Opinión | ORIENTE PRÓXIMO

Compromisos europeos ante Gaza

La UE salva su imagen con una declaración que tiene más valor interno que de ser relevante en el conflicto

Más de 6.500 palestinos y al menos 1.300 israelíes han muerto de acuerdo a las Fuerzas de Defensa de Israel y las autoridades de salud palestinas.

Más de 6.500 palestinos y al menos 1.300 israelíes han muerto de acuerdo a las Fuerzas de Defensa de Israel y las autoridades de salud palestinas. / EFE/EPA/HAITHAM IMAD

El Consejo Europeo llegó a su reunión con las grietas por la diversidad de sensibilidades hacia el conflicto en Gaza a medio cerrar. Habían quedado abiertamente expuestas por el contraste entre las declaraciones de los representantes de la política exterior de la Unión Europea, que siempre ha procurado ofrecerse como interlocutor válido para ambas partes, y los gestos de apoyo sin matices ni contrapartidas hacia Israel por parte de Ursula von der Leyen. La Unión había conseguido un consenso mínimo sobre el evidente derecho de Israel a defenderse de una agresión como la lanzada por Hamás, pero de hacerlo respetando el derecho internacional y humanitario. Y el jueves logró, tras cinco horas de intensa reunión, aprobar una declaración en la que hace un llamamiento para que se acuerden pausas humanitarias en la ofensiva Israel en Gaza y la apertura de corredores con acceso «continuado» para que llegue a la Franja la ayuda imprescindible.

Salvar la imagen de unidad en un ejercicio esencialmente semántico a costa de no reclamar abiertamente un alto el fuego como hubiesen demandado países como España o la ONU sino únicamente de «pausas» tiene el valor que tiene. Más interno que de cara a conseguir que la posición de la Unión sea relevante en el conflicto. Porque no sirve para ocultar que países como Alemania y Austria no están por defender el alto el fuego sino que anteponen el derecho de Israel a defenderse a cualquier otra consideración, y si aceptan que se exija que la respuesta de Israel se ciña a criterios humanitarios es porque en su opinión ya lo están haciendo.

En medio del paroxismo de la guerra, del anuncio de Hamás de que no liberará rehenes en ausencia de un alto el fuego y de la negativa de Israel a limitar el despliegue militar, algo más debe hacerse aparte de reclamar el acceso de ayuda humanitaria sin el cual la respuesta israelí a los agresores se convierte en un castigo colectivo indiscriminado. El propósito del presidente del Gobierno español de aprovechar la presidencia de turno de la UE y la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión por el Mediterráneo (UpM), el 27 de noviembre en Barcelona, para «dar un primer paso» en la búsqueda de la paz en Oriente Próximo es un gesto de buena voluntad. Habida cuenta de que entre los 42 socios de la UpM figuran varios países árabes, Israel y Palestina, el solo hecho de que este foro transversal llegara a reunirse, que los actores directamente implicados en la guerra muestren disposición de acudir a Barcelona para compartir la misma mesa, permitiría atisbar un soplo de esperanza. Un momento como este debe llegar: otra cosa es esperar que los acontecimientos en el campo de batalla lo permitan en tan breve plazo. Esa y otras iniciativas como la del presidente de Francia, Emmanuel Macron, no pueden soslayar el hecho de que su efectividad dependerá en última instancia de la disposición de Estados Unidos a apoyarlas y de inducir a Israel a tomarlas en consideración.

Lla capacidad de contagio de la crisis en curso sigue siendo inquietante. Basta con observar la implicación de Irán"

Pero la capacidad de contagio de la crisis en curso sigue siendo inquietante. Basta con observar la implicación de Irán, más la posible explotación por Rusia y China de la inestabilidad en la región para concluir que los riesgos son enormes si la concertación de esfuerzos no es capaz de detener la matanza antes de que sea demasiado tarde.