El sinvivir de los vecinos del pueblo que inunda el Duero varias veces al año: "Te tiene en vilo toda la noche"

“Los vecinos afectados, que viven en la plaza del pueblo, tienen que estar en vilo toda la noche y colocar los muebles en alto, porque no saben qué les espera. El agua te puede llegar hasta las rodillas. Es un tema que llevamos arrastrando de por vida, pero no sé si por el cambio climático o qué pero la frecuencia de las avenidas es mucho más frecuente ahora”. Guillermo Abad es el alcalde de Salduero, un pequeño pueblo de Soria en el corazón de Pinares cuyos 140 habitantes viven siempre muy pendientes del cielo y sobre todo del río Duero, que bordea el núcleo urbano y que frecuentemente les da un susto.

“El año pasado, entre octubre y diciembre, la plaza del pueblo se inundó cuatro veces. Este año llevamos una. Al menos esta vez no ha llegado a entrar en ninguna vivienda, pero es una molestia por los restos que deja y los daños. Deja humedades en los tabiques de adobe, las puertas de madera se hinchan...”, relata el alcalde, que mantiene periódicas reuniones con la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), a la que ha solicitado ensanchar el cauce del río en un enclave ubicado a 200 metros aguas abajo del Puente de los Carreteros con el objetivo de evitar las inundaciones en el casco urbano cada vez que hay una crecida. 

En este sitio se hace una especie de efecto embudo que ayuda a que se colapse el río más arriba, precisamente a la altura del citado puente, que provoca que se anegue la plaza, que está al lado. “Hicimos una memoria para que la obra esté fundamentada técnicamente sobre cuál es la incidencia y cuál es la solución y desde la Confederación están de acuerdo en que abajo del río tenemos un estrechamiento”, señala el alcalde por vía telefónica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

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Adquirir parcelas

Desde la CHD recuerdan que para solucionar el problema “es necesario” que el Ayuntamiento adquiera primero “la titularidad de varias parcelas que son imprescindibles para poder acometer las actuaciones necesarias”.

En una reunión entre miembros del Ayuntamiento y cargos de la CHD celebrada la pasada semana, la presidenta del organismo, María Jesús Lafuente, confirmó la “colaboración técnica” del Organismo para poder estudiar dicho informe y redactar un proyecto que permita al Ayuntamiento acometer la expropiación de los terrenos. “Posteriormente, el Organismo de cuenca estudiará la posibilidad de colaborar económicamente con las actuaciones a desarrollar por parte del Consistorio”, señalan desde la CHD. 

Trasladar un colector

Según explica el alcalde, parte de la obra que habría que realizar es trasladar un colector de aguas sucias que hay en la zona en cuestión y que debería ser trasladados a parcelas en la actualidad privadas, y que el Ayuntamiento debería adquirir, para luego, además, crear pasos de servidumbre. 

Abad asegura que la solución se va vislumbrando, pero “hasta que no lo vea materializado” no se lo creerá. En la actualidad, en la plaza del pueblo, que en el año 2017 fue considerado el más bonito de Castilla y León, tiene su vivienda permanente un vecino de 90 años cuyos hijos tienen que estar “pendientes” si ya empieza a llover “fuerte por la tarde”. “Se suele ir a casa de uno de sus hijos a esperar a ver si entra el agua a su casa”, precisa el alcalde. Otros vecinos, que usan las casas en época estival, dejan directamente los muebles levantados de cara al invierno para que los daños sean lo más limitados posibles.

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Las inundaciones se suelen producir por dos fenómenos principalmente, lluvias fuertes, y el deshielo, cuando días antes ha nevado en los cercanos Picos de Urbión. “Si se juntan las dos es matemático”, aprecia el alcalde, que añade que en estos tiempos que corren, con tanta inestabilidad meteorológica, igual un día pueden caer hasta 50 centímetros de nieve y a los pocos días “hace 20 grados y el deshielo es mucho más rápido”.

“Lo que hace el cambio climático es que esos fenómenos extremos sean recurrentes”, concluye Abad sobre una circunstancia que también ha afectado últimamente a otros municipios por donde pasa el Duero, como son Toro (Zamora), Quintanilla de Onésimo (Valladolid) o Herrera de Duero y Aranda de Duero (Burgos). En estos casos se anegan caminos, fincas y construcciones, pero no entra al casco urbano como ocurre en el pequeño pueblo de Soria.