CRISIS CLIMÁTICA

El miedo al cambio climático, entre los principales temores de los españoles

Los psicólogos gallegos cada vez atienden a más pacientes que refieren problemas de ansiedad por una excesiva preocupación por los efectos del cambio climático

La activista ambiental sueca Greta Thunberg, en un acto de protesta contra el cambio climático.

La activista ambiental sueca Greta Thunberg, en un acto de protesta contra el cambio climático. / EFE

Ágatha de Santos

Dos nuevas patologías visitan los sillones de terapia: la ecoansiedad y la solastalgia. Ambas son un efecto de la preocupación por el futuro incierto del planeta. La primera es un cúmulo de impotencia y frustración por la aceleración del cambio climático y la inacción de la comunidad internacional. La segunda hace referencia a la emoción de tristeza o de duelo generado por la pérdida o la posible pérdida de lo que uno considera su hogar, como podría ser el paisaje con el que se identifica.

“Esto último es algo que en Galicia podemos entender muy bien, ya que sabemos que nuestra tierra y sus tradiciones están íntimamente relacionadas, llegando a formar una parte de la identidad de las personas que habitamos aquí”, sostiene Alejandra Sierra, psicóloga sanitaria experta en ansiedad.

El miedo al cambio climático se encuentra en la cuarta posición (59,9%) entre los principales temores de los españoles y más del 10% lo sitúa como su primera preocupación, según el primer estudio sociológico sobre los miedos de los españoles, elaborado por el Instituto IO de Investigación. Para muchas personas, oír noticias sobre fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, tormentas tropicales, maremotos...), devastadores incendios, sequías, la aparición de nuevas enfermedades, la pérdida de biodiversidad, la deforestación, la contaminación y su impacto en la salud, el deshielo de los polos y la subida del nivel del mar es un desencadenante de angustia y ansiedad e incluso de depresión.

Se trata de un problema que, como la propia crisis climática, es global y que suele calar más en las personas más concienciadas con la protección del medioambiente. Según la psicóloga sanitaria, afecta en mayor especialmente a los jóvenes y a las mujeres en mayor proporción que a los hombres.

Greta Thunberg, icono juvenil de la lucha contra el cambio climático es un ejemplo de todo esto. La joven activista sueca sufrió ecoansiedad cuando tenía once años. “Los jóvenes están deprimidos no por el cambio climático, sino por la falta de acción contra él”, repite con insistencia la impulsora de los Fridays for Future.

“El cambio climático es algo que está ahí y con el que tenemos que convivir”

Alejandra Sierra

— Psicóloga social

Según Sierra, el impacto del cambio climático en la salud mental también es mayor en las personas en situación de vulnerabilidad y en las poblaciones más desfavorecidas, ya que suelen tener menos capacidad de acción y protección frente a las incidencias climáticas como desplazamientos y la pérdida de su medio de vida, y también en quienes han sido testigos de catástrofes naturales provocadas por el cambio climático.

Aquí en Galicia, los casos de ecoansiedad y solastalgia son cada vez más habituales en los gabinetes de psicología. “Cada vez vemos más personas que trasladan que el motivo o uno de los motivos de consulta es gestionar las preocupaciones sobre las posibles consecuencias del cambio climático”, explica Sierra.

Hasta el momento, ninguno de estos trastornos está incluido en los manuales diagnósticos actuales. “Se trata de dos términos en los que es necesario hilar muy fino a la hora de considerarlos algo no ‘normal’ cuando llegan a consulta ya que, dependiendo de algunos factores, pueden llegar a ser reacciones o preocupaciones adaptativas a la emergencia climática que estamos viviendo. No todas las personas que tienen preocupaciones con respecto al cambio climático y sus consecuencias tienen eco-ansiedad”, asegura la psicóloga sanitaria.

Aunque en ocasiones, ecoansiedad y solastalgia puedan solaparse, no son exactamente lo mismo. Mientras que la primera hace más referencia al futuro, hacia las posibles consecuencias y problemas a los que nos podemos llegar a enfrentar debido al cambio climático, la segunda mira más hacia el pasado, hacia lo que se ha perdido, aunque también hacia lo que se puede llegar a perder. “Se solapa, por tanto, con la ecoansiedad cuando hablamos de lo que se predice que se perderá. Podemos llegar a sentir una tristeza profunda por aquellas cosas que aún no hemos perdido, pero creemos o predecimos que será así”, comenta.

Entre los síntomas se encuentran la rumiación persistente con respecto al futuro, la tristeza, la desesperación, la frustración, la culpa, la irritabilidad, problemas de sueño y cambios en el apetito. Según la psicóloga sanitaria, las indicaciones de manejo son similares a las ya establecidas para aquellos problemas relacionados con la ansiedad o el duelo y la pérdida.

“Desde la psicología ya disponemos de herramientas eficaces que nos permiten ayudar a las personas que puedan verse sobrepasadas psicológicamente debido a la ecoansiedad o la solastalgia. El cambio climático es algo que está ahí y con el que tenemos que convivir”, manifiesta.

Para evitar los trastornos vinculados a la emergencia climática, recomienda cultivar actividades dirigidas a promover respuestas adaptativas con respecto al reto climático, teniendo en cuenta las posibilidades reales de cada persona. “Pueden ser desde decisiones más rutinarias como podría ser elegir el transporte público frente al privado como, quizá, más comprometidas, como unirse a un grupo o asociación medioambiental en el que la persona pueda realizar actividades más activas políticamente”, explica.

Estar en contacto con la naturaleza en la medida de lo posible y desconectar por un tiempo de las noticias también son medidas que pueden ayudar. “También se ha visto que compartir estas preocupaciones con las personas de tu entorno puede resultar de alivio”, añade.

Dos problemas al alza

Según Sierra, es previsible que las secuelas psicológicas del cambio climático aumenten a medida que sus efectos sean cada vez más palpables y más personas puedan verse afectadas directamente por el mismo. “Se estima que quizá se pueda ver un incremento de trastornos como la depresión o el trastorno de estrés postraumático debido a este problema”, afirma la psicóloga sanitaria.

Aunque la ecoansiedad no está considerada una enfermedad, la Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés) la describe como un “temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.

Por su parte, los expertos Mala Rao y Richard Powell, del Departamento de Atención Primaria y Salud Pública del Imperial College de Londres, afirmaron en el “British Medical Journal” que la ecoansiedad amenaza con “agravar las desigualdades sanitarias y sociales entre las personas más o menos vulnerables a estos efectos psicológicos”.