AGRICULTURA

La gran crisis del champiñón español: “Sin paja, no hay producción"

La sequía está reduciendo drásticamente la cosecha de paja, fundamental para el compostaje que conforma el sustrato del que nace el hongo

La poca paja que hay se paga al triple de su precio habitual y los productores advierten de un escenario donde haya que importar champiñón del extranjero

Varias trabajadoras en una nave de producción de champiñón de La Rioja.

Varias trabajadoras en una nave de producción de champiñón de La Rioja. / EPE

Roberto Bécares

Roberto Bécares

La sequía ha provocado una crisis sin precedentes en el sector agrario español, y los últimos en verse afectados han sido los cultivadores de champiñón. Una zona de la comarca de la Baja Rioja, que engloba a tres pueblos -Ausejo, Pradejón y Autol- vive con incertidumbre el presente (y sobre todo el futuro) del sector porque la plantación y procesado de este hongo da empleo directo a cerca de 3.000 personas. De hecho, tal es su impacto en la economía de La Rioja que es el segundo producto agrario más importante de la comunidad, sólo por detrás del vino.

“Si no hay paja, no hay champiñón. La situación, que ya viene del año pasado, es dramática, y ahora se avecina la tormenta perfecta”, lamenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Santiago Salinas, presidente de Eurochamp, una sociedad agraria de transformación (cooperativa) que engloba a más del 70% de los cultivadores de champiñón riojanos, cuya producción se enfoca principalmente en la conserva. En Eurochamp producen de media al año 35-40 millones de kilos de champiñón al año, más de la mitad de lo que produce La Rioja entera [70 kilos, 15 de ellos en fresco]. En sus naves, se procesa el hongo, se enlata, se etiqueta y se lanza al mercado.

“La situación es caótica con la sequía y se está poniendo peor. Si seguimos así vamos a tener que recortar producción”, vaticina Jorge Heras, presidente de Champra, la cooperativa que se encarga de facilitar el compostaje a los productores de esta zona de la Rioja. El compostaje es el santo grial de la plantación del champiñón. Elaborado principalmente de paja mezclada con gallinaza, químicos y otros elementos es el sustrato fundamental para que broten estos hongos.

Y el problema, y muy gordo, es que este año se va a recoger poquísima paja. “Hemos pasado de pagar 43 euros la tonelada a que la poca que se vende está a 60 euros. Teníamos 12 proveedores y ahora tenemos sólo tres”, se quejan en el sector del champiñón riojano. Para que se hagan una idea, un saco de compostaje pesa 20 kilos y necesita al menos ocho de paja.

Paja

Este año la cosecha del cereal, y por tanto de la paja, que comienza en breve, se prevé nefasta, ya que la sequía ha afectado al 65% de los cultivos. Si en abril y mayo los campos de cereal debían estar de un verde intenso y a una altura de metro y medio, ahora mismo apenas se levantan un palmo. “De Madrid para abajo no hay nada, y para arriba, muy poco. Navarra es la única que se ha salvado”, señala Salinas. La carestía de paja afecta tanto a los ganaderos -es alimento fundamental para la cabaña ganadera- como a los productores de champiñón, que se ven obligados a comprar “paja vieja”, que no da tan buenos resultados, y que también empieza a escasear.

Cadena de producción del champiñón para envasado en la nave de Eurochamp. 

Cadena de producción del champiñón para envasado en la nave de Eurochamp.  / EPE

“El sector necesita 70 millones de kilos de paja y la previsión es que no va a haber suficiente. Están intentando traer de Francia, pero nos piden 150 euros por tonelada. Es que el precio se triplica”, denuncia Heras, que ya tiene socios que le preguntan cuál va a ser el precio del paquete de compost porque, si sube mucho, se verán obligados a dejar de producir. El paquete de este abono cuesta en la actualidad 1,60 euros y “se me va a poner en dos euros”, precisa Heras, cuya cooperativa produce 140 millones de toneladas de compost al año.

La cooperativa Champinter, la principal distribuidora de champiñón fresco de España, situada en Albacete, advirtió recientemente también esta semana que los precios de la paja complican “enormemente” la viabilidad del cultivo. Elías Olmeda, su presidente, ponía el foco en el uso de la paja para la generación de biomasa con destino a las energías renovables, muchos de cuyos proyectos cuentan con subvenciones de las administraciones, por lo que su acceso a la paja resulta más viable que para productores de champiñón o ganaderos. “Al final la paja no va a llegar ni al ganadero ni a los productores de champiñón, o lo va a hacer a precios inviables", sostiene Olmeda que advierte que podemos ir hacia el “desabastecimiento” de paja.

Sequía

La guerra de Ucrania, el aumento de los precios de la energía y la propia sequía, que parece que se va a convertir en un fenómeno recurrente, según los expertos, ha disparado el uso de subproductos como la paja para la generación de electricidad y energía. “Las quemadoras de biomasa son grandes destructoras de paja”, alerta Salinas, que pide a las administraciones que valoren parar las quemadoras de biomasa para salvar al sector primario, ya que las alternativas para conseguir energía son mayores. Ellos, como productores de champiñón, solo pueden acudir a la paja. “Necesitamos la ayuda de las administraciones porque es una decisión que se escapa de nuestras manos”, sostiene.El único alivio posible”, añade Heras, es que “las quemadoras no se pongan a andar, es la única solución, porque no hay paja. Se puede dar que tengamos que traer champiñón del extranjero”.

Labores de almacenaje de paja en una planta de compostaje de La Rioja. 

Labores de almacenaje de paja en una planta de compostaje de La Rioja.  / EPE

Las cooperativas denuncian que cuando hay época de sequía el cereal “es el gran olvidado”, ya que las diferentes confederaciones hidrográficas prefieren que el poco agua que haya llegue a los frutales o a las viñas en vez de al cereal. Aseguran que como la situación siga así España, en un futuro próximo, tendrá que acudir a Holanda o Polonia para importar champiñón. “Mientras que nuestro entorno es inflacionistas en Holanda no tienen problemas de paja, ni de compost, están incluso contentos porque les han bajado el coste energético”, aprecia Salinas, que estima que la subida de precios repercutirá a toda la cadena, perjudicando sobre todo al eslabón más débil, el productor. “Una parte se repercutirá al cliente final, otra se la comerán las empresas y otra el agricultor. Aquí, era un sector al que tras malas etapas le estaba empezando a ir bien, pero esto va a suponer otro apagón, que los hijos digan que no quieren seguir en el campo”, vaticina Salinas.