ENTREVISTA A UNA INVESTIGADORA

La fuga de cerebros no tiene fin: "Me cansé de trabajar gratis en España"

María del Carmen Fernández Ramírez, doctora en Neurociencia cordobesa, explica lo que la llevó a emigrar a Estados Unidos para desarrollar su carrera científica y anima a las chicas que quieran seguir sus pasos a cumplir su sueño

Carmen Fernández Ramírez, investigadora.

Carmen Fernández Ramírez, investigadora. / Diario Córdoba

Araceli R. Arjona

Mª Carmen Fernández Ramírez es una cordobesa doctora en Neurociencia que a sus 35 años acumula diez de experiencia en Biofísica y Patología Neuronal. Su madre recuerda que, siendo muy pequeña, en la peluquería le guardaban la revista Muy Interesante porque le apasionaba todo lo relacionado con la ciencia. Estudió la licenciatura de Biotecnología en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, tras lo que realizó un máster en Neurociencias en la Universidad Autónoma. Becada en el Centro de Investigaciones Científicas (CSIC) para desarrollar su tesis doctoral, que aprobó Cum Laude, desde hace casi dos años trabaja en Dallas, en el Departamento de Neurociencia y Biofísica de la University of Texas Southwestern Medical Center. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, relata su experiencia como investigadora.

¿Cuándo se dio cuenta de que lo suyo era la investigación?

Siempre me ha gustado la ciencia. De pequeña, solía ver dibujos como La vida es así, Los inventores u otros programas de ciencia para niños. Siempre me ha despertado mucha curiosidad el cómo se explica el mundo y la vida. Y admiraba (y admiro) a la gente que había sido capaz de descifrar los misterios del universo a lo largo de la historia: “Qué listos son, me gustaría ser como ellos”, pensaba. Y así, conforme avanzaba en mis estudios y había que ir tomando decisiones sobre qué estudiar, poco a poco me fui dirigiendo hacia el camino de la investigación sin ser muy consciente. Aunque siempre me había encantado, no fue algo especialmente premeditado.

¿Tenía algún referente mujer que le sirviera de inspiración? 

No… la verdad es que no. 

 ¿Cómo se imaginaba que sería su trabajo? ¿Ha cumplido sus expectativas? ¿Le ha defraudado en algo?

Como no tenía ningún referente, no era capaz de imaginar cómo sería mi trabajo y tampoco tenía muchas expectativas (al menos al principio). Cuando empecé a estar en un laboratorio, solo sabía que me encantaba y que quería seguir. Las decepciones vinieron luego. Al menos en España, según mi experiencia y lo que he visto a mi alrededor, da igual cuánto trabajes, cuan buenos sean tus resultados o lo contento que esté tu jefe/a contigo, que eso no te garantiza un sueldo. Simplemente, no hay suficiente dinero. 

Estudió una licenciatura en Biotecnología en Madrid, ¿alguien cuestionó en algún momento su elección?

Comprendo que no es una elección que se entienda fácilmente y sí, me han preguntado al respecto en varias ocasiones. Imagino que, desde fuera, lo que se ve, es que es un camino de mucho esfuerzo, estresante, que suele implicar moverse de tu ciudad y/o país, alejarse de los tuyos y que no ofrece una estabilidad económica. ¿Por qué seguir por ahí?

¿Ser mujer la ha limitado o diferenciado en algo a la hora de trabajar respecto a compañeros hombres?

Este es un tema que puede resultar polémico. Yo no he sentido que me hayan tratado diferente en el trabajo, pero sí me he sentido en desventaja con respecto a mis compañeros hombres, especialmente al principio. Veía que yo tenía menos herramientas que ellos para defender mis ideas y mis intereses en el trabajo, cosa que en un ambiente competitivo es muy importante. Mis compañeros hombres tenían más seguridad en ellos mismos y les costaba menos poner límites y decir “no”. De verdad creo que se nos ha educado diferente. 

Estuvo ocho años trabajando en el CSIC, pero decidió marcharse a EEUU, ¿qué le hizo cruzar el charco?

