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Mildred Harnack, la heroína de Milwaukee que plantó cara a los nazis

Como si observara por una mirilla, Rebecca Donner sigue los pasos de esta gran mujer, de la que es descendiente, en 'La frecuente oscuridad de nuestros días'

Arvid y Mildred Harnack, el matrimonio que formó parte de la resistencia alemana contra Adolf Hitler

Arvid y Mildred Harnack, el matrimonio que formó parte de la resistencia alemana contra Adolf Hitler / EPE

Quim Barnola

Un muchacho cruza las calles de Berlín con información confidencial. Si es descubierto, al chico de la mochila azul lo matarán. Los nazis asesinaron a más de un millón y medio de niños por motivos políticos, raciales o biológicos. El pequeño Don es el correo de Mildred Harnack, una joven profesora universitaria de Milwaukee, Wisconsin, que en 1932 y junto a su marido, Arvid Harnack, creó el mayor grupo clandestino antinazi de Berlín. 

Rebecca Donner (Vancouver, Canadá, 1971) consigue atrapar nuestra atención utilizando las mejores herramientas de la narrativa de ficción en un ensayo excelentemente documentado sobre la resistencia alemana al nazismo: La frecuente oscuridad (Libros del Asteroide, 2023). Una biografía histórica que relata y contextualiza la heroicidad de esta mujer que decidió dejar atrás la confortabilidad de su país para arriesgar su vida y defender la libertad.

En sus clases en la universidad tejió una red para combatir al fascismo, organizar sabotajes y ayudar a escapar a judíos. Por todo ello fue condenada a seis meses de cárcel. Sin embargo, el mismísimo Hermann Göring, fundador de la Gestapo, furioso por la sentencia, mandó rectificar a los jueces y finalmente fue condenada a muerte por decapitación.

Horas antes de llegar al patíbulo, se refugió en la traducción al inglés de poemas de Johann Wolfgang von Goethe: "De la frecuente oscuridad de nuestros días nos dio un Dios compensación –loado sea–…". Quizá esta compensación fue el amor de su vida.

Harnack se afilió al partido nazi y fue nombrado asesor del ministro de Economía del Tercer Reich. El cargo le dio acceso a información confidencial que traspasó a los servicios de inteligencia rusos. No por convicción estalinista, sino porque creía que era la única manera de acabar con Adolf Hitler. También libró información al entonces primer secretario de la embajada de Estados Unidos, Donald Heath, a través de largos paseos por los bosques de Spreewald. Arvid fue condenado a muerte y ahorcado. Se le concedió un último deseo, despedirse de Mildred con una emocionante carta de amor que hoy podemos leer en las páginas de este libro. 

Profusión de detalles

Donner se sirve del resto de condenados para contar cómo eran los campos de concentración nazis, en especial el de Ravensbrück. A muchas de estas mujeres aún les tenía que llegar lo peor. Además de ser prostituidas por los nazis, fueron violadas durante la liberación del campo por los soldados rusos. 

Siguiendo con otras indignidades de los buenos, a Horst Kopkow, oficial de las SS responsable de crímenes de guerra, al mando de la detención, tortura y ejecución de Mildred y Arvid, y el fiscal Manfred Roeder, apodado el sabueso de Hitler, fueron protegidos por los aliados e integrados después en sus servicios de espionaje. Murieron ya de viejos. 

Donner, que es descendiente de Mildred, ha tenido acceso a las cartas que envió a su familia y que han servido para armar la historia con detalles fácticos y descripciones precisas de su cotidianidad. Tejiendo el relato como si la autora estuviera observando por una mirilla imaginaria. No solo ha consultado decenas de archivos en el Reino Unido, Alemania, Rusia y Estados Unidos, sino que en el volumen además detalla exhaustivamente las fuentes, compartiendo el archivo fotográfico de todos los protagonistas. 

Y esto es importante porque si en algún momento el arte narrativo nos lleva a pensar que se trata de una ficción, ahí están los retratos para recordarnos que es una historia verídica. Sin embargo, la profusión en los detalles y la contextualización histórica, si bien parece interesante para autentificar el texto, en algunos momentos podría ser prescindible. En ocasiones aturulla el exceso de información a pesar de que aporta precisión al relato.

Absolutamente fundamental ha sido que Donner haya podido consultar la documentación de Donald Heath, primer secretario de la Embajada de EEUU en la Alemania de Hitler y parte fundamental de la resistencia. Se trata de una aportación histórica de primer nivel. Pero especialmente reveladoras son las conversaciones con su hijo, Donald Heath Jr, el chico de la mochila azul.