VIVIENDA

"Los alquileres pasan de los mil euros y te piden el triple de ingresos"

Solo uno de cada diez jóvenes menores de 29 puede emanciparse, y deberían dedicar un 115% del sueldo para alquiler y suministros

"Para frenar esto hace falta aplicar una fuerza opuesta. Los jóvenes nos tenemos que organizar", reivindican dos inquilinos de Valencia

Mónica y Joan, dos jóvenes que comparten piso en València y no pueden emanciparse.

Mónica y Joan, dos jóvenes que comparten piso en València y no pueden emanciparse. / JOSÉ MANUEL LÓPEZ

Mónica tiene 27 años y ha trabajado de profesora cobrando 2.000 euros. No encuentra pisos para vivir sola en ValenciaJuanan tiene 28, una carrera en Ciencias Políticas e idiomas. Trabaja de 7 de la mañana a 10 de la noche en dos curros. Pero no puede darse el lujo de vivir en un piso. Joan tiene 21, estudia y trabaja. Ni se le pasa por la cabeza la idea, porque la mitad de lo que cobra se le va en alquilar una habitación.

Pero vamos un paso más allá. Los tres juntos viven en un piso de 70 m2 por el que pagan 1.000 euros, y el año pasado decidieron buscar otro alquiler. Juntando sus 4 nóminas han llegado a sumar 3.800 euros al mesPor increíble que parezca, no encontraron un piso. "Los alquileres ya pasan por mucho los mil euros, y las inmobiliarias te piden el triple de ingresos", cuentan los tres jóvenes.

Los tres han nacido en el barrio de Monteolivete, y ahora viven en un sexto piso cerca de la Avenida de la Plata, una zona humilde de Valencia aunque los alquileres lleven ya mucho tiempo sin ser humildes. En el ascensor de su finca hay un papel que dice "Por favor, no suban más de tres personas" en castellano, inglés, francés y alemán. Es para que lo entiendan los guiris que entran y salen de los pisos turísticos que hay en el edificio.

Al lado de su piso tienen uno. "La verdad que la convivencia la llevamos fatal. Se pasan el día de fiesta y las noches montando ruido, y nosotros tenemos que ir a trabajar. Cada mes o cada pocas semanas cambian los inquilinos. No es fácil estar al lado porque todos tenemos que ir a trabajar", cuenta Mónica. Hay un piso turístico casi en cada planta de su finca.

El Sindicato de Vivienda de Valencia lucha para evitar estas dinámicas que expulsan a la juventud de sus barrios

Valencia. Reportaje sobre vivienda compartida por los altos precios del alquiler.

Valencia. Reportaje sobre vivienda compartida por los altos precios del alquiler. / JOSÉ MANUEL LÓPEZ

Según el último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, sólo un 10% de los jóvenes de menos de 29 años está emancipado en solitario. Y si tenemos en cuenta el sueldo medio de la juventud, para pagar el alquiler y los suministros se deberían gastar más de un 110% del sueldo. Directamente es imposible para la gran mayoría independizarse.

"Nos echan del barrio donde nacimos"

Los padres de Joan y de Mónica son del distrito de Quatre Carreres, una zona que está cambiando la piel a una velocidad de vértigo. La ampliación del parque Central y la obra del Roig Arena ha hecho que la zona de repente sea muy atractiva para vivir, sumado a la activación de dos PAI para la construcción de miles de viviendas, dan la receta perfecta para la gentrificación y turistificación de la zona.

"Casi todos los comercios de toda la vida ahora son bajos que funcionan como alquileres turísticos, el barrio ha cambiado muchísimo", explica Joan. Mónica y él siempre han tenido claro que querían vivir en esa zona, cerca de los suyos, pero cada vez se ven más empujados a encontrar algo en un pueblo fuera de Valencia. "Si la cosa sigue así es imposible", explica.

"Como esto siga así, o comparto piso hasta los cuarenta u okupo", bromea una joven que trabaja de profesora

Argumentan que les produce mucha pena ver cómo todos los jóvenes nacidos allí no puedan vivir en las calles en las que se criaron, y achacan el problema a la dinámica especulativa que hay con la vivienda. "Principalmente el problema es que hay muchos pequeños rentistas que han visto que, en lugar de alquilar su piso por 500 euros, pueden ponerlo en alquiler vacacional y ganar tres o cuatro veces más", lamentan.

Una de las técnicas que suelen usar muy habitualmente es la de decir que necesitan el piso para una hija o para ellos mismos y deshacerse de sus inquilinos. Ese es uno de los supuestos para romper un contrato en la Ley de Arrendamientos Urbanos. "Hemos visto muchos casos donde dicen eso y luego ponen el piso como Airbnb", explica Joan.

"Siempre dicen que si en los barrios obreros armamos jaleo y molestamos. Pues creo que se está viendo lo contrario, con la llegada de turistas ahora hay más jaleo que nunca por las calles. Al final es gente que viene de fiesta en sus dos semanas de descanso", dice Mónica.

Una fuerza que solo otra fuerza opuesta puede frenar

Se dice que estos jóvenes son la primera generación que vivirá peor que sus padres. Pero Mónica y Joan añaden que "como no hagamos nada, nuestros hijos también van a vivir peor que nosotros. Porque esto no es una cuestión momentánea, todo indica que se quiere incidir en esta tendencia", cuenta Joan. Mónica tira de las leyes del movimiento; "una fuerza solo se puede frenar con otra opuesta de la misma intensidad", reivindica.

Ambos participan en los sindicatos de barrio que se engloban dentro del Sindicato de Vivienda de Valencia. Una plataforma dirigida por jóvenes que plantea acciones directas para evitar que la crisis de la vivienda se haga todaviá mayor entre las nuevas generaciones. "Los precios están por las nubes pero también es verdad que los jóvenes tenemos que luchar por nuestros derechos, porque si no está visto que nadie lo hará por nosotros", dice Joan, al tiempo que anima a la juventud a afiliarse a estos sindicatos para "protegerse y defenderse. Sin organización estamos completamente solos".

Una joven mira los precios de la vivienda en una inmobiliaria.

Una joven mira los precios de la vivienda en una inmobiliaria. / GERMÁN CABALLERO

Lo crudo, según explican Joan y Mónica, es que en cuatro años de Gobierno progresista su situación no ha mejorado. "Ha empeorado. Todo ha subido, y con el tema de la vivienda no se ha hecho absolutamente nada para frenar esta locura", explican. Por eso llaman a la implicación de los jóvenes para reivindicar una vivienda digna.

Juventud infinita, adultez postergada

Mónica tiene 27, Juanan 28, y ambos no ven otro futuro que no sea compartir piso bien pasados los 30... o los 40. En el horizonte se plantea una juventud infinita e ir retrasando las etapas vitales de adulto. "Ya no se puede alquilar un piso ni en pareja porque los sueldos no dan para mantenerse ¿Cómo vamos siquiera a pensar en tener hijos? Como esto siga así, o comparto piso u okupo", lamentan.

Aunque el futuro para la juventud pinte negro, ambos tratan de no caer en la desesperanza, o por lo menos hacer lo que está en su mano para tratar de frenar la burbuja que les impide tener una vida digna. "Ahora los sindicatos de vivienda tienen poca fuerza, pero al menos intentamos parar esta dinámica, que es uno de los deberes que tiene la juventud, presionar, protestar y tratar de actuar para garantizarnos una vida", sentencian.