CRÍTICA DE LIBROS
'Nunca delante de los criados', de F. V. Dawes: muestra la invencible asimetría de las relaciones humanas
La obra entierra toda tentación de ver el trabajo doméstico como una actividad edificante
R. Meléndez Salmón
En 1972, el periodista Frank Victor Dawes era director de informativos de la sección radiofónica de la BBC. En abril de ese mismo año, después de publicar un anuncio en The Daily Telegraph en el que solicitaba a empleados y patrones del servicio doméstico en Inglaterra que le enviaran el testimonio de sus vivencias, se marchó de vacaciones con su familia. Al regresar de su descanso, Dawes apenas fue capaz de abrir la puerta de su casa debido al correo que en respuesta a su demanda se había acumulado.
Cuando aquellos relatos de vida dejaron de llegar, Dawes había recopilado más de 700 historias y había acumulado material para redactar un libro apasionante, Nunca delante de los criados, que se puede leer como la investigación de campo de un antropólogo social aficionado, pero también como la enésima demostración de que el concepto de clase, por más que se manifieste bajo otros alias, no solo es una constante en la historia, sino que sigue operando como uno de los más ajustados y mejores artefactos a la hora de explicar la inevitable e invencible asimetría que conforma las relaciones humanas.
Nunca delante de los criados entierra toda tentación que pudiera sobrevivir a la hora de considerar el trabajo doméstico como una actividad edificante y desmonta el mito del buen señor y del lacayo complaciente. A la luz del estudio de Dawes, edulcorar lo que no es otra cosa que una escuela de servidumbre se antoja inviable, por más que, ocasionalmente, en el testimonio de empleados y empleadores haya espacio para una gratitud que tiene mucho de indefensión aprendida e incluso para la nostalgia por un tiempo en el que ciertas certezas se podían todavía amparar bajo la lógica del paternalismo, revestido en el caso que nos ocupa de un odioso sesgo de cariz sexual.
La disciplina de hombres, mujeres, niños y niñas que se entregaban al servicio a cambio de poco más que techo y comida, con horarios regimentados manu militari, con pautas de actuación conventuales y con el sometimiento efectivo de su educación, de su voluntad y por supuesto de sus deseos al arbitrio y a la discrecionalidad de una aristocracia y de una clase media que, en el marco de la Inglaterra victoriana y eduardiana, fundaban su estatus sobre la consideración como mano de obra esclava de una ingente parte de la población, obliga a una revisión, dolorosísima en ocasiones, en torno a los patrones de control y de sumisión gracias a los cuales las sociedades opulentas han podido construir y mantener sus fortalezas de confort, lujo y ociosidad.
No en vano, en una época, la actual, en la que apretadas falanges de jóvenes y de no tan jóvenes malviven en la precariedad de los subempleos y en la nueva semántica de la malhadada lucha de clases, la lectura de Nunca delante de los criados arroja una luz cruda, despiadada y feroz sobre la más terrible, dolorosa lacra de cualquier sociedad, también de la nuestra: la desigualdad.
'Nunca delante de los criados'
Autor: Frank Victor Dawes
Traductora: Ángeles de los Santos
Editorial: Periférica
256 páginas. 18,50 euros
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