Me fui porque me cansé de trabajar gratis o en condiciones muy precarias. No sé cuánto tiempo en total trabajé sin ninguna remuneración. Te hacen contratos por meses y cuando se acaban, vas al paro directamente, pero ¿qué haces mientras llega nueva financiación, dejas una investigación a medias cuando estás haciendo una tesis que tienes que acabar? Al final, trabajas gratis. Yo empecé en el CSIC como estudiante de máster y me quedé un año de prácticas. Acabé en 2012, en plena crisis. Los laboratorios estaban sin dinero y como tenían gente, a mí no me pudieron hacer contrato. Yo sabía que estaban buscando financiación y me quedé sin cobrar. Entonces, llegó dinero para un proyecto de cuatro años, que fue el tiempo máximo que estuve contratada, y al terminar, vuelta a empezar.

Decidí que ya no esperaba más en esa situación a que llegara más dinero y me fui al paro. Eso coincidió con la pandemia y aproveché para escribir un artículo que se ha publicado hace poco. Busqué trabajo y me salió la posibilidad de ir a Dallas y me lancé. Llegué en junio de 2021. Aquí trabajo y me pagan, bastante bien, y además hay unas instalaciones que son de otro nivel. Con 20 años, no te importa compartir piso, pero ahora tengo 35 y quiero otra cosa. Además, incluso con contrato, en una ciudad como Madrid cuyos alquileres son caros, ni siquiera te da para vivir sola. Ojalá esto cambie algún día.

Ahora que está en Dallas, ¿observa alguna diferencia en la consideración hacia las mujeres investigadoras en EEUU y en España?

Mi sensación es que en EEUU tienen más presente la desigualdad de la mujer en la ciencia, especialmente en puestos altos. Creo que en España somos conscientes de esa desigualdad, pero no veo que se tomen medidas concretas como las que veo aquí. En mi centro, por ejemplo, se hacen muchos eventos de mujeres en ciencia, hay financiación destinada a mujeres científicas, se busca igualdad de hombres y mujeres en puestos altos… No cuestiono si todas las medidas son las más adecuadas o no, pero sí veo que son más activos a la hora de buscar soluciones al respecto.

¿Qué sacrificios asociados al trabajo como investigadora se ha encontrado y no lo esperaba?

La inestabilidad económica, claramente, y todo lo que ello implica a la hora de asentarse y vivir el día a día. 

¿Ha visto a muchas compañeras abandonar la investigación o renunciar a estancias en el extranjero u otras oportunidades para conciliar la vida familiar y laboral?

Yo diría que ese es el pan nuestro de cada día y el principal motivo por el que las mujeres no avanzan más en sus carreras científicas. 

¿En qué línea de investigación está trabajando? ¿Qué resultados ha obtenido hasta el momento?

Yo estudio la estructura de 2 proteínas, transtirretina y tau. Cuando estas proteínas cambian su estructura a una toxica, (amiloide), causan amiloidosis cardiaca y varias demencias, respectivamente, entre las que se encuentra la Enfermedad de Alzheimer. Ambas son enfermedades degenerativas. En mi actual estancia en Dallas estoy resolviendo la estructura tóxica de transtirretina, proveniente de un paciente que murió por amiloidosis cardiaca hereditaria. En cuanto a tau, pretendo identificar los primeros cambios que finalmente darán a la formación de esa estructura tóxica, con la intención de así poder bloquearlos y parar la enfermedad. Este trabajo es una continuación de mi anterior investigación en Madrid, y que ha sido publicada recientemente.

¿Dirige el grupo de investigación usted? 

No, soy una investigadora postdoctoral. La directora de grupo es la doctora Lorena Saelices, de Cádiz, por cierto. 

¿Cuáles son sus aspiraciones en el mundo de la ciencia?

Ayudar a que la cura de estas enfermedades degenerativas esté más cerca. 

¿Dónde se ve dentro de diez años?

No lo sé. Lo que sí sé es que quiero continuar haciendo ciencia con los mayores recursos técnicos posibles, y tener una estabilidad laboral que no me impida tener una estabilidad personal. Si pudiese tener eso en España en 10 años, me encantaría estar allí.

Creo que tiene pareja, aunque no tiene nada que ver con la ciencia, ¿se ve formando una familia a corto plazo?

No, por ahora no nos vemos formando una familia a corto plazo, aunque sabemos que tendremos que hacer “plan de conciliación” para cuando llegue el momento.  

¿Qué le diría a las niñas que se planteen ser científicas?

Que si les gusta ¡adelante! Es un trabajo muy bonito y poco rutinario, y que pueden hacer que su hobbie sea su profesión. Tendrán la oportunidad de viajar y conocer a personas de diferentes países con los mismos intereses. ¡Y eso es muy divertido! Tienen todas las herramientas para hacer lo que ellas quieran, así que ¡a por ello!