Opinión | OPINIÓN

La crítica, en el centro del debate literario

Los primeros que deberían exigir una crítica estricta y fundamentada son los escritores

La escritora Alicia Giménez Bartlett

La escritora Alicia Giménez Bartlett / Joan Cortadellas

Un debate habitual en el mundo literario tiene que ver con la crítica. ¿Para qué sirve? ¿Sólo para vender libros? ¿Para prescribir los títulos que están en el mercado? ¿Para que las editoriales extraigan frases elogiosas situándolas en las fajas de promoción?

El mundo de la crítica y los críticos se ha transformado en los últimos años de forma acelerada. No creo que sea una cuestión de desprestigio. Sería un error. Existen textos que analizan una obra literaria que son verdaderas joyas. En este debate habitan varios puntos de vista. Los más conocidos son los del suplemento, las editoriales y el responsable de la crítica. Pero, ¿y el autor?

Hace unos cuantos años, tras su primera novela, Rosa Regàs me recordaba el valor que le había dado a una mala crítica de la entonces desconocida, pero muy sabia, Alicia Giménez Bartlett. "Diseccionó mi novela con atino y tenía razón. Corregí mis errores de planteamiento y gané el premio Nadal". Lo hizo con Azul.

Giménez Bartlett, antes de inventarse su Petra Delicado, disfrutaba con la crítica hasta que su agencia literaria le recomendó dejarlo. No debemos olvidar que la escritora es doctora de Literatura Española especializada en Torrente Ballester y cuya tesis dirigió José Manuel Blecua. Por lo tanto, la crítica de buenos especialistas fortalece la literatura.

La cuestión es cómo está construida esa mala crítica y si tiene la argumentación necesaria par ser sólida. Y en ese aspecto sí que es muy importante la decisión del suplemento literario. Existen críticas y reseñas.

Es cierto que, con el espacio que normalmente tienen las publicaciones de libros, abunda la mezcla. También es cierto que pasaron los tiempos en los que un crítico con ojeriza podía acabar con un libro. Ya no va de eso. Sin embargo, los primeros que deberían exigir una crítica estricta y fundamentada son los escritores.

Y por ahí vamos.