Opinión

Innovar para evitar quedar fuera de juego

Las empresas deben pensar cómo mejorar el producto o servicio que ofrecen a los clientes. Necesitan espacios de libertad y creatividad, y permitir equivocaciones para, al final, aprender de aciertos y errores

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Ensamblaje de cámaras desechables en una fábrica de Kodak en Xiamen (China), en 2004.

Ensamblaje de cámaras desechables en una fábrica de Kodak en Xiamen (China), en 2004.

Las empresas tienen que innovar. Al ritmo de cambio que va el mundo, si una empresa hace las cosas del mismo modo que las hacía hace una década, en el mejor de los casos va a quedar fuera de juego, y en el peor, desaparecerá. Pregúntenle a Kodak y a Blackberry. Innovar y aprender a hacer cosas nuevas.

Sobre innovación se ha escrito mucho, quizá demasiado, y puede ser difícil aclararse en la maraña de obras y artículos que existen sobre este tema, por lo que recomiendo el libro No la toques otra vez, Sam de Esperanza Regueras. Es un volumen fácil de leer que condensa lo más esencial de la innovación, sin enrollarse innecesariamente como hacen la mayoría de los libros de 'management'.

Una empresa aprende cuando hay cosas que se sabe hacer pero que la empresa no sabe hacerlas. Puede aprender. Hay empresas que no saben exportar porque no se lo han planteado nunca. Hasta que llega el momento en que les parece que toca exportar. No saben hacerlo, no lo han hecho nunca, pero pueden aprender. El aprendizaje tiene sus características. La primera es que requiere invertir recursos, y la segunda, que no hay garantías de que se logre aprender. Puede suceder que, después de intentarlo, la empresa fracase en sus intentos de exportar. No se ha aprendido. Pero lo importante es haberlo intentado. Hoy se fracasa en una cosa, pero mañana se puede tener éxito en otra, y así se avanza. Si no se intenta se puede garantizar que no se va a aprender.

Innovar es hacer cosas que no se saben hacer, ni uno ni nadie. Se trata de pensar cómo mejorar el producto o el servicio que se ofrece a los clientes. La innovación puede consistir en mejoras incrementales o mejoras radicales. Lo más sencillo y menos arriesgado son las mejoras incrementales. Se ha de partir siempre de cuál es la necesidad de los clientes que pretende satisfacer mi empresa. Y ver cómo se puede mejorar ese modo de satisfacerla. Cómo se puede hacer mejor, cómo se puede hacer más sencillo el uso de mi producto. Imaginación al poder, y a satisfacer cada vez mejor las necesidades de nuestros clientes.

Más difíciles son las innovaciones radicales. Los inventos. Satisfacer una necesidad que no estaba satisfecha todavía. Uno puede pensar que las innovaciones son cosa de tecnología y, en los tiempos actuales, de tecnología digital. Pero no, hay innovaciones en cosas más pedestres. Una innovación clarísima fue el uso de los contenedores en logística. El contenedor puede pasar del camión al tren y al barco sin necesidad de manipular lo transportado, cosa que no se podía hacer antes. El tetrabrik, otra innovación fácil de entender que todos conocemos.

Las innovaciones no son solo de productos, hay innovaciones en márketing, en modos de dirigir, etcétera. Un ejemplo magistral de innovación en márketing es Intel. Intel fabrica coprocesadores para que funcionen los ordenadores y otro tipo de productos electrónicos. Sus clientes son las empresas fabricantes de estos productos. Exigiendo a los fabricantes de ordenadores que colocaran el distintivo Intel inside en todos los ordenadores, la empresa consiguió que su producto, el procesador, fuera algo conocido por el público. El cliente se fía de los ordenadores que tienen procesadores Intel, aunque no sepa ni siquiera qué es un procesador.

Innovar no es fácil. Hay que proponérselo. El éxito no está asegurado. En general, las empresas líderes en sus respectivos sectores son las menos innovadoras. ¿Para qué? Les va bien, sus clientes están contentos. Es la tiranía del éxito. Tiranía que llevó a los responsables de Kodak a despreciar las cámaras fotográficas digitales pesa a haberlas inventado ellos. Tiranía que llevó a la industria suiza a despreciar los relojes digitales japoneses, al sector de la automoción norteamericana ante los coches compactos también japoneses. 

La tiranía del éxito hace que las compañías líderes en sus respectivos sectores sean las que menos cambian

Normalmente también sucede que, ante una innovación, la primera versión no es tan buena como lo que ya existe y por eso las empresas establecidas la desprecian. Pero hay que tener en cuenta que con el tiempo el producto va mejorando y acaba superando en calidad o en funcionalidad al producto existente y la empresa innovadora acaba ganando. Otra cosa a tener en cuenta es que con las innovaciones pueden cambiar las esferas de poder en la empresa, por lo que habrá perdedores que intentarán bloquearlas. Ojo con los que matan ideas. Ojo con los que dicen que tal cosa no está presupuestada y que por lo tanto no se puede invertir en eso.

La innovación también requiere espacios de libertad. Han de permitirse los errores. El objetivo es aprender tanto si lo que se aprende es que tal cosa tiene éxito como si lo que se aprende es que no lo tiene. Hace falta dejar espacio a la creatividad. Encomendar retos a equipos independientes. Siete equipos distintos intentando solucionar algo es más probable que lo solucionen que si se pone solo un equipo. Pero hay que tener en cuenta que de esos siete equipos posiblemente fracasen seis, si no los siete. No importa, lo importante es intentarlo. Pero hay que cerciorarse de que se aprende, es decir, que no se vuelvan a cometer otra vez los mismos errores. Ojo con penalizar los errores.

Que florezca la creatividad

La innovación requiere no rechazar ideas, hay que explorarlas. Ideas que inicialmente puedan parecer de pequeño impacto podrían llegar a tenerlo grande. Lo importante es dejar que florezca la creatividad, las intuiciones, conectar ideas que pueden parecer inicialmente que tienen poco que ver. Es lo que genera las cosas nuevas, lo que antes no se había visto.

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Hay otras innovaciones que son mucho más complejas, son aquellas que transforman una industria. Uber ha revolucionado el sector del transporte en coche, así como Airbnb lo ha hecho en la industria hotelera. La economía circular tiene el potencial de transformar muchos sectores como la construcción, la moda, el plástico, el packaging, etcétera. Todo requiere imaginación. 

Y no hay que olvidar el papel de la suerte en cualquier actividad humana. ¿Cuántos googles y facebooks han podido fracasar por haberse concebido antes o después del momento oportuno, o que han fallado porque alguien del equipo directivo no estaba a la altura? No lo sabemos, pero seguro que los ha habido.