter voluntario a nivel nacional de llevar la pegatina, recuerda la exigencia de cumplir con las ordenanzas de cada municipio. Hay una excepción, quedan excluidos de esta obligación los vehículos que no pueden acceder a esta etiqueta, los más contaminantes, pero solo hasta el 1 de enero de 2026. También se excluye a los coches considerados “históricos”.

El distintivo ambiental es una manera de clasificar los vehículos en función de su eficiencia energética. Hay cuatro categorías: 0 emisiones (azul), Eco (azul y verde), C (verde) y B (amarilla). Su uso se reivindica como una herramienta eficaz para que se puedan diferenciar los coches que más o menos contaminación en, por ejemplo, episodios de alta contaminación que exigen tomar medidas en el tráfico. Tampoco es ajena la fórmula a los controles de acceso a las futuras zonas de bajas emisiones. Gijón, como ciudad de más de 50.000 habitantes, tiene la obligación de ponerlas en marcha. El planteamiento es que La Calzada sea la primera gracias a los fondos europeos, pero también se reconvertirán en ZBE parte del Centro y de Cimadevilla.

La etiqueta que se debe mostrar en los vehículos, según el procedimiento fijado por la Dirección General de Tráfico, cuesta cinco euros y se puede conseguir en las oficinas de correos. Aunque no solo. También está permitido que los tramiten talleres de redes autorizadas, como los de la Confederación Española de Talleres (Cetraa), gestores administrativos, el Instituto de Estudios de Automoción y la asociación Ganvam en el caso de flotas.

Este nuevo cambio impulsado desde la ordenanza de movilidad ha generado enfrentamiento político en el Ayuntamiento. Sin ir más lejos, el pasado lunes el edil forista Pelayo Barcia incluía la eliminación de este requisito dentro de una batería de siete medidas de reforma de la ordenanza que daban forma a una iniciativa plenaria. La propuesta global no salió adelante por los votos en contra de los tres partidos de la izquierda.

Las oficinas de Correos en Gijón rozan estos días el colapso por el aluvión de conductores que acuden para obtener la etiqueta ambiental, que será obligatoria para circular bajo multa de 90 euros. “Hemos perdido la mañana”, se quejaban muchos, críticos con el inicio de una norma que “no se entiende muy bien”. “Es una medida absurda. Solo va a servir para recaudar más dinero”, afirmaban muchos ciudadanos, molestos con la novedad.