INTENSO CICLO ELECTORAL

Génova asume un ‘impasse’ hasta las catalanas: “El mapa de alianzas de Sánchez se va a reconfigurar”

Serán tres citas electorales en tres meses y el PP evitará giros en la estrategia o grandes planes hasta el 12 de mayo. Los resultados de las catalanas, sumados a la decisión que ya se habrá tomado para la gobernabilidad de Euskadi, dicen en la cúpula conservadora, decidirá si la legislatura continúa o no

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a su número dos, Cuca Gamarra, y el vicesecretario Elías Bendodo en el pleno del Congreso.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a su número dos, Cuca Gamarra, y el vicesecretario Elías Bendodo en el pleno del Congreso. / Eduardo Parra

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Cataluña otra vez descoloca todo el tablero nacional. El PP se enfrentará a las elecciones vascas y catalanas en dos meses, los territorios más complicados para Alberto Núñez Feijóo. Esa será la antesala de las elecciones europeas, la cita en la que los conservadores aspiraban a volcarse por completo. Euskadi es para el PP una especie de trámite; pero Cataluña, a pesar de las limitaciones, es mucho más. De ahí el enésimo intento para llegar a un acuerdo con Ciudadanos que permita impulsar, por fin, la tan repetida “plataforma constitucionalista”. Más allá de los resultados autonómicos, en Génova asumen que la legislatura afronta ahora un ‘impasse’ hasta ese 12 de mayo. 

Hacer grandes estrategias o planes sin esperar a ver la nueva realidad política será muy complicado con la excepción de los dos grandes asuntos encima de la mesa que necesariamente irrumpirán de lleno en las dos campañas: la tramitación de la ley de amnistía en el Senado con todo lo que el PP ya tiene preparado y las novedades que arroje el ‘caso Koldo’ con las comisiones de investigación empezando a funcionar.

Que las elecciones catalanas lo cambian todo está claro. Pero en el PP van más allá porque entienden que después de lo que ocurra en Euskadi (todo apunta a la reedición de un pacto entre el PNV y los socialistas vascos, pero el escenario está abierto por la pujanza de EH Bildu) y, sobre todo, lo que termine pasando en Cataluña, “el mapa de alianzas de Sánchez se reconfigurará” y clarificará, insisten, el porvenir de la legislatura. Si durará o no. Y si habrá Presupuestos de 2025 después de que el Gobierno haya renunciado a las cuentas públicas de este año.

Los socios de Pedro Sánchez ya han empezado a tomar distancia, conscientes de que mientras no haya Presupuestos Generales los compromisos adquiridos quedan congelados. Lo relevante serán los pactos poselectorales. El PSC de Salvador Illa aspira a ganar con contundencia. ERC ha adelantado las elecciones porque entiende que es su momento de mayor fortaleza, impidiendo a Junts prepararse con Carles Puigdemont al frente. Y éstos últimos se vuelven a ver fuertes por haber arrancado la ley de amnistía.

En Génova consideran que Sánchez “no tiene escapatoria” en este momento. Siguen pensando que la decisión de Pere Aragonès atiende a los intereses de los republicanos y no a una decisión pactada con Moncloa: “Quizá se le acaban los ases en la manga al presidente”, dicen en el entorno de Feijóo. “Lo peor que le puede pasar a Sánchez es que Illa acabe gobernando. “¿En quién se apoyará? Y, sobre todo, ¿de quién va a prescindir? O quizá tiene que sacrificarle”, reflexionan.

Lo que para el PP está claro es que si el PSC no tiene una suma suficiente con los Comuns, la elección que tomen los socialistas estando o no en el Govern enfadará a uno de sus socios independentistas, a no ser que sean ellos los que alcancen un acuerdo, que ahora mismo parece improbable por la pugna constante y la ruptura del pasado. Y añaden la decisión que ya se habrá tomado en el País Vasco, donde el PNV solo contempla mantenerse en el Gobierno. “Alguien se va a enfadar en algún momento porque alguno de esos partidos se quedará fuera del primer anillo de poder”, zanjan.

Estas son las reflexiones que comparten en la cúpula conservadora, donde además consideran que el PSOE tampoco tiene fácil ir a las nuevas citas electorales en pleno ‘caso Koldo’. La amnistía, coinciden cargos del PP vasco, no penaliza a los socialistas en Euskadi. Y en Cataluña, claro está, es un elemento que opera de una forma muy distinta al resto de España. “Pero la corrupción y los escándalos los entiende todo el mundo”, zanjan, poniendo el foco en el papel de Salvador Illa como ministro de Sanidad en el momento en que se desarrolla la trama durante la pandemia. “No va a estar en su mejor momento dentro de dos meses”, aventuran.

La cuestión es que en Moncloa afrontan las dos próximas elecciones -especialmente las catalanas, donde aspiran a ser primera fuerza-, como un viento favorable para las europeas con el que no contaban. La debacle que el PSOE sufrió en Galicia fue absoluta. El PP obtuvo una victoria rotunda que también consolidó a Feijóo. En las elecciones vascas, dicen en Génova, “nadie espera que hagamos un milagro”. Los populares solo buscan mejorar el resultado de hace cuatro años. 

En Cataluña sí tienen más aspiraciones. Parten de los tres escaños de 2021, el peor resultado que jamás obtuvieron y con Vox habiendo dado el ‘sorpasso’. La seguridad de que ese escenario se revertirá y de que puedan superar la decena de diputados autonómicos ya es un éxito dentro del PP. Está por ver si consiguen esa candidatura de unidad aglutinando a Ciudadanos y cómo encajan la pieza de Alejandro Fernández, sea o no el cabeza de cartel. Lo único que no puede permitirse el PP es una guerra interna. Y la evitarán a toda costa. 

Para la mayoría de dirigentes de peso en el PP la legislatura está ahora mismo “en el aire” y lo seguirá, como mínimo, hasta bien entrada la primavera.