Pediatría

¿Qué diferencia a un bebé prematuro y a un niño pequeño para la edad gestacional?

Alrededor del 3-5 por ciento de todos los recién nacidos en España son 'PEG'

Afecta a 15.000 niños al año en nuestro país y si se identifica a tiempo frena patologías

En la imagen, los diminutos pies de un bebé prematuro.

En la imagen, los diminutos pies de un bebé prematuro. / ShutterStock

C.R.G

Un niño es considerado pequeño para su edad gestacional (PEG) cuando presenta una longitud y/o peso al nacimiento por debajo de lo establecido como adecuado para su edad gestacional (tiempo de embarazo), según unas tablas de referencia que utilizan los pediatras y matronas.

Según los datos manejados por la Asociación Española de Pediatría y publicados en su web, un niño que nace a los siete meses de embarazo y pesa 1,8 o 2 kilos tiene un peso adecuado para su edad de gestación porque ha sido prematuro. Sin embargo, un niño a término –nacido a los 9 meses de embarazo- que pesase lo mismo, sería un ‘niño pequeño para su edad gestacional’ (PEG). Cuando un niño es PEG, sus médicos deben hacerlo constar de manera obligatoria en su Libro de Salud Infantil. Esta situación puede haberse debido a diversas causas, como problemas de salud de la madre, de la placenta o del propio feto.

Cabe subrayar que alrededor del 3-5 por ciento de todos los recién nacidos en España son PEG. Es, por lo tanto, una realidad que afecta, con diversas consecuencias, a hasta 15.000 niños al año en nuestro país y que debe ser identificada a tiempo, dado que pueden desarrollar algunas patologías en el futuro.

Principales problemas de los PEG

Casi el 90 por ciento de los niños PEG alcanzan a los 2 años una talla adecuada a su familia, pero un 10 por ciento no lo consiguen. Muchos de estos menores pueden beneficiar de un tratamiento médico si tienen un seguimiento adecuado.

Además, las niñas PEG tienen mayor predisposición a presentar desarrollo precoz del vello pubiano y adelanto de la menarquía –la primera regla-. También está descrito un inicio acelerado del desarrollo puberal en ambos sexos. En la adolescencia, las niñas tienen mayor riesgo de desarrollar síndrome de ovario poliquístico. Estas alteraciones mencionadas parecen ser más frecuentes en aquellos PEG que ganan rápidamente peso y talla en el primer año de vida.

Riesgo cardiovascular y metabólico

Desde la Asociación Española de Pediatría se destaca, asimismo, que los nacidos PEG presentan mayor riesgo de desarrollar patología cardiovascular y Diabetes Mellitus tipo 2 (la diabetes del sobrepeso). A fin de prevenir esta evolución, se recomienda la lactancia materna exclusiva los primeros meses de vida, evitando fórmulas artificiales o fortificantes.

De hecho, las actividades preventivas deben comenzar en la infancia, evitando la aparición de sobrepeso y fomentando el ejercicio físico aeróbico de forma regular.

El neurodesarrollo

Los problemas de neurodesarrollo están también descritos en el caso de los PEG, con independencia de si se produce o no un crecimiento recuperador. Se han detectado también una mayor incidencia de hiperactividad. Los niños PEG deben ser por tanto revisados regularmente, en busca de las diferentes alteraciones o trastornos del neurodesarrollo.

El pediatra de Atención Primaria, recuerda la Asociación Nacional de Pediatría, debe conocer las patologías que puede asociar un niño nacido PEG. El crecimiento debe ser armónico, fomentando la lactancia materna y procurando un crecimiento recuperador progresivo, pero no rápido.

El Grupo de trabajo sobre PEG de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) ha publicado una guía actualizada sobre este tema en España que se puede consultar de forma abierta.