CLAVES DE LA INVESTIDURA

Feijóo elaboró sus réplicas a PNV y Junts con el objetivo de persuadir a sus votantes

Las intervenciones estaban "muy preparadas" y el mensaje a los nacionalistas era bastante más intencionado de lo que pudiera parecer

Feijóo enseña el camino que quiere para el PP en esos territorios, convencido de que puede crecer a costa de ambos partidos y no solo beber de Cs o Vox

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, habla con el portavoz del PNV, Aitor Esteban.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, habla con el portavoz del PNV, Aitor Esteban. / JOSÉ LUIS ROCA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Alberto Núñez Feijóo terminó su discurso de investidura asegurando que, como mínimo, había servido para “retratar” a todos los partidos. El líder del PP salió reforzado internamente aunque perdió la votación (este viernes sufrirá la derrota definitiva), y también sentó las bases de la que será su hoja de ruta a partir de ahora esperando que Pedro Sánchez, incluso siendo presidente, caiga más pronto que tarde por la inestabilidad de sus socios. 

Pero Feijóo también retrató el plan que tiene para su partido en Euskadi y Cataluña, dos de los territorios en los que el PP necesita crecer con urgencia y que celebrarán elecciones pronto. En el País Vasco las habrá la próxima primavera y en Cataluña, tocan a principios de 2025, aunque podrían adelantarse al año que viene. 

Quizá, de los duelos parlamentarios que mantuvo Feijóo, los que más destacaron fueron con Junts y el PNV. A los dos se dirigió ya en el discurso inicial tratando de ponerles en un brete por dar su apoyo a Sánchez y asumir, sin más, formar parte del llamado “bloque progresista” aunque eso signifique convivir “como un partido más” con fuerzas como son ERC y EH Bildu. 

“Y aunque su tradición ideológica está enmarcada en el centro derecha”, añaden, a pesar de que los electorados de ambos han evolucionado mucho en los últimos tiempos. Y, sobre todo, su vocación nacionalista por encima del resto de cuestiones los ha alejado por completo del PP.

La confianza del PP en poder mejorar en ambos territorios, después del crecimiento que ya experimentó en las generales de julio, tiene mucho que ver con haber potenciado el discurso más propio de Feijóo para esas comunidades — defensa cerrada de las nacionalidades históricas, las lenguas (a pesar de no apoyarlo en el Congreso) y, sobre todo, la mano tendida al diálogo—, y que se vio contaminado también por las alianzas con Vox. El 23J, el PP quedó tercera fuerza en votos, por delante de ERC y Junts. Obtuvo el 13% de los votos frente al apabullante 34% del PSC, pero se quedó a menos de un punto de Sumar. Y logró seis diputados nacionales frente a los 2 que tuvo en 2019. En el País Vasco los resultados no fueron tan positivos, pero también ganaron un diputado más en el Congreso.

“Señorías, ¿de verdad les votaron para aplicar la política económica de Podemos?”, les dijo Feijóo a esos dos partidos desde la tribuna. Después, la presión fue a más. Las réplicas a la portavoz independentista catalana, Míriam Nogueras; y al dirigente jeltzale, Aitor Esteban, estaban “muy pensadas y preparadas”. Así lo admiten en Génova, reconociendo que el trabajo discursivo de Feijóo pasó por “muchas manos” y recibió papeles de distintos dirigentes nacionales y eurodiputados. Pero el mensaje transmitido a los nacionalistas vascos y a Junts era bastante más intencionado de lo que pudiera parecer, según explican.

El PP está convencido de que en las próximas citas autonómicas podría crecer a costa de estos dos partidos, precisamente por haber dado su apoyo a Sánchez. "Ya no va solo de recuperar voto que se fue a Ciudadanos o Vox", admiten. En el caso de Euskadi, que prácticamente está en precampaña, los populares llevan tiempo trabajando. Como publicó este diario, el relevo de Carlos Iturgaiz como candidato está encaminado, precisamente, a intentar disputar el voto al PNV. La idea que tiene el PP es que buena parte de la derecha vasca se queda “huérfana” por la insistencia de los de Andoni Ortuzar de “competir con Bildu por ser el mayor socio de Sánchez” y dejando de lado las ambiciones económicas e industriales que tanto han representado a ese partido.

El propio Feijóo desquició en algún momento del debate a Esteban por insistir en esa idea: “Si hablamos de maratones, en el País Vasco puede ganar un partido que no es el suyo”. Lo decía, sin rodeos, por la posibilidad que algunas encuestas reflejan de que la izquierda abertzale se convierta en primera fuerza. Y frente a ese riesgo, reprochan los populares, “el PNV no es valiente y no se abre a hablar con el PP”. Para Génova, los nacionalistas vascos rechazan condicionar la gobernabilidad de España de manera completamente relevante. Esteban, sin embargo, lo dejó claro: mientras Vox esté en esa ecuación, no hay nada que hacer. En el plano nacional, Feijóo no renuncia a mantener ese cortejo, convencido de que en tensiones con Sánchez más adelante, las cosas podrían cambiar.

Pero en el plano autonómico, el PP se prepara a todas luces para competir con el PNV de tú a tú. Y el tono de mayor agresividad iba precisamente en esa línea, confirman en Génova, para arrinconar a los nacionalistas vascos “en su nueva postura de socios inquebrantables de Sánchez” y mirar a su electorado.

El caso de Junts es infinitamente más complejo. Las elecciones catalanas no tienen una fecha tan concreta encima de la mesa y los últimos años de independentismo duro con Carles Puigdemont al frente, aunque desde Waterloo, han cambiado por completo las prioridades de este partido. Sin embargo, el PP no renuncia a mirar a parte de su electorado especialmente el que perteneció a Convergència i Unió, y más concretamente a la parte de Unió que en su día dirigía Duran i Lleida

El PP de Feijóo centró su réplica en el Congreso en los datos económicos que acompañan la gestión de los independentistas desde 2017 y hasta ahora. Citó indicadores como la caída del PIB, el adelanto de la Comunidad de Madrid, el aumento de la deuda pública, los 15 impuestos propios de la comunidad (“el triple que la media española”, añadió) o el empeoramiento de algunos datos en la sanidad catalana como el aumento de los días de espera para intervenciones quirúrgicas. “Deberían empezar a ser más útiles para los catalanes y menos útiles para ERC y el PSC”, le espetó Feijóo a Nogueras.

Además de una defensa constante hacia Cataluña, “nunca saldrá una mala palabra de este portavoz” dijo Feijóo,se lanzó a citar a varios referentes del nacionalismo catalán desde la Transición hasta, aproximadamente, 2010, cuando dio por hecho que todo empezó a cambiar. “¿Usted está en contra del señor [Miquel] Roca, del señor [Joaquim] Molins o de Jordi Solé Tura”?, insistía el dirigente gallego a la portavoz de Junts. “Solo hay que ver el apoyo que tenía el nacionalismo catalán con Artur Mas y el que cosechó años después con Laura Borrás. Como ustedes dicen, háganselo mirar”, zanjó.