DEBATE DE INVESTIDURA

Feijóo despeja dudas en el PP y pone las bases ante una legislatura corta de Sánchez

El partido hace balance tras la derrota en la primera votación: "Esto ha sido un golpe de autoridad. Un aquí me quedo y este es mi proyecto", dicen de su líder

A la sensacón agridulce por haber cumplido objetivos sin ser capaces de ganar la investidura añaden: "Paciencia. Remataremos antes o después"

Alberto Núñez Feijóo a la salida de la primera votación de su debate de investidura.

Alberto Núñez Feijóo a la salida de la primera votación de su debate de investidura. / JOSÉ LUIS ROCA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

La aritmética para que su investidura prosperara era insuficiente. Los números estaban claros desde la noche electoral. Y por si cabía alguna duda, el PNV ya dijo al día siguiente que en ningún caso apoyaría a Alberto Núñez Feijóo. Pero el líder del PP tenía claro que quería ir a una investidura. Prácticamente el PP en su conjunto cerraba filas con esa idea. Los barones le pedían también que lo hiciera para dejar claro que era la primera fuerza y que, en realidad, tenía más apoyos seguros que Pedro Sánchez. Desde el Gobierno lanzaron la idea de que era una “farsa”, una “investidura fake” y una “pérdida de tiempo” incluso después de que el Rey confirmara el encargo.

Pero de lo que se trataba, reconocen en Génova, era de ganar políticamente una investidura que numéricamente iba a perder. Que a pesar de la derrota parlamentaria, Feijóo dejara claro su proyecto político y se erigiera como líder de la oposición, convencido de que incluso si Sánchez es presidente, la legislatura durará poco. “Más pronto que tarde llegaremos al Gobierno”, dijo el líder del PP en la tribuna. También lo había hecho en días anteriores.

Y si algo quedó claro es que Feijóo no pretende marcharse. Internamente y externamente, aseguran en la cúpula conservadora, “ha salido fortalecido” de este debate en el que se quedó a cuatro escaños de la mayoría absoluta. “No ganar no significa no estar muy fuerte”, concluía uno de los dirigentes territoriales de peso dentro del partido. “Y ha salido más fuerte de lo que entró”, zanja. 

En el partido, su discurso inicial del martes fue aplaudido. Hay matices y algunos dirigentes creen que aflorarán más adelante. El más complicado es el entendimiento al que llamó insistentemente con el PNV e incluso Junts para empezar una nueva etapa. El líder del PP dejó claro que en su hoja de ruta está sacar al partido del aislamiento en el que se ha visto envuelto tras sus pactos con la ultraderecha. Reducir los apoyos de Vox al máximo es el primer objetivo. Y a partir de ahí, abrir diálogo con otras fuerzas con las que el PP se entendió en el pasado. Porque, si no, asumen, no volverán a la Moncloa.

Los diputados populares salían del pleno tras la primera votación con una nueva sensación agridulce. Todos creen que Feijóo se ha confirmado con gran líder del centroderecha y piensan que se ha ganado a pulso la autoridad parlamentaria frente a un PSOE “que no estuvo a la altura” y que “sacó a pasear a Óscar Puente” para que Sánchez no se quemara con el debate sobre la amnistía. 

Pero, además, todos los dirigentes consultados por este diario ven despejadas las dudas sobre su autoridad interna y continuidad una vez prospere la investidura del socialista: “Esto ha sido un aquí me quedo. Un golpe en la mesa. Decir esto es lo que voy a hacer en cuanto exista la mínima oportunidad”, coinciden distintos cargos. “Paciencia. Remataremos”, decía otro diputado. “No ganar no significa no estar fuerte. Tiene un plan muy claro”, insistía otro de los barones con peso dentro del partido después de escuchar el discurso del gallego.

El fracaso en la investidura es un mal trago para todos. No hay dudas. Pero teniendo en cuenta los riesgos que Feijóo afrontaba, en la formación reconocen “satisfacción”. Ven cumplidos los objetivos — “no he podido hacer más”, decía el propio Feijóo a su salida— en fondo y formas. Primero, por el discurso que hizo el dirigente gallego, incluso mirando a las formaciones nacionalistas. Dejando a un lado los maximalismos y las posiciones excluyentes que en tiempos pasados llegó a tener el PP. Y distanciándose, fuera de toda duda, de lo que defiende Vox. 

Al mismo tiempo Feijóo no dejó de hablar en nombre de los “once millones de votantes” que no incluían solo a los del PP. Cuenta también con los del resto de partidos que le han apoyado, con la intención de seguir desdibujando a la extrema derecha. 

No pasaron desapercibidos los continuos guiños al PNV e incluso a Junts, mientras trataba de retratarles, especialmente a los nacionalistas vascos, a los que acusó de estar perdiendo influencia por cerrarle la puerta al PP. Feijóo está convencido de que los de Andoni Ortuzar se equivocan. Lo dijo con total claridad en la tribuna: “Tengan cuidado con las maratones porque en la del País Vasco les puede ganar Bildu”. Los roces con Aitor Esteban no se pudieron disimular. El PP, dicen algunos dirigentes a este diario, cree que “hacía falta ponerle la cara colorada” al PNV y dejar claro que su posición actual, compitiendo con los abertzales por ser “más socios que nadie de Sánchez” no la entienden sus votantes.

Algo similar con Junts, que realmente es un caso particular porque tienen al frente todavía a Carles Puigdemont. Pero Feijóo quiso poner frente al espejo el papel tan relevante que tuvo en su día CiU, “parece increíble que sean lo mismo”, les decía. La respuesta a los independentistas catalanes desde la tribuna iba muy estudiada y medida, centrada en desmontar las cifras económicas, la marcha de empresas o el aumento de la deuda en los últimos años duros de procés. Y el mensaje de: “Jamás este portavoz tendrá una mala palabra para Cataluña”, dicen en el PP, “también tendrá sus consecuencias”. 

Feijóo perderá definitivamente la investidura el viernes. “No será presidente por ahora” dicen en Génova remarcando el “por ahora”. El mensaje ya corre por las venas del PP: “Más pronto que tarde llegará la oportunidad”.