Entrevista |

Enrique Echeburúa: “No se trata solo de prevenir el suicidio sino de mejorar la salud mental”

Las nuevas tecnologías han cambiado la manera de relacionarse de los adolescentes y son una fuente potencial de transmisión de pensamientos suicidas si no se controla

Los pensamientos e ideas suicidas así como las autolesiones para aliviar el dolor son algunos de los síntomas que los adolescentes tienen que aprender a detectar

Enrique Echeburúa: “No se trata solamente de prevenir el suicidio sino de mejorar la salud mental”

Enrique Echeburúa: “No se trata solamente de prevenir el suicidio sino de mejorar la salud mental” / UIMP/Juanma Serrano

El suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes y adolescentes entre 12 y 29 años y, solo en 2021, se registraron 336 muertes por suicidio en este grupo de edad en España, según los datos del Informe sobre la Evolución del suicidio en España en la población infantojuvenil (2000-2021).

Aunque no es el grupo con mayor riesgo, tiene un gran impacto porque se trata de personas que están construyendo su proyecto de vida, explica Enrique Echeburúa, catedrático emérito de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y miembro de la Academia de Psicología de España.

Durante su paso por los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander, el especialista ha subrayado, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, que “hay un grupo importante de personas que tienen ideación suicida, intentos de suicidio no consumados, y otro grupo, que recurre a las autolesiones sin intencionalidad suicida para aliviar el dolor”. Estas acciones son un factor de riesgo para que más adelante pueda haber un intento de suicidio.

Ideación suicida

Echeburúa pone el foco en la necesidad de informar a estos grupos de edad de lo que son “las ideas suicidas y que si eso aparece con frecuencia no tienen por qué avergonzarse, sino que tienen que dejarse ayudar”. Asimismo reclama una mayor presencia de psicólogos en los centros escolares ya que son lugares donde los menores pasan “muchas horas y desde ahí se pueden observar y detectar ciertos problemas”. El seguimiento escolar puede, además de evitar este tipo de situaciones, ayudar a las familias a contar con las herramientas necesarias para afrontar estas cuestiones. En su opinión, el objetivo “no es tanto prevenir el suicidio como mejorar la salud mental y estar atentos a los posibles trastornos mentales que puedan surgir en niños y adolescentes”.

El autor del libro Muerte por suicidio. El sufrimiento de las víctimas y el duelo de los supervivientes (Pirámide, 2023) destaca también el problema al que se enfrentan los familiares que han perdido a un ser querido y para los que la sociedad no encuentra palabras de alivio. “La gente no se acerca a ellos porque no saben qué decir y se aíslan todavía más tragándose su sufrimiento con sentimientos de culpa o vergüenza”, relata Echeburúa. En este punto, aboga por un apoyo a estas personas a través de grupos comunitarios que asegura, ya están funcionando y ayudando a muchas de estas personas. “Tiene que ser como un pulpo con muchos frentes abiertos para acoger y fomentar la cohesión social”, incide.

Nuevas tecnologías

Enrique Echeburúa piensa que “las redes sociales no son ni buenas ni malas, sino que depende del uso que se haga de ellas”. Uno de los aspectos negativos es que las personas vulnerables con autoestima baja, con una mala relación familiar, con complejos o con fracaso escolar pueden ver en internet “un mundo imaginario que les impida tener contacto con la vida real”. “Si esa persona abusa del uso de las redes y en lugar de recurrir a sus amistades las sustituye realmente puede ser peligroso para su salud mental”, apostilla.

El catedrático habla, en este punto, sobre la viralización del odio en redes sociales que, por desgracia, se expande “mucho más rápido que las conductas altruistas”. Para acabar con estos comportamientos, Echeburúa apuesta por que los jóvenes se involucren en grupos de voluntariado. “Sentirse útil haciendo bien a los demás e implicándose en actividades solidarias es un aspecto muy terapéutico desde el punto de vista de la salud mental”, añade.

Refiriéndose a los aspectos positivos que han traído estas tecnologías, Echeburúa comenta que “actualmente al introducir en internet la palabra ‘suicidio’ lo primero que aparece en el buscador es el contacto del Teléfono de la Esperanza y eso es una buena señal”. Estos teléfonos de referencia -entre los que se encuentra el 024, puesto en marcha por el Gobierno de España- proporcionan información y apoyo psicológico con asistencia veinticuatro horas. Echeburúa detalla que con estos soportes de asistencia se está haciendo una labor muy positiva “porque sabemos que la persona que tiene una tentativa de suicidio en los 12 siguientes meses tiene un riesgo mayor de cometer una conducta suicida”.

La salud mental está en pleno proceso de transformación y adaptación a la nueva realidad tecnológica y eso, relata el especialista, implica adaptarse “a la nueva forma de diálogo que tienen los jóvenes”. Por eso ya hay asociaciones que, junto con sus sesiones semanales, continúan el seguimiento de sus pacientes a través de aplicaciones como WhatsApp. "Las nuevas tecnologías están en el buen camino", señala Echeburúa, aunque reconoce que todavía es insuficiente.

Retos

La salud mental es un fenómeno complejo que atañe a todos los sectores de la sociedad y, por tanto, “no puede depender únicamente de los gobiernos, los sanitarios, las escuelas o las familias sino de todos ellos”. El experto espera que “cuando una persona se sienta desbordada por un problema, pueda contar con ayuda comunitaria” profesional y social.

El catedrático demanda a las administraciones que se aumente el número de profesionales para que “haya más psicólogos y psiquiatras en Atención Primaria y en centros de salud”.

“La sanidad pública tiene que atender estas cuestiones porque en este reto nos va el desarrollo de la calidad de vida del país”, sentencia Echeburúa. A este respecto, insiste en que habría que seguir una estrategia global a nivel nacional aunque recuerda que las competencias están transferidas a las diferentes comunidades autónomas y plantea ampliar la cobertura pública de servicios de salud mental incorporando terapias de grupo. Además, propone incorporar la teleasistencia combinada con la atención presencial para realizar un seguimiento más completo de los pacientes sin que estos tengan que desplazarse.

A pesar de que los datos sobre suicidio "no son preocupantes en España en relación con otros países", Echeburúa afirma que hemos tomado conciencia de este asunto del que antes no se hablaba “por temor al contagio y al estigma” y que ahora se ha demostrado que “una información adecuada puede contribuir a prevenir el suicidio”.