CRÍTICA
Biblioteca de ópera y zarzuela
Los diccionarios musicales son un elemento muy útil en toda biblioteca
Jordi Vidal
Cuando uno se aficiona a la ópera y géneros similares, descubre con alivio la existencia de una bibliografía que le ayuda a entender las obras musicales representadas para entenderlas mejor y sobre todo para subsanar la anomalía que supone comprar discos de ópera con un estupendo libreto traducido en inglés, francés y alemán, cosa que a algunos les dificulta una completa comprensión de lo que va a escuchar o va a ir a ver a un teatro, aunque ahora las obras se subtitulan, todo hay que decirlo, y uno puede seguir, más o menos, el argumento, y qué se dicen los protagonistas. Ayuda, claro está, el programa que regalan (o venden) al entrar. Recuerdo, por ejemplo, intentar leer el contenido de un acto justo antes de apagarse las luces, luchar para que no se me caiga al suelo, que el vecino me lo devuelva si me lo ha pedido un momento, y sortear los anuncios de piscinas, muebles de cocina y alfombras persas que se mezclan con los curriculums de los cantantes, músicos y resto de personal.
Así, tenemos, en primer lugar, el Diccionario de la ópera, de Kurt Pahlen (Emecé editores, Barcelona, 1995), director de orquesta austriaco y autor de más de cuarenta libros, de música en general, y también de obras en particular, como los publicados en Vergara. El profesor Pahlen (1907-2003) emigró (por no decir huyó) a Argentina en 1938, cuando el Anschluss. Gran pedagogo, su estilo es ameno y descriptivo, apto para profanos. El contenido de este libro de casi seiscientas páginas es muy sencillo: un agradecido índice alfabético de óperas comentadas y un catálogo de compositores y obras. Según la contracubierta, “un análisis pormenorizado de más de 170 óperas famosas y más de cien biografías de compositores”. Evidentemente, lo que nos interesa es encontrar de manera rápida la ópera que buscamos, y de cada una se nos informa de su título original y su traducción al castellano, número de actos, de quién es el libreto, fuente literaria en que se basa, lugar y época de la acción, estructura y argumento, cómo es la música, las melodías, los coros, y un poco de historia (composición, estreno y funciones, anécdotas, mecenazgo).
Su gran rival en las estanterías de las librerías especializadas es El libro de la ópera, de José María Martín Triana (Alianza, Madrid, 1987). En esta ocasión, son cien óperas representativas, ordenadas de manera cronológica, con un apartado final dedicado a la ópera española y un glosario. De cada obra, una biografía del autor, una descripción de los números (arias, coros) y un comentario sobre su estreno, libretista, calidad y transcendencia.
Y finalizamos con el Diccionario de la zarzuela, de Alier, Aviñoa y Mata (ediciones Daimon, Barcelona, 1986), con una descripción de los títulos más representativos de cada autor y una discografía. Los autores lamentan en la introducción el desprecio a este género lírico, que hasta hace poco parecía pasatiempo para jubilados.
Las cosas han cambiado, y uno ya no se avergüenza de ser aficionado a la zarzuela. Incluso sus inolvidables melodías han cruzado fronteras.
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