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Toros

Si Urtasun quiere plantear el debate sobre el futuro de los toros, ha de tener la valentía de decirlo; lo demás es oportunismo animalista

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun / Alberto Ortega - Europa Press

El espacio a la izquierda del PSOE, una esquinita pequeña en la que cada vez cabe menos gente, anda alterado estos días tras la desaparición de Yolanda Díaz, la Kamala Harris española, los batacazos electorales en Galicia y el País Vasco, y las malas perspectivas en las catalanas del domingo próximo. Es por eso que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, la cuota de Ada Colau en el Gobierno de coalición, se ha sacado de la manga la ocurrencia de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia.

Urtasun, los Comuns y Sumar tienen tan poca confianza en sus propuestas electorales, en la labor realizada hasta ahora en el Ejecutivo y en sus propios votantes, que han agitado la polémica de los toros para evitar el descabello... político. En una semana en que todo el protagonismo había sido para Pedro Sánchez y sus cinco días de reflexión, el ministro de Cultura ha reclamado su cuota de pantalla no vaya a ser que los electores les den la estocada este 12-M o en las elecciones europeas del 9 de junio.

El ministro es antitaurino, eso ya lo sabíamos, pero el anuncio del viernes huele a maniobra política y a hipocresía, porque se limita a eliminar un premio y no se atreve a plantear el debate de fondo para no chocar con el PSOE, que en ningún caso quiere abrir ese melón. La artimaña de Urtasun recuerda mucho a la votación de hace unos años en el Parlament para prohibir los toros en Cataluña, en la que la protección del animal era secundaria. En Cataluña se prohibieron los toros en la plaza, que se identificaban con España aunque Barcelona llegó a tener tres cosos taurinos a principios del siglo pasado, pero no se atrevieron a acabar con los correbous, muy arraigados en las comarcas de Tarragona.

Ahora como entonces, el ministro ha optado por un anuncio meramente cosmético que le ha garantizado unos minutos de atención mediática y el ataque de los taurinos, lo que de paso le habrá reforzado ante sus huestes. Pero de un responsable político tenemos que esperar mucho más. Si de verdad quiere plantear el debate sobre el futuro de los toros, ha de tener la valentía de decirlo. De lo contrario, cundirá la sensación de que sólo se trata de oportunismo animalista.

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