CRÍTICA
'La vida no es útil’, de Ailton Krenak: siempre lo mismo
En esta obra, el filósofo brasileño denuncia que hemos perdido la oportunidad de evitar el fracaso medioambiental
Quim Barnola
Nos hallamos ante la paulatina extinción del mundo provocada por nosotros mismos. Nada nuevo. Cierto. No hemos aprendido nada. Sobre ello abunda el filósofo y líder indígena brasileño Ailton Krenak (Itabirinha de Mantena, Minas Gerais, 1953) en La vida no es útil. Tras la pandemia de Covid parecía que se alteraba el orden de las cosas. Que el planeta recuperaba su biodiversidad, que los humanos estábamos dispuestos a dar un paso atrás. ¡Qué va! Hemos perdido la oportunidad de modificar aquellos comportamientos que nos conducen inexorablemente al fracaso.
Siempre lo mismo. En la fase nuclear de una crisis nos conjuramos para cambiar de rumbo, pero cuando amaina procrastinamos tanto como podemos. Ahí está la refundación del capitalismo que prometió el conservador Nicolas Sarkozy cuando quebró Lehman Brothers en septiembre de 2008. Acongojado por la crisis que venía, declaró: "Le laissez faire c’est fini". La autorregulación para resolver los problemas se había acabado. Como vidente no se ganaría la vida. Así que este propósito está en la cola de las grandes reformas ahora vestidas de ocurrencias.
Autodestrucción
Lejos de aquello, mantenemos el rumbo a la autodestrucción. Mantenemos un modelo globalizado, a pesar de la factura medioambiental que estamos pagando y que demostró ser ineficaz durante la pandemia de coronavirus con la falta de suministros. El crecimiento económico continúa ligado a la acumulación, a hacer acopio de productos, a la producción en masa, al derroche. Lejos de la austeridad y la frugalidad que requieren los nuevos tiempos que vivimos. A consumir menos, a menguar, a reducir los combustibles fósiles y los residuos.
A modo de conclusión, el autor defiende que deberíamos abandonar el antropocentrismo para actuar de manera holística sobre la biodiversidad
Ya en los años 70 y 80 del siglo XX teníamos informes sobre la destrucción de la capa de ozono. Sin embargo, desde entonces mantenemos el curso de nuestra vida sin cambios. ¿Quizá hasta que hayamos conseguido nuestro objetivo final, asfixiarnos por la falta de oxígeno? Y esta situación, en el mejor de los casos, solo puede ser reversible si todos los países aplazan su plan de crecimiento en favor de la Tierra, para Krenak un organismo vivo, como indica la hipótesis Gaia, es decir que tiene las condiciones para autorregularse como un sistema inteligente. Ahí es donde la humanidad intercede para alterar su curso.
Pesimismo
Más motivos para el pesimismo: el autor señala la poca efectividad de los comportamientos individuales de protección del medioambiente. Una misión estimulada, según Krenak, por la carga genética compartida con la naturaleza. Una narrativa coincidente con los ainus de Japón, los guaranís o los yanomamis. Como ven, este pensador brasileño también desarrolla conceptos chamánicos que forman parte de una creencia ancestral.
A modo de conclusión, defiende que deberíamos abandonar el antropocentrismo para actuar de manera holística sobre la biodiversidad. Fíjense en las conclusiones de las cumbres climáticas. En la última, la COP28, que se celebró en Dubái, detalle importante, no consiguieron aprobar la eliminación de los combustibles fósiles, medida crucial para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global.
Krenak pone un ejemplo elocuente sobre cómo el capitalismo utiliza la crisis medioambiental para mejorar las cuentas de resultados. En lugar de desarrollar una tecnología para transformar los actuales vehículos de combustión en eléctricos, reutilizando y sin generar residuos, la industria ha dedicado sus esfuerzos en diseñar coches nuevos, de precio muy superior a los de combustión e inalcanzable para una mayoría.
Nos advirtió Michel Foucault de que esta sociedad de mercado solo considera útil al ser humano cuando está produciendo, con lo cual cuando deja de producir se convierte en un gasto. Vivimos frenéticamente en una competencia mundial sobre quién aumenta más la productividad y reduce más el gasto. Y por ello arrasamos con lo que haga falta. Un libro interesante en algunos aspectos, sobre todo por la dimensión del autor, aunque sin grandes revelaciones. Sin embargo, es cierto que se trata de una lectura rápida que nos induce a una buena reflexión: ¿la vida no es útil?
'La vida no es útil'
Ailton Krenak
Traducción de Cecilia Palmeiro
Eterna Cadencia
96 páginas
15,50 euros
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