OPINIÓN

El discreto y ambicioso crecimiento de Aragón

Empresas familiares líderes en sectores muy diversos se han unido a grandes multinacionales y a proyectos logísticos para impulsar la economía de la comunidad

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Contenedores de mercancías en el Terminal Marítima de Zaragoza (TMZ), que se encuentra situada dentro del recinto de Mercazaragoza

Contenedores de mercancías en el Terminal Marítima de Zaragoza (TMZ), que se encuentra situada dentro del recinto de Mercazaragoza

Desde la plaza del Pilar de Zaragoza, la Gran Vía de Bilbao se encuentra a 325 kilómetros; el centro de Valencia, a 318; la plaza de Catalunya de Barcelona, a 309, y la Puerta del Sol madrileña, a 324. En todos los casos, se puede conducir en vías de doble sentido. Zaragoza, quinta ciudad española en número de habitantes, rozando ya los 700.000, sigue siendo una de las capitales de provincia más desconocidas de España.

Mientras Málaga -sexta ciudad más poblada del país- se ha erigido como la estrella de moda, dándose a conocer gracias a la labor de márketing de su alcalde, Francisco de la Torre, y al buen hacer de algunos de sus embajadores internacionales -léase el actor Antonio Banderas- y la cercanía de la Costa del Sol, el auge económico de Zaragoza se ha ido realizando con poco ruido y mucha discreción. Son estilos.

Para empezar, un ejemplo poco conocido y que llama la atención. Una de las principales inversiones públicas que se están realizando ahora mismo en Zaragoza -10,5 millones de euros- es la ampliación de su terminal marítima, cofinanciada por la Unión Europea. No es casualidad que, hace una semana, el Puerto de Barcelona junto con el organismo Aragón Exterior organizara en la sede de Ibercaja de la plaza del Paraíso un evento sobre los nuevos desafíos de un sector que hoy vive la crisis del mar Rojo.

Debido a su posicionamiento estratégico, la capital aragonesa está ya convirtiéndose en el gran centro logístico de la Península. Un centro de operaciones que le sirve para poder establecer un gran puerto seco, con origen y salida de contenedores; pero, al mismo tiempo, atraer a grandes empresas multinacionales necesitadas de buenas conexiones. Zaragoza, además, tiene terreno. A diferencia del estrangulamiento geográfico que sufren otros cinturones metropolitanos como el de Barcelona, la orografía permite crecer sin dificultades. Otra ventaja añadida: los precios, mucho más económicos -tanto industriales como residenciales- que en otros puntos de España.

El desarrollo de la terminal marítima es una de las inversiones públicas más ambiciosas en Zaragoza


Empresarialmente, la inversión de General Motors en Figueruelas, que inició su producción de Opel en 1982, fue el principio de la gran expansión económica de la región donde hoy han aterrizado compañías tan distintas como Amazon, Microsoft e Inditex, entre otras. Hasta aquel año, las empresas banderas de la comunidad eran Pikolin, familia Soláns, y Balay. El fabricante de colchones está ya comandado por la tercera generación y Balay pertenece a la multinacional alemana Bosch desde 1989 tras ser vendida por sus familias. Un detalle poco conocido más allá de Aragón: está considerada como empresa más antigua de España la cooperativa Casa de Ganaderos, formada por 270 socios y que fue fundada por el rey Jaime/Jaume I en 1218. En el sector financiero, Aragón también puede atestiguar que mantiene la sede y las raíces de Ibercaja, fundada en 1876, cuya fundación es la segunda de España tras la de La Caixa.

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Opel sigue en Figueruelas de la mano de Stellantis y son muchas otras las empresas aragonesas que han ido situándose en el mapa empresarial español, incluso mundial. Desde la papelera Saica hasta el grupo cárnico Jorge, que fue portada de ‘activos’, o, como en el número de esta semana, Transportes Sesé, una de las marcas que no pasan desapercibidas en las carreteras españolas.

De la mano de El Periódico de Aragón, esta semana ‘activos’ dedica un dosier especial para analizar los rasgos más significativos de la economía y la empresa aragonesas. Una comunidad diversificada más allá de Zaragoza, que concentra más de la mitad de sus habitantes y donde convive el negocio turístico -desde el esquí y los Riglos hasta Albarracín, pasando por la privilegiada comarca turolense de Matarraña-, las energías renovables y el desarrollo de compañías innovadoras como la oscense IriusRisk, que se perfila en el reportaje dedicado a los nuevos emprendedores.