CRÍTICA

‘Plantéate esto’, de Chuck Palahniuk: escrito desde el éxito

En su última obra publicada en España ofrece consejos para nuevos escritores que a veces producen comicidad del todo involuntaria

El escritor estadounidense Chuck Palahniuk

El escritor estadounidense Chuck Palahniuk / EPE

Malcolm Otero Barral

Malcolm Otero Barral

Si bien los talleres de escritura no generan talento por sí mismos, sí que aceleran la competencia de los escritores en potencia. Sustituyen, en parte, al lento aprendizaje que el autor en ciernes va adquiriendo a través de la lectura. Leer cómo otros creadores solventan problemas narrativos sirve de herramienta y ofrece alternativas a quien se enfrenta a la ardua tarea de forjar un texto literario, y los buenos talleres literarios, más allá de corregir y señalar los defectos, son también talleres de lectura.

En Plantéate esto, Chuck Palahniuk (Pasco, Washington, 1962) hace lo propio: ofrecer consejos para el escritor que se sustentan en multitud de autores y películas. Todo trufado de momentos biográficos que hacen la lectura más amena y fluida. La mención a los talleres de escritura es pertinente porque son el rudimento mismo del libro.

El autor se decidió a escribir, según cuenta, a raíz de dos experiencias: la que bautiza como "el Peor Taller de Escritura de Todos los Tiempos", dirigido por un críptico Editor de las Estrellas, y el taller impartido por su maestro, Tom Spanbauer (escritor de media docena de novelas publicadas en España como Lugares remotos, El hombre que se enamoró de la luna y Yo te quise más, y del que Palahniuk ya había escrito un ensayo sobre su análisis del relato La cosecha, de Amy Hempel). 

El principio de este libro nos muestra a un Palahniuk modesto que nos explica su aversión a mirar sus cuentas corrientes (por los exiguos saldos que reflejan) y que explica sus frustrantes inicios. Cómo a sus primeras presentaciones acudían dos personas o incluso ninguna, y cómo, pese a ser licenciado en Periodismo, se veía atrapado en una cadena de montaje de camiones.

Es normal pensar que el éxito le llegó de manera súbita con un libro y una película de culto como El club de la lucha, pero el proceso fue más lento. Incluso la película fue un fracaso y hasta su lanzamiento en DVD no alcanzó notoriedad. Pero esa modestia se va diluyendo a medida que avanzan las páginas y acaba dejando claro que él es una estrella.

Habla varias veces de su relato Tripas, del que claramente está orgulloso, y del efecto que crea en los asistentes su lectura, incluyendo un desmayo que acabó en fractura de cráneo. También nos cuenta cómo tuvo que llevar guardaespaldas tras un incidente con un joven que le lanzó moribundos ratones de laboratorio por negarse a firmar una obra de Don DeLillo.

Pero el contraste llega al final para que no pensemos que sigue sin llenar las presentaciones: describe cómo ahora firma libros durante más de ocho horas a cientos de personas. Aun así, él mismo se ubica, en este ranking de popularidad, por debajo de Bret Easton Ellis y Stephen King

Condescendencia

Pero esa modestia menguante también se ve en el material medular del libro: los consejos para escritores. El tono de condescendencia es recurrente y, pese a citar a muchos autores, películas y series -algunas nefastas-, tiende a usarse a sí mismo como ejemplo del buen uso de esas técnicas. En ocasiones, con ejemplos concretos, y en otras, indicando que el recurso lo utilizó en un relato o en una novela.

El libro se acerca más a un manual de literatura barata que a los consejos inteligentes de un escritor consagrado

Obviamente, este libro está escrito desde el éxito y eso es inevitable. Y, aunque a veces suene a anuncio de gurú de los negocios, no es su mayor defecto. La debilidad reside precisamente en los consejos, a veces pueriles, que, más que grandes consideraciones literarias, son como pequeños trucos que producen a veces comicidad involuntaria. No usar los verbos ser y tener, "nunca dudes en una lista para añadir una textura nueva a una historia" y, para demostrar la autoridad de un personaje, "permitirle que exhiba un profundo conocimiento técnico que nadie esperaría" son algunos.

Más desconcertante resulta cuando aconseja evitar o no escribir según qué cosas. Al lector medio se le ocurrirán obras indispensables que incumplen cada norma. Así, el libro se acerca más a un manual de literatura barata que a los consejos inteligentes de un escritor consagrado.

En conclusión, Plantéate eso es un libro condescendiente sin utilidad para escribir buena ficción pero entretenido en lo que se refiere al anecdotario del novelista, a veces de una contundencia pasmosa, como cuando alguien le comentó qué pasaría si se supiera que el autor de El club de la lucha era "maricón" [sic], a lo que contestó con un denso silencio para que su interlocutor se asfixiara en su propia vergüenza.

'Plantéate esto'

Chuck Palahniuk

Traducción de Javier Calvo

Random House

232 páginas

19,90 euros