BANCA

¿Qué sucede en el sector bancario?

Las crisis del Silicon Valley Bank y el Credit Suisse, más las dudas sobre el Deutsche Bank, generan incertidumbre sobre la solvencia de las entidades financieras. Analizamos si son dudas fundamentadas

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Silicon Valley Bank

Silicon Valley Bank

Recientemente hemos vivido unos días muy convulsos en el sector financiero a causa de la crisis de dos bancos, el Silicon Valley Bank (SVB) y el Credit Suisse (CS). Con pocos días de diferencia, han aparecido dudas sobre otro banco, el Deutsche Bank (DB), que han aparejado unos grandes descensos de su cotización. Todo ello ha generado un clima de incertidumbre sobre la solvencia de la banca, en general, que vamos a analizar para ver si las dudas existentes están o no fundamentadas.

En la tabla adjunta presentamos las cifras más relevantes de SVB, CS y DB. Hemos añadido las de Banco Santander, a efectos puramente comparativos. Se aprecia, de entrada, que SVB, CS y DB son entidades de dimensiones muy diferentes. SVB es el más pequeño. Los 196.000 millones de activos totales, para los estándares americanos, lo convierten en un banco mediano, en la posición número 16 de los bancos de este país. Posee un volumen de depósitos de 162.000 millones, y créditos por valor de 68.000 millones, cifra anormalmente baja para los depósitos disponibles.

Gráfico cifras relevantes

/ activos

En 2022 consiguió un beneficio de 1.400 millones, con una rentabilidad del 9,6%. La ratio de liquidez, del 150%, es correcta, y disponía de una ratio de capital Tier 1 del 12,1%, igual a la de Santander, que está muy por encima de los requerimientos mínimos del Banco Central Europeo (BCE) para los bancos europeos. La ratio de apalancamiento es del 8,1, la mejor de todas las entidades de la tabla. La ratio de eficiencia, del 58,3%, no es excelente, pero tampoco era un indicador de que el banco funcionara mal. Es mejor que la de Deutsche Bank, y por descontado, que la de Credit Suisse.

Renta fija

El principal problema del banco provino de que el exceso de liquidez entre depósitos y créditos se invirtió sobre todo en renta fija, concretamente el 43,1% de los activos totales. Eso representaba 91.300 millones. Gran parte de esta inversión se había suscrito a unos tipos de interés muy bajos. La brusca subida de los tipos de interés devaluó enormemente esta cartera, exactamente en 15.200 millones. Como se consideró que eran inversiones a vencimiento, los directivos del banco no hicieron ninguna dotación y el auditor dio por buena esta decisión y emitió un informe sin salvedades. De haber aflorado estas pérdidas latentes el banco se habría quedado prácticamente sin capital, cifrado en unos 16.000 millones. Corrió la voz de la situación patrimonial de la entidad y entonces empezaron las retiradas masivas de fondos.

A pesar de que el banco contaba con un 7% de activos en liquidez, es decir, unos 14.000 millones, cuando estos se agotaron tuvieron que ir realizando valores para generar liquidez adicional, y con cada venta iba materializando pérdidas. Todo ello sumado a la tipología de clientes de SVB, con grandes depósitos no garantizados, motivó la estampida de recursos que condujo a la intervención del banco por parte de la Reserva Federal (Fed).

El caso de Credit Suisse es completamente diferente. Se trata de un banco considerablemente más grande, y con una carta de presentación mucho peor. En 2022 perdió 7.400 millones de euros y en 2021 perdió 1.550 millones. Con todo, las ratios que presenta la entidad no son malas: el 14,1% de capital Tier 1 y el 5,4% de ratio de apalancamiento, en ambos casos mejores a los de DB y Santander. La ratio de liquidez, del 144%, tampoco está mal.

El problema es que CS no es un banco comercial, como son mayoritariamente los grandes bancos españoles, sino una entidad que se dedica a la banca de inversión, la banca privada, la gestión de activos y la banca corporativa. En este caso las pérdidas proceden sobre todo de la división de banca de inversión.

Decisiones erróneas

Este es un negocio potencialmente muy rentable, pero que puede ocasionar unas pérdidas enormes si no se gestiona adecuadamente. Y CS no gestionó de forma apropiada esta actividad y tomó decisiones erróneas. A ello habría que añadir las irregularidades cometidas en cuestiones de blanqueo de capitales, o el trato de clientes inapropiados, que le generaron multas por valor de más de 11.000 millones.

¿Y qué sucede con Deutsche Bank? El banco obtuvo un resultado positivo en 2022, ganó 5.600 millones de euros, con un ROTE del 9,4%. Dispone de una ratio de capital Tier 1 del 13,4%, mejor que Santander, una ratio de apalancamiento del 4,6%, igual que Santander, y una ratio de liquidez del 144%, que no es mala. Entonces, ¿cuál es su punto débil? Sin duda, la ratio de eficiencia. Una ratio de eficiencia del 74,9% es muy mejorable. Significa o que el banco necesita incrementar ingresos de manera significativa o que debe recortar costes de forma drástica, o ambas cosas a la vez.

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Con todo, nada de lo dicho aquí en relación con DB explica el furibundo ataque que la entidad ha sufrido en bolsa. Además, el informe de auditoría, realizado por una de las big four, no presenta salvedades de ningún tipo. Ocasionar la crisis de una entidad de la envergadura de esta cuando no hay motivos para ello es una gran irresponsabilidad.

En resumen, los casos de Silicon Valley Bank y de Credit Suisse no son extrapolables a otros bancos como Deutsche Bank, y mucho menos a las entidades españolas, que tienen modelos de negocio que han demostrado ser rentables y disponen de un capital y unas reservas que les permiten afrontar con garantías cualquier eventualidad que pudiera aparecer.