ALIMENTACIÓN

Adiós al hígado graso: estos son los alimentos que debes evitar para prevenirlo

A pesar de que su denominación clínica sea esteatosis hepática, esta condición que afecta a un gran número de personas se conoce como hígado graso

Qué es la termogénesis y por qué tu cuerpo quema calorías sin notarlo

Qué es el hígado graso, la enfermedad que empeora tras los excesos del verano

Qué es el hígado graso, la enfermedad que empeora tras los excesos del verano

EPE

EPE

Esteatosis hepática o hígado graso, da igual cómo lo llames, pues esta condición médica recibe ambas denominaciones en contextos formales e informales respectivamente. Estamos hablando de una enfermedad que se conoce en mayor parte como hígado graso en el lenguaje de la calle, pues cada vez afecta a más personas especialmente en edad adulta, que supera el 20% de la población frente al 5% en niños.

Al tratarse de una dolencia propia del hígado, es primordial crear una dieta específica para la esteatosis hepática, pues se trata de uno de los órganos más importantes y con una mayor responsabilidad de nuestro cuerpo en lo que a funciones esenciales se refiere. Además de actuar como un depósito sanguíneo, el hígado se considera un filtro que metaboliza algunas hormonas, proteínas y ácidos grasos, regula los niveles de glucosa, y desintoxica el cuerpo de sustancias como el alcohol o los medicamentos.

El hígado graso no alcohólico es la segunda causa de trasplante hepático.

El hígado graso no alcohólico es la segunda causa de trasplante hepático. / Adobe Stock.

Hígado graso no alcohólico

Tal y como explica la Academia Española de Nutrición y Dietética, el hígado graso se considera una enfermedad hepática crónica y se puede definir como "un aumento anormal de los depósitos de grasa en el hígado". Se trata de una enfermedad silenciosa, que apenas produce síntomas, por lo que en muchos casos no está diagnosticada y puede agravarse sin que el paciente sea consciente: "Si no se controla a tiempo, puede pasar a ser una patología más severa y a causar serios problemas de salud", añaden.

Es importante diferenciar entre el hígado graso alcohólico, relacionado por la ingesta excesiva de alcohol, y el hígado graso no alcohólico, causado en su mayoría de casos por sedentarismo y obesidad. En estos casos, la mayoría de pacientes tiende a desarrollar niveles altos de colesterol, que favorecen a la esteatosis hepática. Dentro del hígado graso no alcohólico, existe el grado simple que se considera reversible, el hígado graso con inflamación que puede generar procesos degenerativos como fibrosis, y por último la cirrosis.

Seguir una dieta saludable es esencial para prevenir el hígado graso no alcohólico.

Seguir una dieta saludable es esencial para prevenir el hígado graso no alcohólico. / Agencias

Alimentos recomendados y desaconsejados

Para saber si padecemos hígado graso debemos acudir a un especialista y hacernos un análisis de sangre, pues es una enfermedad que apenas produce síntomas. En caso de desarrollarlos, los principales son astenia, fatiga, y dolor en la parte superior del abdomen. A la hora de crear un tratamiento alimentario adecuado para la esteatosis hepática, debemos saber qué tipo de hígado graso padecemos, ya que en caso de de ser alcohólico debemos adoptar unas reglas muy específicas. Sin embargo, y a un nivel general, si padecemos hígado graso en cualquiera de sus variantes, debemos eliminar el consumo de alcohol, llevar una dieta mediterránea rica en fibra, mantener un peso saludable y practicar ejercicio físico, además de tomar sólo la medicación pautada por su médico.

Entre los alimentos recomendados para los pacientes de esta condición se encuentran 5 raciones diarias de frutas y hortalizas, 3 raciones semanales de legumbres, cereales ricos en fibra o integrales, pescados azules un par de veces por semana, frutos secos, lácteos fermentados, o café varias veces al día. De igual forma, se aconseja reducir la ingesta de calorías, e introducir en la cocina técnicas de elaboración como el vapor, los hervidos o asados. Se desaconsejan los alimentos y bebidas azucarados, la sal, los ultraprocesados, tocino, sebo, alimentos de origen animal ricos en grasa, así como la exposición al humo del tabaco