DECLARACIÓN CONJUNTA

El tratado vigente entre España y Marruecos será actualizado pero ya recoge el respeto a la integridad territorial

Uno de los puntos del comunicado de Rabat es la actualización del Tratado de Amistad, Nueva Vecindad y Cooperación de 1991

En él ya figura blanco sobre negro que los dos países "se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial", aunque este marco bilateral no ha sido suficiente para evitar conflictos

Su vigencia no ha impedido la obsesión del Gobierno por blindar Ceuta y Melilla, que consideran conseguido con el compromiso de restablecer la aduana de Melilla y la puesta en macha de la Ceuta

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el jueves pasado, en su visita oficial a Marruecos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el jueves pasado, en su visita oficial a Marruecos. / Mariscal / EFE

El encuentro este jueves en Rabat entre Pedro Sánchez y Mohamed VI solemnizó la apertura de una "nueva página" en los lazos entre España y Marruecos, que ahora debe desarrollarse plenamente y cuyos primeros trazos quedaron plasmados en un comunicado conjunto. Un texto de 16 puntos, que se trabajó en los días previos y se acabó de cerrar en el propio encuentro, y que ha sido criticado por la oposición porque no menciona el respeto a la "integridad territorial", como fórmula de protección política de Ceuta y Melilla. Sin embargo, aunque el Ejecutivo no ha aludido a ello esta textualidad está recogida ya en el Tratado de Amistad, Nueva Vecindad y Cooperación vigente, que rige desde 1991 la relación bilateral entre ambos países.

En él se recoge, que las dos partes "se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política". Este recordatorio es relevante porque el propio Gobierno, antes de que lo hicieran los grupos parlamentarios, ha alimentado el debate sobre este concepto de manera pública. Primero, porque es una expresión incluida en la carta del 14 de marzo del presidente del Gobierno al rey marroquí en la que España reconocía por primera vez su plan de autonomía para el Sáhara como la "base más seria, realista y creíble para resolver el diferendo". Y segundo porque Sánchez ha justificado este giro histórico en la posición española, en que asegura una "relación sólida basada en el respeto mutuo y la integridad territorial de ambos países".

Tanto La Moncloa como el Ministerio de Exteriores se han mostrado muy obsesionados con este asunto. En septiembre, después de que Sánchez sacrificara a la anterior jefa de la diplomacia, Arancha González Laya, cuya cabeza pedía Mohamed VI, y nombrara a José Manuel Albares para recuperar la interlocución, el acuerdo que se ha logrado ahora en Rabat estuvo a punto de fructificar. El rey había hecho señales de apaciguamiento con un discurso en agosto en el que apuntaba ya a la apertura de una "etapa inédita". España ya estaba decidida en ese momento a claudicar sobre el Sáhara en favor de la postura marroquí. El problema es que Marruecos no ofrecía nada a cambio y el Gobierno buscaba una fórmula para blindar Ceuta y Melilla.

TRAS EL SÁHARA, CEUTA Y MELILLA

En el trasfondo de esta exigencia conviven dos razones de peso. Una, que en mayo pasado España sufrió una agresión directa de Marruecos con el envío a las costas de Ceuta de miles de marroquíes, que requirió incluso la intervención del Ejército, y supuso una demostración de Rabat de su poder desestabilizador. Y dos, que los más altos niveles de Exteriores y de Defensa se teme que el reino alauí, si logra el control del Sáhara, convierta las dos ciudades autónomas en sus próximos objetivos territoriales y haga de ellas una reivindicación identitaria nacional.

Esto da actualidad a la reclamación española en estos meses de negociaciones y al hecho de que consideren una victoria el punto del comunicado conjunto que alude a la "plena normalización de la circulación de personas y de mercancías" con "dispositivos apropiados de control aduanero". La traducción que fuentes gubernamentales hacen de esta expresión es que el reino alauí ha aceptado establecer una aduana en Ceuta, que nunca ha existido, y reabrir la que existía en Melilla, que Marruecos clausuró en 2018 de manera unilateral. Y consideran que estos controles son un reconocimiento explícito de la existencia de las fronteras y, por tanto, socavan la pretensión marroquí.

ACTUALIZACIÓN DEL TRATADO

Se ha esgrimido además, como razón de que el texto de Rabat no incluya la alusión al respeto de la "integridad territorial". que España no negocia su soberanía. La realidad es que ese compromiso ya está plasmado en el Tratado de Amistad, Nueva Vecindad y Cooperación que firmó Felipe González. Y, aunque durante todos estos años no ha impedido continuos conflictos, mientras no se modifique regula las relaciones entre los dos países y establece mecanismos como la RAN (Reunión de Alto Nivel).

La declaración conjunta, que puede considerarse el prólogo de esta nueva etapa, recoge actuaciones de vuelta a la situación previa a la crisis como la reapertura "ordenada" de las fronteras de Ceuta y Melilla, el restablecimiento inmediato del tráfico marítimo, el regreso de la Operación Paso del Estrecho, la preparación de una RAN antes de que finalice el año o retomar el debate sobre la delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica. Y otras de futuro como las conversaciones sobre la gestión de los espacios aéreos, el impulso de grupos de trabajo en todos los asuntos comunes y la propia actualización del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación. Para impulsar todos estos acuerdos, el presidente del Gobierno y el rey alauí nombrarán sus representantes en un comité que vigilará su cumplimiento.

Marruecos suspendió la Reunión de Alto Nivel que estaba prevista en diciembre de 2020 de manera unilateral en castigo por el nulo apoyo que España dio al reconocimiento de EEUU a la soberanía marroquí del Sáhara Occidental sólo una semana antes. Este fue el origen de las hostilidades y no la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que fue la excusa de Rabat para hacer emerger su enfado. La prueba es que la crisis no acabó con el regreso de Ghali a Argel o el sacrificio de González Laya, que apostó por darle atención en un hospital de Logroño, sino cuando España cambió su posición y apoyó abiertamente el plan de autonomía marroquí, en línea con lo que hizo EEUU, Francia y más recientemente Alemania.

En una conversación informal con los periodistas que viajaron en el avión del Gobierno a Rabat, el presidente defendió el giro sobre el Sáhara porque es "bueno" para los intereses de España y porque cree que es la "mejor salida" para resolver un conflicto territorial que está enquistado desde hace casi cinco décadas, cuando en 1975 España abandonó esta colonia en el norte de África. La solución, insistió, se alcanzará en el seno de la ONU, con el trabajo que está haciendo el nuevo enviado especial, Staffan de Mistura, y serán Marruecos y el Frente Polisario quienes decidan. El próximo 20 de abril Mistura presentará su informe ante Naciones Unidas. Según expuso Sánchez es relevante, que varios países, "que no son menores", como EEUU, Francia y Alemania apoyan la vía de la autonomía.