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Black Mirror vuelve tras la pandemia

En este paréntesis de cuatro años, Charlie Brooker ha optado por tratar de reinventar la esencia de la serie y ampliar sus miras

Aaron Paul es el protagonista de uno de los nuevos episodios de Black Mirror.

Aaron Paul es el protagonista de uno de los nuevos episodios de Black Mirror.

José Antonio Martínez Perallón

El oscuro reflejo del espejo de Black Mirror ha vuelto a 

Netflix

 cuatro años después tratando de recuperar sus esencias. En este paréntesis entre la quinta y la sexta temporada, el mundo ha cambiado y nosotros tampoco somos los mismos. Hemos vivido una 

pandemia por en medio, que ha acrecentado nuestra dependencia tecnológica, ésa de la que precisamente la serie pretendía mostrar su lado más perverso. ¿Cuántas veces habremos dicho ante una de esas situaciones surrealistas que la vida nos ha plantado delante a lo largo de estos últimos años eso de: "Esto es como un capítulo de Black Mirror?". El propio confinamiento fue toda una experiencia que parecía sacada de los guiones de la serie. Todo era como Black Mirror y lo hemos aplicado a tantas cosas que ya se nos había olvidado lo que era.

Nadie mejor que el guionista de la serie, Charlie Brooker, para ser el guionista de los dos especiales de resumen del año que Netflix lanzó a finales de 2020 y de 2021. Y efectivamente, todo era como un capítulo de Black Mirror. También sido durante este tiempo uno de los guionistas de La Tierra según Filomena Clunk, un falso documental cargado de muy mala baba sobre un repaso de toda la Historia de la Humanidad por una historiadora que parece tener 

TikTok como principal fuente.

Black Mirror debutó en la televisión británica Channel Four hace ya la friolera de doce años. Cada capítulo era una historia autoconclusiva sin relación con los demás, al estilo de The Twilight Zone o Alfred Hitchcock presenta, donde la temática común era mostrarnos futuros no tan lejanos que eran distópicos como consecuencia de los malos usos de la tecnología. No era muy difícil encontrar analogías con nuestro presente en las situaciones que planteaba. Hasta el punto de que por momentos la serie ya no era tanto ciencia ficción, sino un reflejo de nuestra realidad. Tras dos temporadas que su creador fue haciendo a su ritmo, la serie desembarcó en Netflix por todo lo alto en 2017. La principal ventaja de este cambio de canal eran las grandes posibilidades que se abrían, al disponer de un mayor presupuesto y poder contar con repartos de lujo para cada uno de sus episodios. El inconveniente, la obligación de tener que lanzar una temporada por año, entrando en dinámicas similares a una fábrica de tornillos. Así en su quinta temporada, la serie parecía haber caído en un cierto agotamiento perdiendo su capacidad de sorprender. Incluso abandonaba ese tono pesimista, llegando a abrazar los happy end.

En este paréntesis de cuatro años, Charlie Brooker ha optado por tratar de reinventar la esencia de la serie y ampliar sus miras. Los argumentos de estos últimos cinco episodios exploran nuevos caminos y, junto a lo de siempre, también tenemos otros que abrazan abiertamente las tramas sobrenaturales. Todo ello aderezado con pequeños guiños ocultos al universo de la serie, con referencias a otras historias. Desde alusiones en las noticias a una investigación por eutanasia en un geriátrico de San Junipero o a flashes de futuros apocalípticos donde aparecen perros con cabeza de metal. Los que hayan visto estos episodios lo entenderán.

En este afán por encontrar nuevos argumentos y redefinir la esencia de Black Mirror, Charlie Brooker asegura en una entrevista a la revista Empire que llegó a usar el 

ChatGPT para intentar crear un episodio a ver qué es lo que le salía. El resultado parece que fue el que imaginamos, aunque él lo dice más gráficamente: "Salió una mierda". Aunque claro, con esa vena conspiranoica que algunos tenemos dentro, no podemos evitar preguntarnos: si hubiera salido bien, ¿lo diría? Cuando leí el titular y después de ver el primero de los episodios de esta nueva temporada, "Joan es horrible", pensé que posiblemente el germen del argumento podría haber estado en ese episodio fallido. "Joan es horrible" es el episodio que en esta nueva temporada, a pesar de sus dosis de comedia, reúne los ingredientes más puros del Black Mirror de toda la vida. Era inevitable que la inteligencia artificial no estuviera presente en este regreso de la serie. La protagonista descubre que hay una serie en su plataforma de streaming basada en su vida y a la que los creadores han tenido acceso gracias a los datos que recopilan nuestros teléfonos móviles espiándonos permanentemente. y que cedemos alegremente sin leernos la letra pequeña de los términos de uso de las aplicaciones que descargamos.

En el resto de los episodios entramos en otros terrenos menos convencionales donde la tecnología tampoco parece ya importar tanto. Desde la frivolización que algunos programas true crime hacen sobre los crímenes que intentan reconstruir, a la deshumanización a la que se ven sometidas algunas celebridades como consecuencia del peso de la fama. Hay dos episodios, el tercero y el quinto, con una duración cercana a los ochenta minutos. Demonio 79 es quizá el más extraño de todos, con un homenaje al cine británico de la Hammer, pura serie B de los 70, y con el que disfrutaremos bailando el apocalipsis nuclear a ritmo de Boney M. Mientras que Beyond the sea, el tercero, es a mi gusto el mejor de toda la temporada. Aaron Paul tras Breaking Bad parece haberle encontrado el gusto a esto de las series que cuentan historias sobre formas de vida artificiales. La historia de los dos astronautas en el espacio ¿puede ser una metáfora del confinamiento? Mientras que la secta que vuelve la vida del revés de uno de los protagonistas al inicio del episodio ¿no recuerda mucho a Charles Manson y el crimen de Sharon Tate?

Black Mirror ha conseguido reinvertarse en esta nueva temporada. Puede que no esté a la altura de las primeras temporadas pero intenta no perder esa capacidad para sorprender, imaginando mundos peores en el que reflejarnos para que el nuestro sea un poco mejor. Esperamos que no tengamos que esperar otros tres años para disfrutar de nuevas distopías.