Opinión | AL MARGEN

Portar la bandera

‘Nobleza de espíritu’ y ‘Nuestras palabras’, de Rob Riemen, deberían ser lecturas en los primeros cursos de todas las carreras

El filósofo neerlandés Rob Riemen

El filósofo neerlandés Rob Riemen / EPE

El nacimiento de una editorial siempre es un gran acontecimiento. Y más si es de pensamiento, como es el caso de Ladera Norte cuyo primer libro viene avalado por Rob Riemen (Países Bajos, 1962) en el que recoge las conferencias de tres importantes humanistas: el filólogo George Steiner, el poeta Adam Zagajewski y la helenista Jacqueline de Romilly. Este primer volumen cuyo título es Nuestras palabras, lleva como subtítulo, “Educación, mundo clásico y democracia”, y se abre con un prólogo extraordinario de Riemen que aporta también su conocimiento de cada uno de estos tres intelectuales. Rob Riemen es fundador y presidente del Nexus Instituut, en los Países Bajos, una organización dedicada a promover los valores humanistas.

Una de sus obras, de hace ya algunos años, Nobleza de espíritu. Una idea olvidada (Taurus), es una lectura indispensable en donde están el espíritu de Europa, los valores éticos del humanismo, la filosofía socrática, la cultura, Spinoza, Walt Whitman, Camus…, una fiesta democrática contra la barbarie mil veces sufrida tras los peligros fascistas y nazis y las dos guerras mundiales.

En este libro, Elisabeth, una de las hijas del escritor alemán Thomas Mann, le cuenta al autor que su padre “llegó a presentar la nobleza de espíritu como la única medida correctiva de la humanidad. Ahí donde desaparece este ideal desaparece inexorablemente la civilización”. El 22 de abril de 1950, Mann pronunció en la Universidad de Chicago su conferencia Mi tiempo, ante un auditorio de mil quinientas personas. Nobleza de espíritu y ahora Nuestras palabras deberían ser propuestas como lecturas en los primeros cursos de todas las carreras, porque son libros de argumentada defensa del poder de las ideas que debería calar en las nuevas generaciones.

Bien común

Rob Riemen cuenta en el prólogo que conoció al violonchelista húngaro János Starker, exiliado en los Estado Unidos de la barbarie nazi, y en su última visita en 2012 ambos se dieron la mano: “János me apretó la mano con firmeza, no la soltó y mirándome fijamente a los ojos me dijo: “Rob, carry the flag!”. “¡Porta la bandera!”. Una bandera que representa la tradición que busca el bien común, en libertad y con dignidad, es decir, la bandera de la res publica literaria, de la república de las letras.

Como dice Jacqueline de Romilly en su conferencia: “Desde siempre, lo que más me ha interesado es la educación. (…) La dificultad es esta: tenemos que ver cómo podemos conseguir que haya coherencia entre los sistemas de enseñanza de los diferentes países europeos”. Y este es uno de los grandes retos que tenemos como sociedad. En palabras de Riemen: “la formación filosófica y artística, las letras y las humanidades”, que hay que preservar, porque, como escribió Steiner, “la energía del espíritu parece manifestarse ante todo en las ciencias naturales y en la tecnología, dos ámbitos de actividad humana radicalmente distintos a las humanidades”.