INDUSTRIA

Otra oportunidad perdida para la cerámica: los planes de descarbonización no sirven para el sector

La patronal Ascer advierte de que las bases del Perte "se alejan de la realidad"

Proceso de fabricación de cerámica.

Proceso de fabricación de cerámica. / GABRIEL UTIEL

3
Se lee en minutos

La industria cerámica, cuya producción está concentrada en Castellón y de la que depende una parte muy importante de la economía provincial, avisa de un nuevo nubarrón para su futuro. Justo en un momento marcado por unas ayudas consideradas como escasas por las empresas, y en el que vuelven a producirse ajustes laborales, como el ERE que afecta a la histórica firma Ceracasa.

Aparte de estos problemas del presente, el sector está necesitado de adoptar medidas para reducir la huella medioambiental de sus procesos y cumplir con las normativas europeas en los próximos años. Para ello, sería muy importante el respaldo de las administraciones públicas en forma de ayudas. Con esta intención, el Gobierno plantea un Perte dedicado a la descarbonización, pero las características de la medida se alejan de las necesidades de las empresas azulejeras.

Así lo asegura el secretario general de la asociación de fabricantes de productos cerámicos, Ascer. Alberto Echavarría apunta que el Perte "estaba llamado a ser una iniciativa estratégica y de gran interés para la industria española, pero lamentamos que una vez más no se traduzca en un apoyo sustancial al clúster cerámico para abordar un desafío tan grande como su descarbonización".

Justifica esta afirmación en el proyecto de la orden que establece las bases reguladoras. Según la patronal azulejera, "el diseño del mecanismo se aleja del objetivo".

Poca ambición

En el aspecto del respaldo financiero, la dotación del tramo de ayudas se queda limitada a menos del 30% de ayuda directa, señala Ascer, por lo que las empresas que quieran emprender procesos de descarbonización deberán asumir el 70% del coste total, en un contexto actual marcado por los efectos del sobrecoste en el precio del gas y el actual descenso de la demanda, que se cuantifica en una caída de la producción del 15% en el pasado año y unas previsiones de reducción de un 20% adicional para el cierre del presente ejercicio.

"Solo los proyectos de empresas que ya tenían previsto llevar a cabo la inversión seguirán adelante", menciona la organización. Para el resto, el Perte no supondrá el incentivo que se esperaba.

De nuevo, la ley de subvenciones

Las condiciones a cumplir para lograr el dinero del Perte son otra de las piedras en el camino. Como ya ocurre con las ayudas para el coste del gas, la compañía que quiera beneficiarse debe cumplir con la Ley General de Subvenciones. Algo que no todas las firmas de la cerámica pueden cumplir. "Es condición sine qua non contar con un plazo de pago a proveedores máximo de 60 días. En un contexto como el industrial español en el que una gran parte de la producción se exporta, como en el caso concreto del sector fabricante de baldosas cerámicas, este condicionante es una barrera que excluye a la mayoría de las empresas, imposibilitándoles optar a esta financiación", destaca Ascer.

Además, considera "primordial una modificación de la ley para eliminar el artículo 13.3 bis, que está suponiendo la principal barrera de acceso a las ayudas públicas de sectores españoles con un alto peso de exportación". 

Plazos irreales

Noticias relacionadas

La burocracia también está el punto de mira de la agrupación empresarial. Apuntan a la "enorme complejidad" tanto para presentar la solicitud como para justificar el proyecto, lo que se une a unos plazos de ejecución "totalmente irreales teniendo en cuenta el periodo de financiación, estructuración, implementación y ejecución de un proyecto de descarbonización en instalaciones industriales como las del sector azulejero o como las de otras industrias pesadas, más aún, teniendo en cuenta las incertidumbres técnicas existentes y la envergadura del cambio de paradigma productivo al que nos enfrentamos".

La cerámica reitera que consume gas natural, "la fuente de energía más limpia disponible, y que no dispone todavía de una alternativa viable", y que la adopción de esta tecnología hizo posible que redujera las emisiones del 60% desde 1980 hasta la actualidad. Pese a ello, los ratios de reducción que se exigen para este Perte "son difícilmente alcanzables" para el sector.