Opinión | INTERNACIONAL

Marruecos, amigos para siempre

Cada vez es más importante que haya una buena sintonía y una colaboración entre los dos gobiernos

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, saluda al rey Mohamed VI, durante su último encuentro en Rabat.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, saluda al rey Mohamed VI, durante su último encuentro en Rabat. / Borja Puig de la Bellacasa

En la reciente y quinta visita del Presidente del Gobierno a Marruecos, Pedro Sánchez ha sido recibido por SM el Rey Mohamed VI además de por su homólogo Aziz Akhannouch.

En España si el presidente del Gobierno no es recibido por el Rey de Marruecos en su viaje al país vecino existe la tendencia a considerarlo un fracaso, pero cada vez es más importante que haya una buena sintonía y una colaboración entre los dos gobiernos y sus primeros ministros y no solo con SM el Rey Mohamed VI. En Marruecos se está dotando de autonomía e independencia al Gobierno más allá de la función de tutela y supervisión del Rey.

Una asignatura aún pendiente en España es la superación de la mala costumbre de utilizar la relación con Marruecos en la confrontación política interna. Pasar a una política de Estado de consenso se hace imperativo.

Veamos con objetividad, por qué es inteligente tejer una alianza estratégica permanente con Marruecos, y no vivir en la coyuntura oportunista del momento político español.

En primer lugar, su posición de actor principal para una eficaz lucha contra el terrorismo islámico y la inmigración ilegal. Ningún servicio de inteligencia internacional es ajeno al carácter esencial de las informaciones y las actuaciones marroquíes en este contexto.

En segundo lugar, es justo reconocer el papel de Marruecos como agente catalizador de iniciativas de paz entre las comunidades árabes e Israel y que después de esta triste guerra de Gaza volverán a ser esenciales para la paz en la Región.

Posición de privilegio

La posición de privilegio de Marruecos en el contexto global es poco conocida y aún menos valorada en España. Marruecos disfruta de tratados especiales de Cooperación con la Unión Europea, con los EEUU y con China además de mantener alianzas estratégicas en Oriente Medio con los Emiratos y Arabia Saudita y haberse convertido en el país de referencia y socio estratégico en una veintena de países del norte de África y del área subsahariana y centro africana.

El peso relativo del intercambio comercial e inversor entre España y Marruecos es espectacular y mantiene una progresión sostenida que presagia una posición de liderazgo pleno de España como primer actor internacional en Marruecos, con un peso tanto en volúmenes transitados como en empresas establecidas que multiplica exponencialmente la posición española en cualquier país africano incluido Argelia.

Una alianza estratégica en materia de seguridad energética en el Mediterráneo se abre paso con fuerza ahora que Marruecos emerge como la gran reserva de energías sostenibles de Europa y que hay ingentes inversiones previstas en sostenibilidad energética, desalación, irrigación y transporte de energía con un plan de 30.000 millones de euros en tres años, que serán objetivo preferente de las grandes operadoras españolas de las infraestructuras sostenibles. Con el aliciente además de poder replicar en breve el modelo en una decena de países africanos de la mano de la experiencia marroquí.

La economía del mar en el área mediterránea tendrá en Marruecos un aliado estratégico formidable desde su realidad imponente de Tánger Med que es el puerto comercial más grande del Mediterráneo.

En relación a la polémica cuestión del Sáhara, sólo se podrá tener un juicio objetivo si se visita el Sáhara. Todo el que vaya, podrá fácilmente ver dos mundos muy diferentes. En el lado Marroquí, y después de dos décadas de inversiones intensivas del Gobierno de SM Mohamed VI, se aprecia un nivel de desarrollo extraordinario y una riqueza muy superior a la de los campamentos de Tinduf que en la parte Argelina permanecen en un insólito nivel de subdesarrollo.

EEUU, Alemania, Reino Unido, ahora España, y próximamente Francia, se han decantado por la solución marroquí para el Sáhara como elemento potente para una nueva valoración por parte de Naciones Unidas. Por ello es acertado colaborar con Marruecos para consolidar al Sáhara como zona estratégica de paso de la salida al mar Atlántico de los países del Sahel y de tránsito del gasoducto nigeriano a través de Marruecos, dos proyectos emblemáticos que el Gobierno español ha decidido apoyar en la reciente visita del presidente del Gobierno.

Todo ello indica que una amistad para siempre debería ser lo normal entre nuestros dos países, y no solo lo extraordinario y ayudarnos a mejorar mutuamente.


Aldo Olcese Santonja es vicepresidente de la Real Academia Europea de Doctores y consejero del Attijariwafa Bank