ENFERMEDADES

Cáncer de vulva: cuando el pudor retrasa el diagnóstico temprano

Afecta a la superficie externa de los genitales femeninos y los médicos se encuentran mujeres de edad avanzada edad "que, por pudor, no se miran"

Una ginecóloga revisa a una paciente en su consulta de Alicante.  / INFORMACION

Una ginecóloga revisa a una paciente en su consulta de Alicante. / INFORMACION

Nieves Salinas

Nieves Salinas

El cáncer de vulva es un tipo de tumor que afecta a la superficie externa de los genitales femeninos. Supone menos del 1% de todos los tumores malignos de la mujer, y un 4-5% de todos los cánceres ginecológicos, pero es la la cuarta causa de neoplasia del tracto genital femenino, después de endometrio, ovario y cérvix. Lo explica el doctor Javier de Santiago, jefe del Servicio de Ginecología Oncológica de MD Anderson Cancer Center Madrid, quien, además, advierte lo que se encuentran en consulta: mujeres de edad avanzada edad "que, por pudor, no se miran" o, por el mismo pudor, no cuentan que llevan años con escozor. Todo ello, en un tumor que evoluciona lentamente durante varios años, dificulta el diagnóstico temprano.

Por lo general, el cáncer vulvar se manifiesta como un bulto o úlcera en la vulva que, con frecuencia, produce escozor o prurito. Aunque puede aparecer a cualquier edad, se diagnostica con más frecuencia en mujeres con una media de 68 años, aunque en los últimos años, la edad de aparición ha disminuido, y las etapas precoces se detectan en los grupos etarios entre 45 y 60 años.

El doctor Javier de Santiago explica que, además del prurito o la aparición de bultos o úlceras, otros síntomas del cáncer vulvar pueden ser dolor y sensibilidad, sangrado que no proviene de la menstruación o cambios en la piel, como cambios de color o engrosamiento. Por eso, el médico insiste en la importancia de ese diagnóstico precoz.

Los factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer este tumor, junto a la edad, los médicos apuntan a la exposición al virus del papiloma humano (VPH). En algunas, la infección causa alteraciones en las células y aumenta el riesgo de padecer cáncer en el futuro. De hecho, la actualización en la clasificación de los tumores de vulva, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha dado importancia a su asociación con la infección por el VPH. Aproximadamente dos de cada tres casos no tienen relación con dicha infección, presentando un peor pronóstico que los carcinomas asociados a VPH, añaden los especialistas.

El tabaquismo y tener un sistema inmunitario debilitado son otros de los factores que aumenta el riesgo de padecer este tipo de tumor

El tabaquismo y tener un sistema inmunitario debilitado son otros de los factores que aumenta el riesgo de padecer este tipo de tumor. Las personas que toman medicamentos para inhibir el sistema inmunitario, como las que se han sometido a un trasplante de órganos, y aquellas con afecciones que debilitan el sistema inmunitario, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tienen también mayor riesgo.

Cirugías más limitadas

El doctor Javier de Santiago detalla que, hace 15 o 20 años, realizában cirugías donde tenían que extirpar toda la piel, todo el tejido de la vulva. "Ahora, al diagnosticar más pronto, conseguimos hacer cirugías más limitadas al quitar el tumor con márgenes libres y estudiar, igual que en mama o cuello de útero, el ganglio centinela, en lugar de quitar todos". Pero, insiste, que esto ocurre cuando se enfrentan a tumores más pequeños, en los que pueden realizar cirugías más conservadoras.

Existen dos tipos de tumores, el carcinoma vulvar epidermoide o epitelial escamoso, que comienza en las células delgadas y lisas que recubren la superficie de la vulva, y representa el 90% de las neoplasias vulvares; y el melanoma vulvar, que comienza en las células productoras de pigmento que se encuentran en la piel de la vulva, precisa el médico. Determinar el tipo de célula en la que comienza el cáncer vulvar ayuda a que el médico planifique el tratamiento más eficaz.

Tratamiento quirúrgico

"El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico y también se asocia después, en función del tamaño y del estadio de los ganglios, a radioterapia y, en menos ocasiones, a quimioterapia, si son muy avanzados o no se pueden operar porque afectan a la uretra", indica el jefe de Ginecología Oncológica de MD Anderson Madrid. En los casos más avanzados o metastásicos optan por la inmunoterapia, "que vemos que está empezando a tener buenos resultados".

El principal problema con el que se encuentran los especialistas en las cirugías de este tipo de tumor es la cicatrización. Al ser en su mayoría mujeres de avanzada edad, su piel es más débil y hay tejidos "que cicatrizan muy mal. Esto, además, es muy incómodo para las pacientes, la herida está muy cerca de la uretra y produce muchas molestias", destaca el doctor.