EXCLUSIÓN SOCIAL

Trabajar y ser pobre: la mitad de las personas sin hogar que atiende Cruz Roja tiene un empleo

Antes de llegar a la calle, el 66,1% de los encuestados por la entidad estaban ocupados y, aunque un 25,5% de este grupo se desempeñaban en la economía sumergida, otro 33,4% lo hacían con contratos a tiempo completo

Un hombre duerme en una calle de Badalona (Barcelona)

Un hombre duerme en una calle de Badalona (Barcelona) / Jordi Otix

Nieves Salinas

Nieves Salinas

Aproximadamente la mitad de las personas sin hogar tienen empleo -concretamente, el 44,8%, de los cuales el 22,4% tienen ocupación total, y el 16,8% trabajan en la economía sumergida- lo que subraya la "creciente precariedad laboral y las dificultades para mantener una conexión social y redes de apoyo". Lo dice Cruz Roja que este martes ha presentado su informe 'La discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en exclusión residencial'. Un exhaustivo trabajo que destaca una serie de conclusiones que desmontan estereotipos y resaltan la complejidad de las situaciones que atraviesan estas personas.

Las cifras oficiales de personas que no tienen un hogar ha aumentado de 2012 a 2022 en un 25%, hasta situarse en 28.552. Las asociaciones añaden a esa cifra entre 8.000 y 11.000 personas que estarían fuera del sistema. Son todas aquellas que no acuden ni a centros, ni a comedores sociales, ni a albergues. Que, a ojos de las administraciones y de la sociedad, no existen. Unas y otras cifras sumarían un total de 37.000 personas en situación de sinhogarismo.

Situación normalizada

Los datos de la encuesta de Cruz Roja indican que un porcentaje significativo de las personas sin hogar atendidas por la organización estaban en una situación normalizada en cuanto a vivienda y empleo antes de entrar en la exclusión residencial: el 66,1% estaban ocupadas y, aunque un 25,5% de este grupo se desempeñaban en la economía sumergida, otro 33,4% lo hacían con contratos a tiempo completo y un 7,2% con contratos a tiempo parcial.

La encuesta de Cruz Roja indica que el 53% de las personas sin hogar han nacido en España, y revela un importante incremento del sinhogarismo femenino

El estudio también rompe con el estereotipo de que las personas extranjeras son las que más viven en la calle, ya que el 53% de las personas sin hogar han nacido en España, y revela un importante incremento del sinhogarismo femenino: aunque sigue siendo mayoritariamente masculino (82%), la cifra de mujeres en situación de calle ya llega al 18%. En cuanto a la edad, el grupo mayoritario es de las personas de 45 a 64 años (51%), y un 18,5% tienen menos de 30 años.

La salud mental

La salud de las personas sin hogar es significativamente peor que la del resto de la población (15.9% frente al 7.04% afirman que su salud es "mala o muy mala"), con altas tasas de problemas de salud mental. El informe destaca especialmente el sentimiento de soledad, 4,3 veces más que entre la población general (43.2% frente al 10,1%), la depresión, 3,7 veces más que entre la población general (36.5% frente al 10%) y tristeza (34% frente al 16,9% general). Además, retrata que, tanto hombres como mujeres, viven mayoritariamente solos, sin pareja en el 8,7% de los casos, y la mayoría sin hijos e hijas, aunque los tengan.

Las discriminaciones más graves las protagonizan personas cercanas (46,8%), pero también afirman haber sentido la discriminación por la administración pública (19,2%)

Otro mito que se desmonta: contra el estereotipo dominante, el consumo de alcohol en esta población es incluso ligeramente inferior al de la población general, situándose en el 34,3% entre las personas en situación de calle, frente al 35,1% de la población general.

Detalles del mercadillo de personas sin hogar frente a las colas del hambre del comedor Ave María, en Madrid.

Un mercadillo de personas sin hogar frente a las colas del comedor Ave María, en Madrid. / ALBA VIGARAY

Además, el 78,1% ha experimentado discriminación, destacando la relacionada con la aporofobia (68,3%) junto a rechazo por origen, minoría étnica, edad, sexo o estado de salud. Las discriminaciones más graves las protagonizan personas cercanas (46,8%), pero también afirman haber sentido la discriminación por la administración pública (19,2%) o los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado con humillaciones y trato indigno.

Solo el 15,5% de quienes han sentido discriminación han acudido a la policía o el juzgado, ya que consideran que es inútil su denuncia (30,9%). Una de cada cuatro personas sin hogar atendidas ha sufrido discriminación en el acceso a la vivienda.

La búsqueda de recursos

La situación de las mujeres en la calle, señala Cruz Roja, es de mayor vulnerabilidad, incluso en viviendas ocupadas o asentamientos. Existe, además, una escasez de recursos específicos dirigidos a mujeres y un menor número de plazas en módulos femeninos en los albergues y pisos, y aparece "una invisibilización total de las personas y recursos LGBTIQ+".

Más de la mitad de las mujeres sin hogar (51,4%) consideran posible el riesgo de una agresión sexual

Sin embargo, son ellas las que despliegan más estrategias para no vivir en la calle: recurren a los servicios sociales o a redes familiares y sociales para evitar la exclusión residencial. No obstante, se remarca, el sinhogarismo oculto lo sufren mujeres y jóvenes, que evitan la calle viviendo en una habitación realquilada, a cambio de servicios como cuidados o bajo la amenaza de violencia de la pareja. Asimismo, más de la mitad de las mujeres (51,4%) consideran posible una agresión sexual.

Buscar empleo

Por motivos climatológicos, de comodidad o seguridad, el 5,4% de las personas sin hogar cambia de lugar de pernoctar como mínimo una vez a la semana, aunque por lo general la movilidad es bastante baja: la inmensa mayoría (88,1%) duerme siempre en el mismo lugar.

La búsqueda de empleo para salir de esta situación se realiza cuando llevan menos de un año sin hogar. A medida que continúan en la calle, las dificultades y la disminución de expectativas empujan al abandono: 1 de cada 4 personas en situación de sinhogarismo que lleva cuatro años buscando trabajo, ha abandonado la búsqueda en el último año. Creen que, por su situación, no les van a aceptar.