Opinión | INTERNACIONAL

Elecciones o referéndum

De lo que ocurra no depende solo quien acabe ocupando el despacho oval, el efecto salpicará en las cuestiones candentes de la agenda global, desde la guerra en Ucrania al cambio climático o la polarización

Joe Biden.

Joe Biden.

¡Preparémonos! Arranca una campaña electoral hacia la Casa Blanca que no va a ser distante ni ajena. De lo que ocurra no depende solo quien acabe ocupando el despacho oval, el efecto salpicará en las cuestiones candentes de la agenda global, desde la guerra en Ucrania al cambio climático o la polarización. El denominado Supermartes tenía que abrir la disputa en cada uno de los dos partidos, pero resultó que la cerró. Dio a entender que en el bando republicano, nadie puede toser al oído de Trump, que abarca todo el espacio conservador y que amenaza con revancha a la derrota que aun ahora no acepta. En el bando demócrata, a pesar de que Joe Biden por ser el presidente en activo, debe acudir a un segundo mandato, lo cierto es que a nadie le hubiera sorprendido si él mismo hubiera propiciado un relevo. Pero no es así y lo que tenemos ahora es que la campaña que iba a iniciarse en el seno de los dos partidos se va a centrar en una batalla directa a favor o contra Trump.

Las encuestas de momento avanzan hacia la regresión. No es algo exclusivo de la primera potencia mundial. Mientras el pasado vienes celebrábamos una jornada a favor de la igualdad de hombres y mujeres, en Irlanda gana el voto negativo a que eso mismo se refleje en su constitución, en Latinoamérica avanzan los populismos y en Europa crece el temor al avance del voto ultra. Ese es el peligro de la regresión, porque, aunque le democracia americana tenga capacidad para poder frenar el impulso más radical de un presidente histriónico, el ruido y los efectos que genera en la agenda global pueden ser devastadores. Por eso, aunque Biden no sea el mejor candidato posible para ganarle, en su discurso del estado de la nación explicó con furia que hay mucho en juego y que su centralidad es lo que puede seguir generando cierta estabilidad. Si las elecciones se plantean así, más que una lucha sectaria serán un referéndum, a favor o en contra de la democracia. Y no nos engañemos, el dilema no es solo americano, el resultado nos afectará a todos.