RACISMO

Echan a una mujer de una piscina municipal de Valencia por llevar velo: "Qué asco de ropa lleváis, vete a tu país"

La Policía Nacional lo está investigando como un posible delito de odio

La afectada, que iba con sus hijos, lamenta que los menores tuvieran que escucharlo: "al llegar a casa uno me dijo 'Mamá, ya no quiero ser negro'"

Los empleados de una piscina municipal de Valencia niegan la entrada a una mujer con un velo que le cubría buena parte del cuerpo

Atlas Agencia

Gonzalo Sánchez

"Vete a tu puto país", "qué asco de ropa lleváis", "iros a parir a vuestro país", "como des un paso más te doy una que no te levantas del suelo". Eso tuvo que escuchar Fadila, con sus hijos de 5 y 8 años, cuando trató de llevarlos a la piscina municipal de

Benicalap (Valencia)

por parte del personal de seguridad, que se negó a dejarla pasar por llevar velo.

Los hechos están siendo investigados como un posible delito de odio

 por parte de la

Policía Nacional

 y se remontan a tres semanas atrás, cuando Fadila Said llevo a sus niños con una amiga a esta piscina. "Llegué a la puerta, mi amiga pasó pero a mi no me dejaron. Me preguntaron si llevaba bañador y les dije que no, que solo venía para que se bañaran mis hijos. Entonces me dijeron que no podía pasar", recuerda. Su amiga, que no llevaba traje de baño, pasó sin problemas, al igual que muchas otras mujeres que acompañaban a sus hijos.

"Les pedí una explicación de por qué no me dejaban pasar y empezaron a insultarme. Así que puse una hoja de reclamaciones y me fui", explica. Volvió a la misma piscina el viernes pasado. "También me pararon, y al preguntarme si llevaba bañador se lo enseñé. Me dijeron que si esta vez me iba a bañar, le dije que no, y entonces me dijeron que tampoco podía pasar", recuerda.

En ese mismo momento, añade "vino un chico negro al que le dijeron que se tenía que cambiar de ropa para poder pasar. Lo mandaron a casa sin entrar a la piscina, aunque iba en bañador". Igual que en la otra ocasión, más mujeres con sus hijos comenzaron a entrar a la piscina. "Yo lo único que les pedía es que me dieran una explicación de por qué ellas sí y yo no. Al final llamé a la policía", cuenta Fadila.

Mientras llegaba, la conversación subió de tono, y los responsables de seguridad acabaron lanzando a Fadila

insultos racistas

 como "vete a tu puto país" o "qué asco de ropa lleváis". Incluso amenazaron con pegarle si no se iba. "Salí para sentarme en un banco de la calle mientras llegaban, pero lo rociaron con agua para que no pudiera sentarme", denuncia.

El ayuntamiento de València asegura que ya ha pedido un informe a la empresa concesionaria de la piscina, que asegura que no dejó entrar a Fadila porque "pretendía bañarse con la ropa de calle y eso está prohibido".

Fadila denunció lo ocurrido, y está convencida de que fue un caso de racismo. Ella es saharaui y lleva 22 años en España, y aquel día fue a la piscina con una amiga marroquí. "Ella iba con un vestido de verano y tiene la piel bastante blanca. Aunque se le veían las tiras del sujetador la dejaron pasar sin problema, y a mi no. Yo solo les pedía que me explicaran por qué no podía pasar y ella sí", reivindica.

"Mamá, ya no quiero ser negro"

Lo que más le duele a Fadila es que sus hijos de 5 y 8 años tuvieran que presenciarlo. Sufrió un ataque de ansiedad y sigue tomando pastillas para calmarla tras el incidente.

"Cuando llegué a casa por la noche mi hijo me cogió y me dijo 'pues vaya tontería tener el DNI español y decir que somos españoles', y luego me dijo 'Mamá, ya no quiero ser negro'. El siempre dice que es negro, no con vergüenza, al contrario. Pero ese día me dijo que ya no quería ser negro ni árabe", lamenta Fadila.

Los responsables de seguridad también hicieron otros comentarios según denuncia, en el que calificaron a Fadila de "conflictiva" y aseguraron que "en la piscina hay muchas mujeres gitanas, y si os juntamos en media hora la tenemos liada".

Los hijos de Fadila siguen haciendo comentarios al respecto. "Les hicieron sentir una cosa de la que ellos no eran conscientes. Ahora dicen que me quite el velo, y que no quieren ser árabes porque 'no les van a dejar disfrutar'. Hace poco también me preguntaron si esto iba a ser así siempre, si siempre nos iba a pasar", denuncia.

"Se os ha acabado el chollo"

El personal de seguridad también hizo referencia en varias ocasiones al cambio político que ha propiciado que

Vox

entre en el Gobierno. espetaron a Fadila.

Ana Isabel Martínez, de la ONG Valencia Refugi explica que

incremento de los discursos y delitos de odio desde el pasado 28 de mayo con expresiones de ese tipo. "Ahora se sienten legitimados, en todos los casos se hace mención al cambio de gobierno, porque creen que ahora sus actos son válidos", cuenta.

Fadila, que en sus 22 años en Valencia no había vivido ningún episodio tan fuerte de racismo, explica que de unos años a esta parte sí que está viendo que se incrementan los comentarios discriminatorios. "Estoy escuchando cosas que jamás esperaría de unas madres jóvenes del colegio público al que van mis hijos. Comentarios muy feos diciéndome que tengo que volver a mi país porque ahora la economía está mal y no puedo estar aquí", denuncia.

Juan Augusto Epam, también de Valencia Refugi, reivindica también el problema de las hojas de reclamaciones. "Nos dimos cuenta más tarde, pero Fadila ha entregado una hoja con su nombre, teléfono y dirección a unas personas que amenazaron con darle una paliza. Pensamos que debería haber otro sistema más seguro para la víctima", explica.

La entidad hace un llamamiento a la colaboración ciudadana en este tipo de casos. "Lo normal es que la gente mire a otro lado en estas situaciones. Si ven un caso de esto, pedimos a las personas que se pongan del lado de la víctima. Ninguna de las mujeres que entró se plantó con Fadila para ayudarla", reivindican.

Infradenuncia

Otro problema con este tipo de situaciones es la bajísima denuncia. A penas uno de cada diez delitos de odio se denuncian, según una estimación de Fiscalía, y es por varias razones. La primera por puro desconocimiento. La segunda es por miedo; "muchos inmigrantes se retiran a mitad del proceso porque para renovar los papeles no se pueden tener antecedentes, y aunque son ellos los que están denunciando y no tienen nada que ver les da miedo y quitan la denuncia", cuenta Martínez.

En el caso de las personas que ni siquiera tienen papeles, el miedo a ser deportados cuando se acerquen a denunciar a comisaría puede más que la denuncia. Las entidades recomiendan en estos casos ir a poner la denuncia directamente a Fiscalía de delitos de odio.