Opinión | NEWSLETTER

El machismo laboral, con permiso de Ayuso

No hay negacionismo ni efecto rebote alguno que pueda demostrar que la discriminación de la mujer en el mundo laboral en España sea únicamente un reducto machista

Decenas de estudiantes con pancartas durante una manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes por el Día Internacional de la Mujer, 8M, de camino al Ministerio de Justicia, a 8 de marzo de 2024, en Madrid (España).

Decenas de estudiantes con pancartas durante una manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes por el Día Internacional de la Mujer, 8M, de camino al Ministerio de Justicia, a 8 de marzo de 2024, en Madrid (España). / Matias Chiofalo / Europa Press

Hoy ya no es 8M, pero permítanme que insista en la defensa de la igualdad en esta ventana. Porque hasta la casi negacionista Isabel Díaz Ayuso, esa presidenta de la Comunidad de Madrid que se pregunta cuándo es el día del hombre, reconoce que las mujeres todavía se enfrentan a obstáculos reales y que existen reductos machistas con los que hay que acabar en una sociedad que debe defender los derechos laborales de las mujeres. Qué menos, presidenta. 

Porque todavía somos menos en los comités de dirección; porque todavía se asciende antes a mujeres sin hijos y se da por sentado que en estos casos ellas no tienen vida propia; porque nuestra retribución todavía es menor que la de algunos compañeros de trabajo aunque ocupen puestos de igual o menor rango; porque, maquillada como una promoción profesional, todavía se nos encargan proyectos que son caramelos envenenados; porque todavía se espera de nosotras que lo hagamos todo, todo bien, todo listo para ayer y todo siempre con una sonrisa; porque todavía se cree que tenemos dotes adivinatorias que nos dan toda la información que necesitamos y que nos indican cuándo es el momento adecuado y cuándo no; porque en ocasiones todavía es el hombre el que da la voz en cada reunión de trabajo y siempre hay menos tiempo para ellas; porque todavía nos piden que moderemos una mesa de debate en la que no hay ninguna otra mujer participante; porque todavía nos proponen asistir a comidas de trabajo para sustituir a un hombre que ha sido baja de última hora; porque todavía nos encargan entregar premios solo para que la fotografía de un foro no sea tan masculina...

No hay negacionismo ni efecto rebote alguno que pueda demostrar que la discriminación de la mujer en el mundo laboral en España sea únicamente un reducto machista. Seguiremos con el foco puesto en este ámbito y otro año más, en el que no podemos dar nada por sentado, mantendremos una oferta editorial en defensa de una igualdad real que no debe demorarse más.